Fin a 38 años de ocupación

Por una amplia mayoría de votos, y en contra de una resolución anterior, el Gobierno de Israel aprobó ayer dejar en pie las sinagogas edificadas en los asentamientos de Gaza. La decisión de no demoler esos templos ha agilizado el comienzo de la retirada de las últimas fuerzas militares de la franja. El repliegue comenzó con un acto sencillo pero cargado de simbolismo, que pone fin a 38 años de ocupación: el Ejército israelí ha arriado por última vez la bandera de su país en la comandancia general de Gaza. Anoche, los últimos soldados comenzaron a abandonar estas instalaciones.

Sharon, que antes apoyaba la demolición, y otros 13 miembros del Gabinete han votado por mantener las sinagogas en Gaza tras la retirada militar, mientras que ha habido dos votos en contra y una abstención. Si el Gobierno israelí hubiera decidido destruir las sinagogas, tarea que tendría que llevar a cabo el Ejército, el repliegue se habría demorado 24 horas. En junio de este año, el Gobierno resolvió destruir las sinagogas al aprobar el desalojo y el desmantelamiento de los 21 asentamientos de Gaza, y la compensación a los 8.500 colonos evacuados de ese territorio y de cuatro del norte de Cisjordania. El cambio de opinión en el seno del Gabinete de Sharon ha sido obra del ministro de Defensa, general en reserva Shaul Mofaz y miembro de una familia judía tradicionalista.

"¿Por qué agregar dolor al dolor?", pregunta Mofaz en un comunicado de su despacho a propósito de la polémica en torno a los templos. La misiva del ex jefe de las Fuerzas Armadas ha causado gran confusión pues poco antes había defendido la demolición de los templos ante los jueces de la Suprema Corte. El Rabinato Central, que hizo causa común con los rabinos nacionalistas de los asentamientos, condujo la campaña en contra de la destrucción de las sinagogas, de las que ya fueron trasladados los pergaminos de las Sagradas Escrituras, los Rollos de la Ley, y otros objetos del culto, así como el mobiliario, a Israel.

Operación 'Última vigilia'

Además de los templos, las autoridades israelíes han dejado otros 400 edificios en pie en los veintiún asentamientos evacuados en agosto, entre ellos centros comunitarios, municipios, escuelas e instalaciones deportivas que servían a los colonos desalojados. Poco después de la decisión del Gobierno, el Ejército israelí arriaba por última vez la bandera de Israel en la franja de Gaza en un sencillo acto militar. "Mañana, lunes, 12 de septiembre, concluirán 38 años de presencia del Ejército en la franja de Gaza", ha afirmado el comandante de las Fuerzas Armadas israelíes, Dan Jalutz, en una ceremonia que duró unos 20 minutos y a la que sólo han asistido militares.

Sobre la retirada, Jalutz ha manifestado que "el Ejército sale con la cabeza alta", si bien ello no oculta la realidad de que "el Estado de Israel, el Ejército y sus ciudadanos han pagado un precio muy alto estos 38 años de presencia en Gaza". "Los cientos de heridos y muertos son testimonio de que el camino no ha sido fácil", ha asegurado el comandante en jefe de las fuerzas israelíes. Tras la ceremonia, todas las fuerzas en la franja han comenzado a replegarse al territorio israelí.

Caída la noche, la televisión pública informó de que el último soldado ha salido de la comandancia general. Una columna de vehículos blindados trasladó a todo el personal al paso de Kisufim. El cuartel general pasará hoy a manos de la Autoridad Nacional Palestina (ANP). El general de brigada Aviv Kojabi, comandante de la Brigada de Gaza del Ejército israelí, se reunió anoche con su colega palestino, Suleiman Hiles, para ultimar la entrada de fuerzas palestinas a los sectores que vaya dejando el Ejército israelí. Para evitar confusiones, las fuerzas de uno y otro bando llevan un distintivo de color. La retirada israelí, una operación llamada Última vigilia, llevará unas 12 horas y se espera que se complete a primera hora de hoy, lunes.