La justicia estadounidense hace públicas 1.000 horas de testimonios del 11-S
La divulgación del material se produce tras la demanda del diario 'The New York Times' y familiares de víctimas
El horror y el caos tras los atentados contra las Torres Gemelas, que quedaron plasmados en casi 1.000 horas de grabaciones de testimonios y comunicaciones entre los efectivos de rescate, se han hecho públicos hoy por decisión judicial. El Departamento de Bomberos de Nueva York, que perdió 343 miembros en los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra el World Trade Center, ha tenido que acatar una sentencia de la Corte de Apelaciones después de una demanda planteada por el diario The New Cork Times y algunos familiares de víctimas.
"El Departamento ha considerado que los materiales divulgados hoy, que incluyen historias personales y comunicaciones por radio, confirmarán la bravura y el coraje de nuestros miembros que acudieron al WTC", han señalado efectivos del cuerpo de bomberos. Los testimonios divulgados y otros ya hechos públicos durante los cuatro años transcurridos desde la tragedia son un mosaico de emociones y de pensamientos de hombres y mujeres que se hallaban ante un desastre de dimensiones hasta entonces desconocidas.
El bombero Richard Battista ha recordado que él y sus compañeros pensaron que se trataba de un accidente nada más oír que un avión se había estrellado contra una de las torres. Nada más acudir a las inmediaciones, vio cómo saltaban individuos de la torre Norte: "En ese momento, para ser honesto, no me percaté demasiado de lo que pasaba alrededor, porque me había quedado como clavado mirando lo que pasaba en lo alto".
Efectos psicológicos
El capitán Charles Clarke recuerda también la lluvia de materiales y de cuerpos que caía no lejos de donde se hallaba con sus hombres, así como la angustiosa espera hasta conocer la misión que le asignarían sus superiores: "El sentimiento que teníamos todos era que tendríamos que subir 80 pisos hasta llegar cerca del suceso", en la Torre Sur.
Estos y otros testimonios ilustran el difícil proceso de toma de decisiones de los mandos, así como problemas de coordinación y de equipamiento, como ya pusieron de relieve otras investigaciones sobre la peor tragedia ocurrida en Nueva York. El departamento confía en que la difusión de los testimonios "no causen a los miembros y a sus víctimas dolor o angustia adicional", algo que puede ser inevitable según algunos expertos en salud mental.
En este sentido, Antonio Abad, jefe de la Unidad de Investigación psiquiátrica en el hospital Bellvue, de la Universidad de Nueva York, ha explicado en que estos materiales "pueden volver a agudizar" los problemas que están experimentado familiares y profesionales de los servicios de emergencia. "Y es particularmente preocupante que esta re-exposición ocurra en torno a un nuevo aniversario del 11 S", unas fechas en las que ya familiares e individuos que vivieron de cerca el suceso experimentan con mayor intensidad síntomas de estrés postraumático o depresión, entre otros problemas.
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