La caída de WorldCom
1997-1999
Durante los primeros años de la burbuja tecnológica, una desconocida compañía telefónica de Missisipi irrumpe con fuerza en el sector. Gracias a una estrategia de compra agresiva y una serie de grandes adquisiciones, su fundador, Bernard Ebbers, se convirtió, en menos de dos años, en uno de los más poderosos empresarios del mundo corporativo y el gran revolucionario del sector de las telecomunicaciones. En 1999, WorldCom llegó a estar valorada en 180.000 millones de dólares (147.540 millones de euros).
Marzo 2002
El SEC (La Comisión de Mercado de Valores de EE UU) presenta cargos contra la compañía por fraude. El Departamento de Justicia y dos comités del Congreso inician investigaciones sobre las maniobras contables por las que WorldCom oculta sus pérdidas. Pocos meses después del derrumbe de Enron, la empresa de Ebbers se declara en bancarrota e inicia la mayor suspensión de pagos de la historia de EE UU.
Abril 2002
Ebbers dimite como presidente y consejero delegado de WorldCom tres meses antes de revelarse el colapso contable de la empresa. Ebbers mantiene después que no sabía nada de lo que hacía su director financiero. Aunque según una investigación interna que por primera vez coloca a Ebbers en el centro del escándalo, él ejecutivo estaba al corriente de las descomunales manipulaciones contables.
Julio 2002
El fraude se destapa cuando ya no es posible ocultar por más tiempo el agujero de 11.000 millones de dólares de la empresa. Las pérdidas para los accionistas se calculan en torno a los 180.000 millones de dólares.
Enero- Marzo 2005
Tras una segunda revisión de su contabilidad, WorldCom revela irregularidades en el registro de cuentas por otros 3.300 millones de dólares. Algunos ingresos proceden de fondos de reserva para inversiones que las compañías normalmente mantienen aparte para cubrir gastos extraordinarios que se presenten en el futuro.
13 Julio 2005
Ebbers es condenado a 25 años de prisión por haber ocasionado la mayor quiebra de la historia empresarial de Estados Unidos. El fundador de WorldCom hará un primer pago de cinco millones de dólares a los que se añadirán de entre 25 a 40 millones más a los damnificados por su actuación. A sus 63 años, la condena se considera un castigo de por vida.
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