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Bush, interrogado durante una hora en la Casa Blanca por el caso de la espía desenmascarada

El presidente de EE UU contrata a un abogado para que lleve el caso

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, ha sido interrogado hoy durante 70 minutos en su despacho de la Casa Blanca por un fiscal del Departamento de Justicia, que investiga quién filtró a los medios de comunicación la identidad de un agente secreto de la CIA, según informa The New York Times.

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La fiscalía federal investiga quién reveló al periodista Robert Novak que Valerie Plame era un agente de la CIA, lo que puede llegar a constituir un delito federal en EE UU —penado con diez años de cárcel—. La filtración se produjo después de que el marido de Plame, el ex embajador Joseph Wilson, cuestionase en público la afirmación de Bush de que Sadam Husein pretendió comprar uranio en África.

Wilson desveló a los medios de comunicación que viajó a Níger por encargo de la CIA para investigar la supuesta compra de uranio nuclear por parte de Irak, según informó Javier del Pino. A su regreso, comunicó a la Casa Blanca que esa acusación era infundada e imposible, y aún así Bush decidió incluirla en un discurso sobre el Estado de la Unión. Desatada la polémica, el Gobierno de Bush reconoció el error, pero obligó al director de la CIA a asumir la culpabilidad.

Posteriormente, alguien desde el edificio presidencial se puso en contacto con el columnista conservador de The Washington Post y con tros seis periodistas para filtrar que la esposa de Wilson, diplomática del Departamento de Estado, era en realidad una agente encubierta de la CIA que había trabajado en varios países usando las embajadas como tapadera. Dado que filtrar su nombre sólo servía para acabar con su carrera y quizá para poner su vida en peligro, la filtración se interpretó como una venganza intencionada.

Tras el interrogatorio de hoy, realizado por fiscal Patrick J. Fitzgerald —el fiscal general, John Ashcroft, se recusó a sí mismo— en el Despacho Oval, el portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan, ha anunciado que Bush ha contratado a un abogado, Jim Sharp, para que le represente. El presidente podría ser llamado a declarar ante un gran jurado (instancia judicial previa a un procesamiento).

El propio McClellan ha tenido que testificar ya ante un gran jurado por este asunto, uno de los más potencialmente dañinos para Bush. Otro miembro del equipo de prensa de la Casa Blanca encargado de las relaciones con las televisiones, Adam Levine, ha tenido que comparecer también.

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