La cumbre mediterránea concluye sin acercar posiciones sobre el conflicto del Sáhara
El encuentro se cierra con una declaración muy general que evita los compromisos concretos y sin prever reuniones ulteriores
La primera cumbre de los líderes del Magreb (Marruecos, Argelia, Túnez, Libia y Mauritania) y de cinco países europeos bañados por el mar Mediterráneo (España, Francia, Italia, Portugal y Malta) ha terminado como concluyó, con palabras altisonantes y buenas intenciones, pero con pocos compromisos y cierto aire de fracaso.
El bautizado como Grupo 5+5 ha sintetizado el espíritu de la cumbre euromediterránea en la Declaración de Túnez (sede del encuentro), que manifiesta su intención de convertir la zona en un "espacio de paz, de solidaridad, de prosperidad, de libertad y de justicia" sobre la base del "respeto a los valores comunes de la democracia, los derechos humanos y la consagración del Estado de derecho".
Sin fecha para un nuevo encuentro
Sin embargo, los países participantes han optado por reforzar las exigencias a sus vecinos antes de tender puentes; pese a las palabras de la ministra española de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, que ha valorado el encuentro como un "impulso político al proceso de integración del Magreb" y una oportunidad para reforzar la cooperación entre ambas orillas, lo cierto es que las diferencias han superado a los acuerdos.
Así, pese a que la presidencia tunecina lo había previsto en su programa, los jefes de Estado y de Gobierno no han fijado una fecha para volver a encontrarse, sino que han preferido rebajar el nivel diplomático y confiar en sus ministros de Exteriores para continuar este diálogo de aquí en adelante.
El conflicto del Sáhara
Poco se ha avanzado en una de las cuestiones más espinosas del Magreb, el contencioso sobre el Sáhara Occidental. El Rey de Marruecos, Mohamed VI, dejó claro ayer, en la sesión inaugural de la cumbre, que la única solución posible es el reconocimiento de la soberanía de su país sobre este territorio. Mohamed VI fue claro al ofrecer un "arreglo pacífico, negociado, consensuado y definitivo, o sea, un arreglo que sea conforme a la legalidad internacional y capaz de garantizar la soberanía, la unidad nacional y la integridad territorial del Reino de Marruecos" para cerrar un "conflicto artificial creado en torno a la unidad territorial" de su país.
Para reforzar sus argumentos, el monarca ligó la condición de la ex colonia española, ocupada por Rabat mediante la Marcha Verde de 1975, a la amenaza del terrorismo internacional, al señalar que el conflicto del Sáhara representa "la máxima amenaza a la seguridad de toda la región", y "un terreno fértil para el terrorismo".
El guante de Chirac
Se mostró Mohamed VI convencido de que los países europeos presentes en la cumbre apoyarían su "iniciativa", un guante que sólo recogió el presidente de Francia, Jacques Chirac, que animó a los presentes a "levantar los obstáculos que puedan subsistir" para solucionar el conflicto.
Resultaba vital acercar posiciones en esta materia para reactivar la Unión del Magreb Árabe, bloqueada por este contencioso que Argelia quiere circunscribir al ámbito de Naciones Unidas pero Marruecos considera una cuestión regional a resolver por la UMA. Pero ambos países están lejos de resolver sus diferencias, a tenor de las declaraciones escuchadas en Túnez, lo que encaminado la cumbre hacia terrenos más generales y compromisos bienintencionados contra el terrorismo.
El problema de la inmigración
Todos los países participantes se han comprometido a "trabajar en común" para hacer frente a las amenazas contra "la paz y la estabilidad de la región", especialmente el terrorismo "en todas sus formas", pero también el crimen organizado, las mafias de tráfico de armas y drogas. Respecto al problema de la inmigración, los diez países apostaron por "un enfoque global y equilibrado" de la cuestión, convencidos de que "la regulación de la emigración hacia Europa es un factor económico, social y humano importante". "La lucha contra la inmigración ilegal y el tráfico de seres humanos exige una acción común y una cooperación concertada, incluido el plano operativo, y mejor comprensión de las causas de estas lacras, siempre velando por el respeto de la dignidad humana", señala el texto aprobado hoy.
El documento apuesta por la creación de una zona magrebí de libre cambio, en la línea de la propuesta de la Unión Europea, que en 1995 propuso crear un área similar que englobara además a los países de la Europa mediterránea para 2010. Por ahora, la única iniciativa en este sentido ha sido la del llamado Grupo de Agadir (Marruecos, Túnez, Egipto y Jordania), aún en estado de propuesta.
España ha querido mantener un perfil bajo estos dos días. Aznar participó en la primer jornada, pero hoy estaba ya en Madrid participando en los fastos del 25º aniversario de la Constitución. Ni siquiera se quedó ayer a la cena oficial, pasando el testigo de la representación a Palacio. Su discurso tampoco entró en cuestiones espinosas, quizá de cara a la cumbre que España y Marruecos inaugurarán el lunes próximo en Marraquech, con el fin de cerrar definitivamente la grave crisis diplomática que ambos países viven desde octubre de 1991.
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