La crisis económica y los conflictos bélicos disparan a un nivel récord el déficit de EE UU
La crisis económica y las guerras de Irak y Afganistán disparan a un nivel récord el déficit de EE UU
La política desarrollada por George W. Bush en los tres años que lleva como presidente de Estados Unidos ha tenido un coste para el país que se puede cuantificar en dólares. Recibió de su antecesor en el cargo, Bill Clinton, un superavit de 577.000 millones de dólares, pero de ese dinero no queda ya nada, así que Bush tendrá que endeudar al Estado para que le cuadren unas cuentas lastradas con el plomo de las guerras de Irak y Afganistán. La Casa Blanca ha puesto hoy ceros al asunto: para este ejercicio prevé un déficit de 455.000 millones de dólares, que subirán a 475.000 en 2004.
El año pasado el déficit del presupuesto federal fue de 236.000 millones. Hasta ahora quedaba imbatida la marca de 1992, cuando el padre del actual presidente, George Bush, terminó el año con un saldo negativo de 292.000 millones. El político republicano perdió la presidencia ese mismo año, y su sucesor al frente del país logró durante cuatro ejercicios equilibrar las cuentas e incluso obtener superavit, que fue 236.000 millones de dólares en 2000. Así, uno de los temas de la campaña de ese año (en la que Bush venció al vicepresidente de Clinton, Al Gore) fue cómo se debía gastar ese dinero acumulado.
Pero la combinación de enfriamiento económico, alto desempleo y bajada de impuestos, junto con los conflictos bélicos desencadenados tras los atentados del 11 de septiembre, han vaciado las alforjas del Estado y las han rellenado con pagarés.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.