_
_
_
_
LA GUERRA DE IRAK | La estrategia militar

Estados Unidos congela la ofensiva sobre Bagdad ante la resistencia iraquí

Las tropas aliadas han avanzado muy rápidamente desde Kuwait y se han encontrado con un enemigo más feroz de lo que esperaban, lo que ha provocado fallos serios en las líneas de abastecimiento de alimentos y combustible

El avance de la ofensiva de Estados Unidos y sus aliados por el desierto iraquí durante la primera semana de guerra fue extremadamente veloz, quizá porque la resistencia de las tropas de Sadam Husein se concentró en las ciudades, que fueron cercadas pero evitadas por la coalición invasora. A consecuencia precisamente de esta celeridad, el Ejército de los aliados ha quedado muy estirado en el desierto, desde Kuwait hasta las cercanías de Bagdad, en un área de más de 300 kilómetros. En estos momentos la marcha hasta la capital ha quedado detenida para que las unidades de vanguardia se reagrupen y reciban suministros. Esta "pausa operativa", como la ha definido el Pentágono, ha coincidido con un cambio de estrategia: desde hace unos días la lucha se ha trasladado al interior de las ciudades del sur, y el intento de controlar estas urbes ha provocado los combates más encarnizados y mortíferos.

Más información
Avance hacia Bagdad

Los ataques aéreos continúan, en un intento por debilitar a las divisiones de la Guardia Republicana de Sadam Husein que defienden la capital iraquí. Pero la invasión terrestre se encuentra congelada, tras varias jornadas de mal tiempo, dificultades logísticas y acoso constante de las unidades iraquíes, que precisamente se centraron en los flancos y las líneas de abastecimiento de los aliados.

Entre 4 y 15 días de parón

En el cuartel general de Estados Unidos en Qatar, desde donde el general Tommy Franks dirige el ataque, se habla de forma confidencial de una pausa de "cuatro a seis días", que por otra parte se considera natural porque "ningún Ejército puede moverse permanentemente", como ha explicado el general británico Michael Jackson. Pero el caso es que los periodistas destacados en el frente han pintado una situación algo menos normal: los vehículos se encuentran detenidos por falta de combustible, y sólo hay una ración de comida al día para cada tres soldados por falta de abastecimiento. Un problema añadido es que la línea de avituallamiento seguirá interrumpida mientras la resistencia iraquí convierta en un foco de continuos combates la ciudad de Nasiriya, nudo de autopistas y paso estratégico sobre el río Éufrates.

La Tercera División de Infantería y el Séptimo de Caballería, las dos grandes fuerzas a la cabeza de la invasión, han sufrido un severo desgaste durante los nueve días de avance continuo hacia Bagdad. El general Franks incluso baraja la posibilidad de darles dos semanas de descanso, lo que permitiría además que la Cuarta División de Infantería llegará desde Alemania y se uniera al resto de las tropas de cara a la ofensiva sobre Bagdad. Sin embargo, 15 días son mucho tiempo, o al menos así lo creen la mayoría de los mandos en el frente, entre ellos el general Jackson, que creen que este plazo agravaría la impresión de "estancamiento" y daría moral a los iraquíes.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO
Un <i>marine</i> saca a una niña iraquí herida de una zona de combates en el centro de Irak.
Un marine saca a una niña iraquí herida de una zona de combates en el centro de Irak.REUTERS

La estrategia de Rumsfeld, en la cuerda floja

El presidente estadounidense, George W. Bush, manifestó el pasado sábado que "la lucha es feroz e ignoramos cuánto durará". Los militares no dejan de repetir que ninguna guerra es igual a otra, y lo único que tienen todas en común es que son imprevisibles. Pero en Washington cada vez son más las voces que se alzan para poner en duda la estrategia diseñada por el Pentágono para derrocar a Sadam Husein.

La hegemonía aérea de los aliados es incuestionable, pero la necesidad autoimpuesta de reducir al máximo las bajas civiles ha obligado a rebajar la potencia de fuego, pese a la efectividad y precisión de los proyectiles empleados. Así, el control del aire se ha demostrado menos efectivo que en Afganistán. Pero así todo, la clave, como siempre, se esconde a ras de suelo.

La rendición que nunca fue

Los 95.000 soldados estadounidenses desplegados para la fase inicial del ataque son insuficientes para combatir en todos los frentes abiertos en su avance hacia Bagdad, pese al apoyo de otros 40.000 británicos. El Pentágono contaba con que apenas se producirían combates en el sur, donde el Ejército iraquí se rendiría en masa y el pueblo se alzaría para acoger a los invasores como libertadores. Pero la realidad ha diseñado un mapa de combates encarnizados en Basora, Nasiriya, Nayaf, Kerbala… el único lugar seguro es el desierto, donde sencillamente no hay nadie.

En este panorama de falta de previsión, emerge en el horizonte como una palmera en el desierto la figura del secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, que una y otra vez se negó a tomar en consideración los consejos de los expertos del Pentágono que pedían más soldados y potencia de fuego para iniciar la ofensiva.

Rumsfeld no escucha

La revista New Yorker publica mañana un artículo en el que asegura, citando fuentes del Pentágono, que Rumsefd se negó al menos seis veces a aumentar el número de tropas en el frente. Estas fuentes le acusan también de haber hecho oídos sordos a los consejos del general Franks para que detuviese el ataque hasta encontrar la manera de llevar hasta el frente las tropas paralizadas en Turquía por la negativa de este país a permitir su paso. Por si esto fuera poco, el error de cálculo sobre el nivel de resistencia que ofrecerían los iraquíes a las fuerzas aliadas también parece ser cosa suya.

El Pentágono anunció el pasado jueves que enviará otros 100.000 soldados al frente. Un 10% ya está en Kuwait; el resto son los 55.000 que deben llegar desde Alemania, y los 34.000 que debían haberse desplegado desde Turquía. Así, serán más de 200.000 los soldados estadounidenses implicados en el combate, sin contar con las unidades navales y aéreas, en total un cuarto de millón de efectivos en el bando aliado.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_