El empleado de un aeropuerto francés acusado de terrorismo fue víctima de un complot

No fue una inocentada pero sí una venganza en toda regla. El mozo de equipajes del principal aeropuerto de París detenido el pasado 28 de diciembre con explosivos y armas en su choche fue víctima de un compot, según ha confesado hoy el principal testigo en su contra.

En su testimonio, el testigo se ha desdicho y ha asegurado que todo respondió a un plan urdido en contra del empleado de Roissy-Charles de Gaulle. El testigo, un ex legionario que había avisado a la policía de que el empleado manipulaba armas en el aparcamiento del aeropuerto, ha confesado finalmente.

Desde su arresto, el acusado, de 27 años, aseguró que no sabía nada del arsenal encontrado en su coche y denunció que todo respondía a un plan de venganza de su familia política, que le culpa de la muerte de su esposa en el incendio de la casa en la que vivía la pareja.

Las huellas dactilares halladas en las armas y explosivos no eran las del empleado, según mostraron los análisis, que revelaron rastros del arsenal en el asiento trasero del coche y la silla de bebé que estaba allí.

Desde el comienzo, los investigadores señalaron que había muchos interrogantes en el caso del joven, al que no se le conocían vínculos con integristas islámicos y cuyo comportamiento profesional era intachable, según su empleador.