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Un extremista islámico mata a cuatro médicos estadounidenses en un hospital de Yemen

El autor del atentado, antiguo estudiante de una universidad cerrada por ser un "centro integrista radical", afirma que los ha matado "para estar más cerca de Dios"

ELPAIS.es

Cuatro médicos estadounidenses -dos hombres y dos mujeres-han resultado muertos a primera hora de la mañana en un atentado en Yemen, país considerado como uno de los refugios del grupo terrorista islámico Al Qaeda, que encabeza Osama Bin Laden. El ataque ha sido perpetrado por un extremista islámico, que ha asaltado un hospital baptista en la ciudad yemení de Jibla, en la provincia suroccidental de Ibb, a unos 180 kilómetros al sur de Saná, donde ha abierto fuego.

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Fuentes de los servicios de seguridad yemeníes han precisado que, de los cuatro, tres han fallecido en el acto y el cuarto se encuentra "clínicamente muerto", aunque "se le mantienen artificialmente las constantes vitales". Por su parte, la Embajada de EE UU en Sana ha confirmado la muerte de tres de los médicos y ha señalado que el cuarto está "gravemente herido".

Los fallecidos, que trabajaban en un hospital gestionado por religiosos cristianos baptistas, han sido asesinados por "un sólo fanático islámico, que les disparó con un fusil de asalto Kaláshnikov mientras se encontraban reunidos en una sala del centro sanitario", han señalado las fuentes. El autor del atentado, identificado como Abed Abdelrazak Kamel, era estudiante de la Universidad Al Imán, que fue cerrada el año pasado al ser considerada un "centro integrista radical" y "se había afeitado la barba y trasladado anoche a Yibla" para cometer el atentado.

"Para estar más cerca de Dios"

Kamel ha confesado, según las autoridades de seguridad, que había matado a los cuatro médicos "para estar más cerca de Dios" y que es amigo de Ali Yeralá, detenido tras matar el pasado sábado en Sana al dirigente opositor socialista Yeralá Omar. Tanto Kamel como Yeralá recibieron instrucción militar en Afganistán con grupo integristas islámicos. Estados Unidos, que tiene docenas de agentes de su Policía Federal (FBI) y del Servicio Central de Información (CIA) en Yemen en virtud de un acuerdo de "cooperación en la lucha contra el terrorismo internacional", ha enviado un equipo de investigación para colaborar en las pesquisas.

Las autoridades yemeníes y estadounidenses han reforzado desde el pasado año las medidas de seguridad en torno a la Embajada de EE UU en Sana y los lugares donde trabajan ciudadanos de ese país en Yemen. La legación diplomática estadounidense ha cerrado en el último año en varias ocasiones sus puertas al público durante varios días, como medida de seguridad temporal para evitar posibles atentados.

Yemen, refugio de Al Qaeda

Yemen está considerado como uno de los países en los que se refugian miembros de Al Qaeda, la organización terrorista islámica encabezada por el saudí Osama Bin Laden, a la que EE UU responsabiliza de los atentados contra Nueva York y Washington del 11 de septiembre de 2001. Según las autoridades estadounidenses, tras la caída del régimen integrista de los talibanes en Afganistán, a finales de 2001, muchos seguidores de Al Qaeda se trasladaron en busca de refugio a Yemen, del que es originario Bin Laden.

El pasado noviembre, un avión no tripulado de la CIA atacó un vehículo y mató a las seis personas que viajaban en el coche, entre ellas varias a las que EE UU consideraba destacados miembros de Al Qaeda. En los últimos años, en Yemen se han producido diversos atentados atribuidos a grupos supuestamente relacionados con Al Qaeda, entre ellos el cometido en octubre del 200 contra el destructor de EE UUCole, en el puerto de Adén, donde murieron 17 marines estadounidenses y los dos autores del ataque.

El pasado octubre, en otro atentado con explosivos, resultó muerto en aguas yemeníes del Golfo de Adén un marinero del petrolero francés Limburg. Yemen, uno de los países con unos ingresos por habitante más bajos del mundo, tiene una sociedad muy tradicional y religiosa, básicamente tribal, en la que los clanes se rigen por normas ancestrales que chocan en ocasiones con la legislación del Estado. Las autoridades centrales mantienen un relativo control del territorio, donde se calcula que hay unos 50 millones de armas de fuego en manos privadas, en un país de 17 millones de habitantes.

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