La amenaza de Irak no es "un sueño ni un invento", afirma Blair tras reunirse con Bush
El presidente de EE UU y el primer ministro británico trazan en Camp David un plan de acción contra el régimen de Sadam
El primer ministro británico, Tony Blair, ha asegurado esta madrugada que su país comparte con EE UU una "determinación" y una estrategia para hacer frente a la amenaza que supone Irak, y ha prometido que "en las próximas semanas" presentará las pruebas de que Sadam Husein está desarrollando armas de destrucción masiva. Blair se ha reunido durante tres horas en Camp David con George Bush para concretar los detalles del plan de ataque a Irak. El presidente de EE UU intervendrá el jueves en la ONU con la intención de recabar el apoyo de otros países a la ofensiva.
Momentos antes de regresar a Londres, Blair ha asegurado que el mundo entero debe responder a la amenaza que representa el presidente iraquí, quien, aseguró, ha violado todas las resoluciones de desarme de Naciones Unidas. "Tenemos [Estados Unidos y el Reino Unido] una estrategia compartida sobre cómo creemos que debe avanzar" este proceso contra Irak, aseguró Blair en breves declaraciones a la prensa desde la base área Andrews. "No hacer nada no es una opción... porque las armas de destrucción masiva [que supuestamente tiene Irak] tienen que ser destruidas", añadió.
Blair, quien evitó dar detalles sobre las diversas opciones -incluyendo la militar- tratadas durante su reunión con Bush, reconoció que lo mejor sería obtener el más amplio apoyo posible de la comunidad internacional. Con ese objetivo, la Casa Blanca ha intensificado en los últimas días sus esfuerzos diplomáticos, dentro y fuera de Estados Unidos, para recabar más apoyos a un plan de ataque a Irak cuya necesidad sólo defienden, hasta la fecha, británicos y estadounidenses.
"Bomba de relojería"
Blair no quiso adelantar detalles de la intervención de Bush el próximo día 12 ante la Asamblea General de Naciones Unidas, pero aseguró que se trata de un mensaje convincente sobre la necesidad de tomar acciones punitivas contra Irak. Según datos filtrados a la prensa, en su discurso Bush describe a Irak como "una bomba de relojería" y planea dar un ultimátum a Sadam para que permita el regreso de los inspectores de desarme de la ONU o afronte las consecuencias.
Irak se ha negado a permitir el regreso de los inspectores de desarme, expulsados en diciembre de 1998, lo que para Blair es muestra clara de que Husein "está intentado desarrollar estas armas de destrucción masiva". El primer ministro británico recordó nuevamente las fotografías divulgadas el viernes por la Agencia Internacional para la Energía Atómica (OIEA), que muestran supuestas nuevas construcciones en las instalaciones militares iraquíes, para demostrar que la amenaza iraquí "no ha sido algo inventado o soñado".
"Sensibilidad y moderación"
Estados Unidos, ha señalado Bush, no necesita más pruebas que esas fotografías y un informe de la OIEA de 1998 en el que se decía que Irak "estaba a seis meses de producir un arma" atómica, y el Reino Unido coincide. "La amenaza es real, no sólo para la región... por eso es absolutamente claro por qué se deben realizar las inspecciones de arma", insistió Blair.
Consciente de la renuencia de la comunidad internacional de apoyar una acción militar contra Irak, el primer ministro británico subrayó que la gente debe confiar en que "trataremos [Estados Unidos y el Reino Unido] el problema con sensibilidad y moderación". Y agregó: "La gente sólo debe temer que, de cara a esta amenaza, nosotros no hagamos nada".
Bajan los apoyos de Bush y Blair
Mientras Bush y Blair consolidan su convicción de la necesidad de lanzar un ataque sobre Irak, las porturas contrarias se agudican a su alrededor. Según una encuesta realizada por la BBC entre los diputados laboristas británicos, de los que un centenar han respondido (los laboristas tienen 410 miembros en la Cámara de los Comunes), 88 creen que no existen suficientes elementos de juicio para apoyar el ataque a Irak.
En Estados Unidos, mientras tanto, la popularidad de Bush ha caído 14 puntos durante los últimos meses, debido en parte a su manejo de la política exterior, según una encuesta de CBS-New York Times. Hace tan sólo dos meses, el 68% aprobaba su gestión de los asuntos de la política exterior, y ahora el apoyo es del 54%.
Según el sondeo, la mayoría de los estadounidenses piensa que el presidente Bush aún no tiene un plan claro sobre cómo conducir la lucha antiterrorista, lanzada por EEUU tras los atentados del año pasado. La política exterior ya era uno de los puntos más débiles del Gobierno de Bush antes del 11-S.
El 63% de los 937 encuestados aprobó, en términos generales, la gestión de Bush, lo que representa un descenso de tres puntos desde comienzos de verano y de 24 desde otoño de 2001.
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