La república rusa de Bahskiria despide a las víctimas de la colisión aérea
Miles de personas rinden su último tributo a los fallecidos en la catástrofe
Miles de personas se han congregado hoy en Ufá, la capital de Bahskiria, para asistir a los funerales por 30 de las víctimas de la colisión aérea registrada hace 11 días en los cielos de Alemania entre un avión de pasajeros TU-154 y un Boeing-757 de carga.
Las calles de esta ciudad de los Urales han acogido a miles de personas que han rendido su último tributo a las víctimas de la catástrofe, que causó 71 muertos, de los que 52 eran estudiantes que iban a pasar unos días en España.
"Quienquiera que haya sido el culpable de esta tragedia, el controlador aéreo o la tripulación, considero que todos somos culpables por no haber cuidado de nuestros niños", ha señalado Serguéi Mirónov, presidente del Consejo de la Federación o Senado de Rusia.
Por su parte, el presidente de la pequeña república de Bashikiria, Murtazá Rajímov, ha indicado que la catástrofe ocurrida en Alemania ha sido una tragedia no sólo para esta república sino para toda la Federación Rusa: "En los días de la tragedia la amargura oscureció los cielos de la república y no hay palabras para expresar el dolor".
Agrecimiento a Alemania
Rajímov ha agradecido a las autoridades alemanas, en especial al canciller, Gerhard Schröder, la asistencia prestada en la recuperación, identificación y traslado a Bashkiria de los restos de las víctimas. "Esta catástrofe ha unido a nuestros pueblos. Compartimos vuestro dolor. Las causas del accidente deben ser esclarecidas", ha indicado el viceministro alemán de Exteriores, Jürgen Chrobog.
Los restos de 28 niños han sido sepultados ya en el cementerio Yuzhnoye, en el mismo paseo donde el pasado día 8 fueron enterrados 33 víctimas de la catástrofe área, mientras que los de otros dos fueron trasladados a otros camposantos en las afueras de la capital Bashkiria.
La colisión del Túpolev-154 y el Boeing-757 de carga se produjo por una cadena de fallos técnicos y errores humanos en tierra, especialmente en el control de vuelo, dirigido por la compañía suiza Skyguard.
En un primer momento, los controladores suizos aseguraron que el piloto de la nave rusa había sido advertido oportunamente del peligro de colisión y que no había reaccionado con la celeridad necesaria al aviso. Sin embargo, durante la investigación se estableció que el aviso llegó 44 segundos antes del choque y que el controlador, que estaba solo en la torre, ordenó al piloto descender cuando el sistema anticolisión de la nave indicaba lo contrario.
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