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DERECHOS HUMANOS

Un tribunal de apelación decide hoy si Amina Lawal debe morir lapidada

El pasado 22 de marzo fue condenada a morir lapidada por esperar un hijo tras haberse divorciado.

Un tribunal islámico de Bakori (norte de Nigeria) condenó el pasado 22 de marzo a Amina Lawal, de 30 años, a morir lapidada por esperar un hijo tras haberse divorciado. Su abogado recurrió y, tras varios aplazamientos, el tribunal islámico de Funtua decidirá hoy definitivamente si Amina es ejecutada con "piedras que no deben ser ni tan grandes como para que la persona muera de una o dos pedradas, ni tampoco tan pequeñas como para que no puedan ser consideradas piedras", según recoge la sharía (lo que ésta escrito, en árabe).

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Los jueces, cuando aplazaron su decisión el mes pasado, dieron a Amina y a sus abogados razones para la esperanza al anular la obligación de presentarse ante el tribunal cada dos semanas y anunciar que, independientemente de la decisión del Tribunal de Apelación, ésta no será lapidada antes de enero de 2004, con el fin de permitirle la lactancia de su hija. Según la defensa, que basa sus argumentos en los daños sufridos por el feto durante el embarazo, se trata de una señal de que el tribunal debería responder hoy favorablemente a la apelación.

El Gobierno federal del presidente Olusegun Obasanjo, presionado por la oleada de críticas que el caso ha despertado en todo el mundo (el segundo de los últimos meses, tras otro similar contra Safiya Husseini, de 25 años, que finalmente resultó absuelta), ha subrayado que la sharía es contraria a la Constitución y ha solicitado moderación a los estados musulmanes del norte, 12 de los cuales introdujeron en enero del año 2000 nuevos códigos penales basados en una interpretación fundamentalista de la ley islámica.

Hay otros motivos políticos que han convertido el caso de Amina en una encrucijada imprevisible. Frente a las presiones internas, los tribunales islámicos quieren mantener su independencia. Sin embargo, los gobiernos de los estados del norte parecen proclives a demostrar cierta flexibilidad para conseguir renovar sus mandatos en las elecciones locales que se celebrarán en 2003.

Primero la absolución, luego la boda

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Con otros dos hijos además del que ha puesto su vida en juego y una formación tan rudimentaria que nunca aprendió a leer ni escribir, Amina mantiene la esperanza pese a la lucha de intereses que se libra a su costa. "Preparo mi boda para cuando haya ganado el recurso de apelación. Tengo un novio que quiere casarse conmigo, pero le he pedido que espere a que todo haya terminado", afirma con su hija Wasila, de ocho meses, entre sus brazos.

"Si me lapidan, mi hija quedará con el estigma de ser una bastarda, pero no lo es. Yo dejé a mi segundo marido, Garba Magajin-Aska, cuando estaba embarazada de dos meses", explica Amina, que confía en la decisión de los jueces del tribunal de apelación para empezar una nueva vida. "Parecen más comprensivos, no como los que me condenaron y no me dieron ninguna oportunidad para justificarme", declara esperanzada.

Amina Lawal, en la puerta de su casa en Kurami.
Amina Lawal, en la puerta de su casa en Kurami.EPA

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