Sharon afronta su peor crisis tras la salida del Ejecutivo de los ultraortodoxos del Shas

El primer ministro de Israel, Ariel Sharon, afronta la peor crisis de su Gobierno de Unidad Nacional desde que asumió el poder en marzo de 2000 y se debate entre la posibilidad de convocar elecciones generales en otoño, tras la salida de la coalición gubernamental de todos los ministros y viceministros ultraortodoxos, seguir en el poder con el respaldo de una minoría de 60 diputados o renunciar a su plan económico, el origen del problema.

El bloque de derechas Likud, que lidera el propio Sharon, y el Partido Laborista, principal socio en la coalición de unidad nacional, han convocado para esta tarde sendas reuniones para estudiar la crisis, tras la derrota que han sufrieron anoche al votar el Parlamento en primera lectura un Plan de Emergencia Económica.

Dicho plan, adoptado por el Gobierno el 29 de abril y que contempla severas medidas de austeridad que afectarán a los más desfavorecidos, está destinado a financiar los gastos de seguridad generados por la Intifada y a paliar la crisis de la alta tecnología, que ha ocasionado pérdidas de unos 6.000 millones de dólares a la economía israelí. El proyecto pretende ahorrar 2.600 millones de dólares gracias a recortes presupuestarios, aumento de los impuestos sobre la gasolina y el tabaco y reducción de los gastos sociales.

Un acalorado debate

Tras un acalorado debate en la cámara legislativa, Sharon destituyó a cuatro de los cinco ministros del Shas y a todos sus viceministros por negarse a votar a favor de su plan de emergencia.

A estas destituciones se sumó la dimisión del quinto de los ministros del Shas -el tercer partido en peso político al contar con 17 escaños-, que dejó su puesto en el Gobierno en solidaridad con sus compañeros. Además, se produjo el cese de los cinco viceministros del ortodoxo Judaísmo Unido por la Torah, que también votaron en contra del proyecto.

Junto a la renuncia del Shas, varios diputados de la coalición se ausentaron del pleno, entre ellos cuatro laboristas, uno del Partido Nacional Religioso e incluso la ministra de Educación, Limor Livnat, del Likud. Como consecuencia, la Knesset (Parlamento israelí) rechazó el plan por 47 votos en contra, 44 a favor y una abstención.

El preludio del fin de la coalición

Para el jefe de la oposición israelí, Yosi Sarid, líder del bloque pacifista, laico y de izquierdas Meretz, esta derrota "preludia el fin" de la amplia coalición gubernamental de Sharon, que ha sufrido varias crisis desde su creación, sobre todo debido a la continua amenaza de abandono de los laboristas.

Sarid ha solicitado la disolución de la Knesset y la convocatoria de elecciones generales anticipadas y tanto el Meretz y como el Partido de Centro Shinui, de orientación laica, han presentado un proyecto para la disolución del Parlamento, con 120 diputados, la próxima semana.

En todo caso, el jefe del Gobierno israelí, que llegó a tener el apoyo de 80 de los 120 diputados de la cámara, cuenta ahora con 60: 24 diputados del laborismo, 19 de Likud, cinco del Partido de Centro, otros cinco del Partido Religioso Nacional, cuatro del partido nacionalista Israel Baaliá y tres del derechista Guesher.

Ante esta situación, Sharon no descarta la posibilidad de gobernar en minoría, con el respaldo de algún diputado tránsfuga o con la incorporación al Gobierno de otros partidos como el ultra Israel Beitenu. "Varios gobiernos del Likud gobernaron con ese apoyo parlamentario y llegaron a tomar decisiones nada fáciles", ha indicado el mandatario.

Sin embargo, Sharon tampoco convocar elecciones generales a corto plazo, dado el cada vez más pujante apoyo que cuenta su rival político y ex primer ministro Benjamín Netanyahu, que le pisa los talones en los sondeos. En última instancia, podría desdecirse y readmitir a los ministros ultraortodoxos, tras negociar una salida para el plan.

Pero un proceso electoral en Israel asestaría un duro golpe a las iniciativas diplomáticas previstas para el verano y, paradójicamente, podría coincidir con los comicios que prepara la Autoridad Nacional Palestina (ANP) para antes de marzo de 2003.