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ORIENTE PRÓXIMO

Once palestinos mueren en una ofensiva israelí contra dos campos de refugiados

Se trata de una nueva estrategia del Gobierno de Sharon, que siempre has mostrado reparos a la hora de actuar en estos campos

Al menos 10 palestinos y un soldado israelí han muerto en las últimas 24 horas en una serie de ataques y represalias que hoy han tenido como principal escenario dos campos de refugiados en las ciudades cisjordanas de Nablus y Jenín. Además, más de 100 personas han resultado heridas en las operaciones, justificadas por el Gobierno de Ariel Sharon en la búsqueda de activistas palestinos.

Los ataques contra los dos campos de refugiados han llevado el conflicto entre israelíes y palestinos a una nueva dimensión, ya que hasta ahora el Ejército se había abstenido de entrar en contacto directo con el grueso de la población palestina.

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Los superpoblados campos de refugiados son el lugar de residencia de los integristas islámicos, y en ellos incluso la autoridad de la propia ANP es limitada, y esa es la razón por la que el Ejército israelí no se había adentrado antes en estas localidades.

La gran concentración de población explica también el alto número de heridos entre los palestinos, más de 120 y entre ellos 11 en estado crítico.

En busca de activistas

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El Ejército israelí ocupa ambos campos desde la pasada madrugada en una operación combinada en la que toman parte helicópteros, tropas de infantería, paracaidistas y blindados, con el argumento de que sirven de refugio a activistas palestinos que atacan objetivos militares y colonos.

La fuerza israelí se ha apoderado del campo de refugiados de Balata, en Nablus, y ha expulsado a miles de sus más de 30.000 habitantes palestinos, según han informado fuentes locales. Tres de las víctimas mortales se han producido en este escenario, mientras que otros siete palestinos han fallecido en Jenín.

Cuatro palestinos y un soldado israelí han muerto en el campo de Balata en los prolongados combates que tienen lugar allí y que esta tarde continuaban aunque con menor intensidad. Uno de los fallecidos sería Kaeb Abú Mustafá, de 33 años, responsable local de los Batallones de los Mártires Al Aqsa, grupo armado vinculado a Al Fatah, el movimiento del presidente palestino, Yasir Arafat, que fue abatido por soldados israelíes que le dispararon con una ametralladora desde un tanque. Otro de los palestinos que han muerto es un miembro del servicio secreto de Arafat.

Testigos presenciales han relatado que el Ejército israelí revisa el campo casa por casa en busca de sospechosos y de armamento, y que para pasar de una vivienda a otra está abriendo agujeros en sus paredes, con el fin de no exponer a sus soldados a los disparos de los milicianos.

Antes de realizar esta redada el Ejército "propuso" a la población que abandonara sus viviendas, según han dicho fuentes palestinas, que temían una auténtica tragedia si las fuerzas israelíes se adentraban en el campo. "Algunos palestinos han preferido quedarse pero la gran mayoría se han ido", ha declarado el coronel Aviv Kojavi, comandante de los paracaidistas, en rueda de prensa.

El militar ha asegurado que sus tropas "permanecerán en el campo de refugiados hasta que concluyan su trabajo, arrestar a sospechosos y confiscar armas", aunque por el momento no se ha informado de ningún arresto. El ministro israelí de Defensa, Benjamín Ben Eliezer, ha matizado que "el Ejército no permanecerá de forma ilimitada en los campos de refugiados" y que "las incursiones de hoy responden a informaciones sobre la preparación de terroristas suicidas en esos lugares".

Los otros siete palestinos muertos, seis agentes de la Policía y un civil de 65 años, han perdido la vida en choques registrados en el campo de refugiados de Jenín, donde también operaban desde la pasada madrugada tropas de Israel.

Dirigentes palestinos han llamado a la población a oponerse a los israelíes por todos los medios a su alcance.

Mal resultado

"Las operaciones del Ejército en Jenín y Balata sólo pueden tener un mal resultado", ha dicho el jefe de la oposición israelí, el pacifista Yosi Sarid, quien ha exhortado al primer ministro, Ariel Sharon, a retirar sus tropas.

"Quien ya se ha quemado una vez en los campos de refugiados de Beirut debería tener cuidado antes de tomar una decisión similar en Cisjordania", ha dicho Sarid, en alusión a las matanzas de palestinos en Sabra y Chatila en 1982, en las que participó el jefe del Ejecutivo israelí.

En represalia a las incursiones, activistas palestinos han reanudado hoy sus ataques contra el asentamiento judío de Guiló, que se encuentra dentro del término municipal de Jerusalén y es considerado por los israelíes como un barrio de la ciudad. Un joven de 19 años ha resultado herido.

En respuesta, helicópteros de combate israelíes han bombardeado el pueblo palestino de Beit Yala, situado junto a Belén y enfrente de Guiló.

Además, el secretario de Al Fatah en Cisjordania, Maruán Barguit, ha amenazado con atacar objetivos israelíes en todos los puntos de Cisjordania y Gaza "si el Ejército no abandona inmediatamente los campos de refugiados".

Los enfrentamientos coincidían con una reunión de jefes militares de Israel y la ANP en el paso fronterizo de Erez, con la mediación de representantes de la CIA de Estados Unidos, de la que no ha trascendido ninguna información.

Fuentes palestinas informaron de que los mandos de la ANP llegaron con dos horas de retraso para expresar su condena a las acciones de Israel en Balata y Jenín.

Plan de paz

Arabia Saudí hará oficial su propuesta de paz para Oriente Medio sólo si Israel levanta el cerco al líder palestino, Yaser Arafat,según han dicho hoy, jueves, los máximos responsables de la UE y del Consejo General del Golfo (CCG).

Si las autoridades israelíes impiden que Arafat acuda a la cumbre de la Liga Arabe de marzo en Beirut, "consideraremos todos que Israel no se toma en serio la iniciativa" saudí, ha precisado el presidente de turno del CCG y ministro de Exteriores de Omán, Yusuf Bin Alawi Bin Abdulla.

Mientras tanto, continúan las reacciones al plan de paz propuesto por Arabia Saudí que propone, esencialmente, que Israel vuelva a sus fronteras de 1967 a cambio de que los países árabes reconozcan el estado israelí. En este sentido, el primer ministro israelí, Ariel Sharon, ha mostrado su interés por esta propuesta, que ha sido respaldado por la Unión Europea y Estados Unidos.

El coordinador de la diplomacia europea, Javier Solana, ha declarado en Arabia Saudí que el dirigente israelí "considera interesante la propuesta y le gustaría saber más sobre ella". Además, "Sharon está dispuesto a reunirse con dirigentes saudíes para informase mejor de la iniciativa", según Solana.

Bush declaró estar "esperanzado" con este plan. Un portavoz de la Casa Blanca anunció el interés que en la Administración de Estados Unidos había despertado la propuesta del príncipe heredero, que fue enunciado de una manera general el pasado 17 de febrero en una entrevista publicada en The New York Times .

REUTERS

El plan saudí

El plan ofrece el reconocimiento de todos los países árabes a Israel a cambio de la retirada de las tropas a las fronteras de 1967, incluido Jerusalén Este. Sugiere, en primer lugar, el establecimiento de un alto el fuego y el fin de la violencia.

En segundo lugar, plantea la retirada de las tropas israelíes hasta las fronteras de 1967, de acuerdo con las resoluciones de Naciones Unidas, lo que incluye el repliegue en Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este.

En una tercera fase se produciría el establecimiento del Estado de Palestina, con capital en Jerusalén Este, aunque Israel continuaría controlando el barrio judío en la ciudad antigua.

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