El presidente argentino estudia cambiar su gabinete ante la presión social
Algunos dirigentes peronistas plantean un adelanto de las elecciones presidenciales.- Doce heridos y 33 detenidos en la revuelta
Los argentinos han forzado, con sus protestas, una nueva crisis de Gobierno. Los miembros del actual Ejecutivo, de carácter provisional, han presentado su dimisión, que en estos momentos está siendo estudiada por el presidente peronista Adolfo Rodríguez Saá en la quinta de los Olivos. Además, la cacerolada ha conseguido que varios dirigentes del Partido Justicialista empiecen a plantearse un adelanto de las elecciones presidenciales previstas para el próximo día tres de marzo.
Las medidas económicas para paliar la crisis decretadas por el Gobierno interino formado hace una semana forzaron una nueva jornada de protestas en las calles de las principales del país. Los argentinos repitieron la cacerolada que derribó al ex presidente De la Rúa para mostrar su rechazo a la clase política y a unas soluciones a la crisis económica que no les convencen. Precisamente esta noche, Rodríguez Saá y algunos de sus principales asesores están estudiando la aplicación de nuevas medidas económicas, más acordes a la voluntad del pueblo.
Las protestas de ayer se saldaron con la dimisión del principal asesor presidencial, tres jóvenes muertos, 12 policías heridos, 33 detenidos y destrozos en bancos, comercios y sedes oficiales como el Parlamento y la embajada de Grecia.
La policía frustró un asalto a la Casa Rosada, pero no pudo evitar que los incontrolados irrumpieran en la sede del Parlamento, donde causaron numerosos destrozos. Los manifestantes incendiarion las cortinas y las puertas de la entrada principal. Algunos bustos de insignes políticos rodaron fuera del edificio.
Además, un policía que no estaba de servicio mató a tiros a tres jóvenes de 21, 22 y 24 años en un bar de Buenos Aires, tras una discusión motivada, según los testigos, por las violentas protestas que se producían en la Plaza de Mayo. Las fachadas de seis bancos, una sucursal de correos, la embajada griega y un local de la cadena McDonald's fueron también atacados por los jóvenes.
La primera víctima de la cacerolada de ayer fue Carlos Grosso, el jefe de los asesores presidenciales, acusado de corrupción durante el gobierno de Carlos Menem (1989-99). Grosso comunicó su renuncia abrumado por las masivas protestas que pedían el fin de la presencia de "personajes corruptos" en el Ejecutivo de Rodríguez Saá.
Hoy mismo, el resto del gabinete interino elegido hace una semana por Rodríguez Saá y su partido, el Justicialista, ha presentado su dimisión y, según algunas fuentes, el presidente ya podría haber aceptado las dimisiones del ministro de Asuntos Exteriores, José María Vernet, y del secretario de Sanidad, Víctor Reviglio. En las próximas horas, Rodríguez Saá comparecerá ante la nación para anunciar sus últimas decisiones.
La situación es tan grave que el senador oficialista Eduardo Duhalde ha advertido del riesgo de una "guerra civil" en Argentina. "Yo vengo sosteniendo desde hace mucho tiempo que la última estación después de la recesión y la depresión era la anarquía y el caos, y yo temo hechos muy violentos, una especie de guerra civil en Argentina", ha indicado el legislador peronista (Partido Justicialista) en declaraciones a radios locales.
Hoy, las protestas se han reproducido en algunas zonas de el país, sobretodo en el barrio porteño de Floresta, donde un policía asesinó a tres jóvenes.
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