El caos se apodera de Kandahar tras la retirada de los talibanes
El paradero del 'mulá' Omar y el de Bin Laden siguen siendo un misterio, a pesar de que los antitalibanes ya han entrado en la ciudad
Un día después de que se confirmara el fin del régimen talibán con la entrega del bastión de Kandahar, el caos se ha apoderado de la ciudad antes de que lo hicieran los milicianos del nuevo jefe de Gobierno, Hamid Karzai. A medida que los talibanes se retiran, grupos de bandidos y de ladrones han iniciado una oleada de saqueos en las tiendas y en los puestos de las agencias humanitarias.
"La gente no quiere salir" han declarado algunos residentes a la agencia France Presse, asegurando que la música ha vuelto a oírse en la radio. A mediodía, "todavía podían verse algunos grupos de talibanes que, poco a poco, han ido desapareciendo" de las calles de la ciudad.
Karzai espera que sus tropas restablezcan el orden cuanto antes, para lo cual, los combatientes antitalibanes han entrado ya en la ciudad. "La situación es caótica", ha reconocido Karzai, para añadir que "algunos de mis partidarios han entrado ya en la ciudad y otros lo están haciendo". El Pentágono también se ha hecho eco de la caótica situación provocada por el vacío de poder.
Mientras, los combates siguen produciéndose en los alrededores de la ciudad, antiguo bastión político y espiritual del régimen integrista. La portavoz del Pentágono, Victoria Clarke, si bien ha reconocido no saber cómo definir la situación, ha declarado que "sigue habiendo combates en los aledaños de la ciudad".
Tal y como se establecía en el acuerdo de capitulación al que se llegó ayer entre los líderes talibanes y la nueva administración de Karzai, los talibanes han empezado hoy a entregar sus armas a una comisión de jefes tribales, ulemas y comandantes, según ha confirmado el propio Karzai, que esperaba que la rendición continuase sin que se produjeran, como ocurrió tras la caída de Mazar-i-Sharif, "baños de sangre".
Sin embargo, uno de los aspectos del acuerdo -cuyos verdaderos términos no han quedado aún muy claros- que más recelos suscitaba en el Gobierno estadounidense, el del futuro del líder talibán, el mulá Mohamed Omar, sigue en el aire. Ayer, el ex embajador talibán en Pakistán informaba de que el acuerdo alcanzado incluía una garantía para la vida de la máxima autoridad espiritual talibán, mientras que Karzai anunciaba una confusa amnistía para los "talibanes de a pie" y una ambigua advertencia para Omar, cuya seguridad quedaría garantizada si "renuncia" al terrorismo.
EE UU se opuso, por boca de su secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, a cualquier tipo de arreglo que supusiera una protección para el mulá Omar, al que quieren llevar ante la justicia junto a los dirigentes de la red Al Qaeda, dirigida por Osama Bin Laden, acusado por EE UU de ser el máximo responsable de los ataques del 11-S. Detener a estas dos figuras es el verdadero objetivo de la operación Libertad Duradera, que hoy cumple dos meses. Así ha quedado confirmado con el anuncio de que los bombardeos seguirán mientras no se detenga a todos los
Sin embargo, las discusiones han de ser aplazadas ante la imposibilidad de encontrar por ahora a uno y a otro. Según la agencia AIP, próxima a los talibanes, el mulá Omar "ha desaparecido" de Kandahar. Sin embargo, el mulá estaría a punto de caer, de creer a Kenton Keith, portavoz de la coalición antiterrorista en Islamabad, quien ha asegurado que fuerzas afganas locales pisan los talones al líder de los talibanes.
En declaraciones a la BBC el jefe del gobierno afgano interino que sustituirá al derrocado régimen de los talibanes, ha asegurado hoy que desconoce el paradero del líder supremo de la milicia y precisó que la suerte que pudiera correr era "un asunto internacional".
En cuanto a Bin Laden, las fuerzas estadounidenses y de la oposición afgana al régimen talibán han tomado la mayor parte de la región de Tora Bora, pero no han encontrado rastro alguno de Osama Bin Laden, según ha informado un portavoz de la Alianza del Norte.
Los aviones estadounidenses bombardearon ayer con inusitada intensidad la región, donde se han desplegado más de 2.000 muyahidin locales, apoyados por tropas especiales de Estados Unidos.
Su misión es encontrar a Osama Bin Laden en el laberinto de cuevas que proliferan en esta zona, cuyo nombre quiere decir en castellano Polvo Negro, pero hasta el momento la tarea ha sido vana, pese a que las fuerzas especiales estadounidenses ya han accedido a la red subterranea.
Fuentes de las fuerzas estadounidenses han informado también hoy de que los marines desplegados en el sur de Afganistán realizaron anoche su primera incursión en el terreno, durante la cual abatieron a siete combatientes pro-talibanes.
Según el capitán David T. Romley, ayer se llevó a cabo "con éxito" una operación contra "fuerzas enemigas" en un eje de carretera cercano a Kandahar, "matando a siete combatientes y destruyendo tres vehículos". Romley ha precisado que estos milicianos eran talibanes o miembros de la red Al Qaeda de Osama bin Laden.
"Este acontecimiento marca nuestra primera ofensiva desde la toma de la base" en la que se instalaron las tropas estadounidenses el pasado 25 de noviembre, al sur de Kandahar.
Esta mañana los combates más duros en la zona de Tora Bora tienen lugar en los alrededores de la montaña de Meelawa, donde supuestos miembros de Al Qaeda están oponiendo fuerte resistencia.
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