China y Rusia sellan una "asociación estratégica" a la sombra del escudo antimisiles

Con la firma del Tratado de Buena Vecindad, Amistad y Cooperación ambos países sentaron las bases de una colaboración estratégica en materia internacional, aunque precisaron que no debe considerarse el "importante documento" como una "alianza militar", y han añadido que "no está dirigido contra nadie".

Sin embargo, Putin y Jiang, presidentes del país más extenso y más poblado del mundo, respectivamente, anunciaron que dedicarán mucha atención a los problemas nucleares, en referencia al polémico escudo antimisiles que Estados Unidos probó el domingo con éxito y que pretende desplegar antes de 2005.

La alianza deja a ambos países completa libertad para defender sus "intereses nacionales" respectivos, pero prevé acciones conjuntas "en caso de situaciones extraordinarias o amenazas contra la seguridad" de uno u otro.

Además, en una advertencia conjunta a Occidente, ambos presidentes condenaron "los esfuerzos para minar las normas básicas del derecho internacional, encubiertos bajo conceptos como intervención humanitaria y soberanía limitada".

Frente a estos, Rusia y China se comprometieron a "contribuir a la formación de un mundo multipolar para crear un orden internacional nuevo, racional, justo, democrático, estable y no de confrontación".

Además, afirmaron que el pacto Anti Misiles Balísiticos de 1972 debe mantenerse sin cambios , puesto que es "básico para la estabilidad internacional y para reducir las armas ofensivas".

Paso muy peligroso

Jiang Zemin inició el domingo en Moscú una visita de estado de cuatro días que a su juicio abrirá "una nueva página" en las relaciones de China con Rusia. El país asiático calificó como "un paso muy peligroso" en contra de la estabilidad y seguridad del mundo el ensayo realizado por el Pentágono de su escudo antimisiles.

"El sistema antimisiles va en contra del equilibrio estratégico global y contra el progreso de la civilización. Washington sigue desoyendo la opinión de muchos países del mundo; lo que debe hacer es escuchar a la comunidad internacional y tener en cuenta sus opiniones", afirmó en un comunicado el Ministerio de Exteriores chino.

Hace unos días, Ígor Serguéyev, asesor del presidente ruso Vladímir Putin, aseguró que la actitud de Washington mete de lleno al mundo en una nueva carrera de armamento. Por su parte, el ministro de Exteriores, Ígor Ivanov, aseguró que el anuncio de EE UU de que desplegará el sistema en cuatro años parece indicar que Bush ha tomado ya la decisión de romper el tratado ABM antimisiles balístico.

En Europa no hay consenso al respecto de esta cuestión, y mientras el presidente español, José María Aznar, o el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, han apoyado el proyecto estadounidense, Francia y Alemania han expuesto su miedo a que el sistema antimisiles convierta Europa en objetivo de los ataques terroristas de los que supuestamente le debe proteger.

Por su parte, Estados Unidos ha recibido positivamente el tratado de amistad firmado entre Rusia y China, dado que su Gobierno no ve "ninguna amenaza en particular" al respecto, según el portavoz del Departamento de Estado, Richard Boucher, ayer lunes. El texto "es un tratado de amistad, no una alianza", y no contiene cláusulas "de defensa mutua ni nada por el estilo", ha declarado Boucher. Rusia y China tienen "una extensa frontera en esa región, y es importante para ellos estar de acuerdo, por lo tanto no vemos esto como una amenaza particular para nosotros o para nuestros proyectos", añadió.

"Consideramos que es importante para nosotros el tener buenas relaciones con Rusia y con China, y siempre hemos pensado que era importante para ellos el tener buenas relaciones entre ellos", agregó.