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VISITA OFICIAL

Juan Pablo II pide perdón a la Iglesia ortodoxa al inicio de su criticado viaje a Ucrania

El Patriarcado de Moscú ha acusado al Papa de proselitismo en su área de influencia

Juan Pablo II ha sido recibido por el presidente ucranio, Loenid Kuchma, del que partió la invitación al pontífice para que visitara el país. La visita oficial de cinco días permitirá al pontífice a visitar, además de la capital, la región de la ciudad de Lviv, donde se concentran la mayor parte de los seis millones de católicos ucranios.

El Papa, de 81 años de edad, ha declarado estar en Ucrania en misión de "paz y reconciliación", pese a las críticas de la Iglesia ortodoxa, que además ha exigido la devolución de numerosos templos y bienes.

Juan Pablo II ha indicado a su llegada a Kiev que no busca "hacer proselitismo", sino "pedir perdón por los errores cometidos en el pasado y los recientes", y ofrecer a su vez "el perdón por los daños recibidos".

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El Papa ha evocado también los sufrimientos de Ucrania a causa del régimen nazi, durante la Segunda Guerra Mundial, y el comunista durante la mayor parte del siglo, y ha felicitado al pueblo ucraniano por la independencia obtenida tras la caída de la URSS en 1991.

Loenid Kuchma ha recibido al pontífice saludando "no sólo al cabeza de una iglesia que aglutina a mil millones de personas en el mundo, sino ante todo a una destacada personalidad histórica que ha estado en el epicentro de los importantes acontecimientos que cambiaron el carácter de nuestro mundo".

"Ucrania da la bienvenida a un indoblegable defensor de los derechos humanos y la dignidad del hombre, y a un firme adversario del totalitarismo, la intolerancia, la discriminación y los conflictos fratricidas", ha manifestado Kuchma.

Perdón en Grecia

Juan Pablo II ya solicitó el perdón de los ortodoxos el pasado mes de mayo, durante su visita a Grecia, en un gesto inédito en la historia de la iglesia católica.

La sintonía con el cabeza de la Iglesia griega, el arzobispo Christódulos, que prorrumpió en aplausos al oír las palabras del pontífice, fue tal que poco después ambos religiosos leyeron una declaración conjunta, condenando la violencia, el proselitismo y el fanatismo.

La Iglesia católica ha considerado durante siglos a los ortodoxos como una escisión herética por rechazar la supremacía de Roma. Por su parte, la Iglesia ortodoxa acusa a la católica de ser especialmente proselitista tanto en la zona balcánica como en Ucrania, donde la comunidad uniata (católicos de rito oriental) ha proliferado desde la caída del comunismo.

EPA

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