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INTENTO DE FUGA

Los dos delincuentes amotinados en una cárcel francesa se entregan a la policía

Previamente habían liberado a la pareja de vigilantes que mantenían retenidos

El primer preso en rendirse ha sido justamente el considerado como más conflictivo por la policía, Ben Buabdelá Munir. Poco después ha hecho lo propio Chrisophe Khiler, que permanecía atrincherado con un arma en una de las dependencias de la prisión.

Las autoridades han subrayado que ambos están condenados a largas penas de prisión por asesinatos y atracos a mano armada y están fichados como peligrosos.

Robo de un helicóptero

El incidente comenzó ayer por la tarde, cuando tres cómplices de los presidiarios asaltaron un helicóptero que se disponía a despegar desde la terraza de un restaurante de lujo, secuestraron al piloto, una mujer, y la obligaron a dirigirse a la prisión de Fresnes.

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Taxi aéreo para huir de prisión

El aparato intentó posarse sin éxito en el interior de la prisión. Fue entonces cuando los ocupantes de la nave lanzaron una escala para facilitar la huida de los presos, pero ésta resultó demasiado corta. Decidieron entonces escapar pero antes consiguieron lanzar una bolsa con armas -una pistola automática y un fusil de asalto y un chaleco antibalas- a los presos.

Tras un tiroteo, en el que uno de los vigilantes apostados en una de las torretas de la prisión resultó herido de bala en un pulmón, los dos presos armados tomaron entonces como rehenes a tres funcionarios del centro. Uno de ellos fue liberado a las pocas horas.

Aterrizaje en un estadio

En cuanto a los compinches de los amotinados, -tres hombres fuertemente armados-, se fugaron en un coche tras obligar a la piloto del helicóptero a aterrizar en un estadio de fútbol cercano cuando se jugaba un partido, según ha indicado fuentes de la Prefectura de Yvelines, a las afueras de París.

No es la primera vez que los criminales usan este método para fugarse de cárceles francesas. De hecho, tras una decena de fugas con helicóptero en las últimas dos décadas en Francia, varias cárceles han sido equipadas con redes especiales que impiden el aterrizaje de estos aparatos, como Fresnes y Freury-Mérogis (afueras de París), así como La Santé, la única en plena capital francesa.

Reuters

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