Argumentario tramposo
Los violadores beneficiados por la ‘ley del solo sí es sí’ habían sido condenados con el ‘código penal de La Manada’
La irrupción de Podemos en 2015 alimentó las expectativas de que se abriera camino un nuevo modo de hacer política, alejado de las manipulaciones del lenguaje; ajeno a los argumentarios tramposos y dotado de una nueva oratoria eficaz y elegante. La polémica acerca de la ley del solo sí es sí ha acabado por enterrar toda esperanza.
Pero empezamos con una trampa del PSOE: su portavoz parlamentario, Patxi López, ha reiterado que la proposición de ley aceptada a trámite el 7 de febrero pretende “arreglar lo que no ha funcionado”. Sin embargo, la futura ley no influirá en nada respecto a lo que no ha funcionado: las excarcelaciones y reducciones ya dictadas, que han sido recurridas por las fiscalías pero con arreglo a la norma vigente ahora.
A su vez, los portavoces de Podemos han utilizado tres locuciones fraudulentas en este último episodio de la política española. Todas ellas de aparente brillantez retórica pero exentas de verdad.
“Volver al código penal de La Manada”. Se supone que aquellos a quienes les duelen los efectos beneficiosos de la ley del solo sí es sí para más de 400 condenados propugnan un regreso a la situación anterior; es decir, volver al Código Penal vigente cuando se desató el escándalo de La Manada, la violación grupal cometida en Pamplona en 2016. Esa afirmación pretende llevar a la conciencia de los desavisados que la ley anterior protegió a aquellos indeseables. Pero la misma norma con la que en primera instancia fueron condenados a 9 años (el tribunal no apreció violencia ni intimidación) sirvió para que se les endosaran en el Supremo (porque sí las apreció) penas de 15; es decir, las mismas que les habrían caído encima con el solo sí es sí. El problema no fue la ley, sino la interpretación inicial de los hechos por el tribunal navarro, corregida después en casación.
“El consentimiento en el centro de la ley”. Los portavoces podemistas suelen decir que la reforma de la reforma que pretende el PSOE no puede sacar al consentimiento del centro de la ley: la necesidad de que la mujer esté de acuerdo expresamente con la relación sexual tal como ésta se plantee. Pero nadie ha propugnado lo contrario; tampoco la proposición socialista; y además el consentimiento ya constituía el eje de la legislación anterior. Por eso había violadores en las cárceles, cientos de ellos beneficiados ahora pero condenados en su día precisamente con el llamado “código penal de La Manada” (mientras que el código penal de Podemos-PSOE los ha favorecido). La frase sobre el consentimiento repetida mil veces pretende transmitir, en un ejercicio de adanismo, que es hoy cuando se le da al consentimiento su verdadero valor.
“El calvario probatorio”. Según Podemos, la ley vigente en estos momentos termina con el “calvario probatorio” de las mujeres agredidas o violadas. Sin embargo, ni la primera reforma ni la segunda podrán cambiar los principios del derecho; y la carga de la prueba va a seguir correspondiendo a quien acusa. Eso es así desde el derecho romano (in dubio pro reo) porque quod gratis asseritur gratis negatur: lo que se dice sin pruebas se rebate sin pruebas. Las acusaciones deberán convencer a los jueces cuando el denunciado niegue los hechos o manifieste que la relación fue consentida. Todo lo cual no impide que se garantice un trato exquisito hacia las víctimas.
Esas tres expresiones están viciando un debate político que debería alcanzar mayor altura intelectual y jurídica. La propaganda se ha antepuesto a la pedagogía, el sostenella ha vencido al enmendalla; exactamente como antes de que llegara Podemos.
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