Ocho pelucas y tres horas diarias de caracterización: al habla con el barcelonés que creó el crucial peinado de Adam Driver en ‘La casa Gucci’
Alexis Continente es el responsable del elaborado peinado que el actor luce en la cinta de Ridley Scott, casi un personaje en sí mismo. No es la primera vez que trabaja con grandes estrellas: Chris Hemsworth o Aaron Paul han pasado también por sus manos
“¿Cómo conseguir el pelo hipnóticamente perfecto de Adam Driver en La casa Gucci?”, se preguntaba la edición británica de Esquire. “Es un poco complicado, pero merece la pena”, apostillaba después. El peinado de Maurizio Gucci, protagonista de la cinta, es uno de esos que crean tendencia y describen a un hombre: de adolescente tímido a gran hombre de negocios, el peinado es clave para reflejar la evolución de este personaje trágico (Gucci fue asesinado en 1995 por orden de su exmujer). El cabello de Driver es un elemento dramático clave de la película. Y es obra del barcelonés Alexis Continente.
Mientras esperan a que les llegue el turno o a que el tinte y las mechas se asienten, a las clientas habituales del salón Conti Hair en el Eixample de Barcelona no les hace falta hojear revistas para conocer los secretos de las estrellas. Tienen a Continente, propietario del salón, dispuesto a resolver toda duda que pueda surgir en relación con su otro trabajo, el de peluquero personal de varios grandes nombres de Hollywood. “A las clientas les interesa muchísimo este mundo, cosas como que puedas estar rodando un interior en Londres y un exterior en Croacia”, explica a ICON.
Si esto les sorprende, les resultará aún más chocante saber que el pelo de Adam Driver en la película La casa Gucci de Ridley Scott, estrenada a finales de noviembre, ni siquiera era el suyo. O no en su totalidad. En la ficción, el actor estadounidense lleva un total de ocho pelucas cosidas a mano, pelo a pelo y con cabello natural, todas confeccionadas según las medidas exactas de su cabeza que el catalán recopiló, como peluquero suyo que ha sido para este filme en el que también aparecen Lady Gaga, Al Pacino o un Jared Leto irreconocible. En el caso de Driver, entre pelo y maquillaje, se acumulaban unas tres horas diarias de trabajo: “Por la mañana se nos podían ir fácilmente unas dos horas, y al acabar de rodar, entre 45 minutos y una hora para retirárselo todo. Era un nivel muy alto de caracterización”, explica.
No es la primera vez que actor y peluquero trabajan juntos. Ya lo hicieron hace poco en El último duelo, también de Ridley Scott, un director con el que Continente ha forjado buena relación tras participar en su película Exodus –allí le diseñó el pelo a Aaron Paul– y en Todo el dinero del mundo. En su currículum figuran, además, la segunda parte de Mamma Mia!, Asesinato en el Orient Express o Thor: el mundo oscuro, su primera incursión en el cine, para la que le preparó las mechas a Chris Hemsworth. Anécdotas tiene, porque ha visto de todo, pero en La casa Gucci ha vivido cosas que según él no le habían pasado nunca, y eso que el rodaje tuvo lugar a principios de año, de febrero a finales de mayo, en una situación ya de por sí excepcional: cuando gran parte de la población de Italia estaba confinada o con restricciones horarias.
Dejando a un lado algunas escenas en Milán y en los Alpes italianos, la mayoría se grabaron en exteriores de Roma. “La gente de seguridad de la película hizo un trabajo excepcional, porque aquello era una locura. Había drones y los paparazis se subían a las farolas de la calle”, recuerda. “Nosotros dormíamos en el mismo hotel que Adam, él salía con su coche y nosotros con el nuestro, y cada mañana que nos subíamos a la furgoneta teníamos a los fotógrafos con unos flashes enormes esperando en la puerta”.
La casa Gucci llevaba un año entero generando expectación y no solo por el plantel de estrellas de Hollywood en su reparto. Entre los fans y profesionales de la moda, el interés estaba en ver cómo se iba a retratar el pasado turbulento de una firma de lujo aún en pie, teniendo en cuenta que la familia Gucci vive todavía –y no estaba precisamente a favor de la cinta– o que el presidente de Kering –el conglomerado al mando hoy de la marca– es el marido de Salma Hayek, quien actúa aquí, además de que en los medios ya se avanzó que Ridley Scott abordaría la figura de Tom Ford como entonces director creativo de la casa. El diseñador dio su crítica en el portal Air Mail al poco del estreno: “Me reí a carcajadas, pero, ¿se suponía que debía reírme?”.
Una vida entera a través de cuatro peinados
De primeras, morbo no faltaba en un argumento en el que, para echar más leña al fuego, se subraya al máximo la vida de Patrizia Reggiani (Lady Gaga): ella se enamora de Maurizio Gucci (Adam Driver), los dos deciden casarse, destronan a la familia de la compañía, él se cansa de la ambición de ella, llega el divorcio y ella contrata en 1995 a dos sicarios para que lo asesinen. Patrizia, la real, acabó en la cárcel, salió en 2016 y vive desde entonces en Milán. También se ha pronunciado sobre la película: no le ha parecido bien que Gaga no quisiera conocerla ni escuchar su versión de los hechos.
Para preparar el pelo de Maurizio, Continente tuvo varias reuniones por videollamada con Scott y Driver. Los primeros moodboards se ciñeron a la persona, al Maurizio auténtico, luego analizaron su parte más íntima para reflejarla en lo visual, desglosando al personaje a lo largo de los setenta, ochenta y noventa. “Empieza siendo un chavalín que va a la universidad, es educado pero un poco inocente, nunca ha estado con una mujer, y aun teniendo el poder de ser alguien (es hijo y sobrino de la primera generación de Gucci), prefiere no entrar en la compañía”, explica Continente. “Solo cambió por presiones externas, en este caso de su mujer, que lo convierte en quien ella quiere que sea, un hombre de negocios”. Ahí es cuando la pareja entra en la marca y se muda a Nueva York; Maurizio pasa a un pelo corto con la raya al lado muy marcada, estilo empresario, hasta el momento en que el matrimonio se desmorona.
“Digamos que la cabra tira al monte. Él conoce a otra chica y empieza a ganar el control sobre su vida”, considera. El cabello largo también lo recupera: “De alguna manera, vuelve a sus orígenes, a no pensar en el negocio sino en ser feliz, estar tranquilo y no molestar a nadie. Porque era un hombre dulce, todo el mundo decía eso de Maurizio Gucci cuando lo asesinaron”. Escenas antes de aquello, se lo ve con algunas canas –murió con 45 años– y algunas mechas claras fruto de las vacaciones constantes en islas varias donde navegaba con su barco, el Creole, para el que llegó a pedir a los diseñadores de Gucci que le confeccionaran el nuevo uniforme de la tripulación, según cuenta Tom Ford en su crítica, en vez de dejarlos trabajar en la colección de la siguiente temporada.
¿Quedó Adam Driver contento con el trabajo? “Me imagino que sí, porque ahora acabo de hacer otro proyecto con él y con (el director) Noah Baumbach, y lo más seguro es que en 2022 vuelva a ser su peluquero personal”. Aparte de este dato, es muy posible que Alexis Continente también haya compartido con sus clientas de Conti Hair la opinión que le merece el actor: “Ya no es solo mi jefe, nos estamos conociendo como personas, está empezando a haber una relación más allá del trabajo. Yo lo valoro mucho y espero que, por su parte, Adam también lo haga”.
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