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Anitta, la superestrella imprevisible: “No tener filtro siempre me ha traído problemas”

Tiene nombre de telenovela. No conoce el pudor. Ha cantado con Madonna. Y le sobran personalidad y olfato para los éxitos en la era de las plataformas. Ahora, Anitta se prepara para que el mundo se rinda a sus pies

La cantante brasileña Anitta.
La cantante brasileña Anitta.
Guillermo Alonso

Si un equipo de marketing tuviese que inventar una embajadora de Brasil para el siglo XXI no hubiesen logrado crear a nadie mejor que a Anitta. Larissa de Macedo Machado (Río de Janeiro, 28 años) escogió este nombre artístico en honor a una telenovela, Amor à Vida (2013-2014), solo para descubrir que el culebrón más adictivo sería su propia vida. Nacida en las favelas cariocas y curtida entre el coro de la iglesia y las versiones de canciones funk que subía a YouTube, creció entre gimnasios, clases de danza y clínicas de cirugía estética. Hoy es la artista más popular surgida de Brasil (Caetano Veloso o Gal Costa son instituciones, sí, pero ya no llenan discotecas) y sus duetos con J Balvin, Cardi B, Rita Ora, Madonna o Maluma arrasan en las plataformas. Es provocadora, deslenguada y sexual, un huracán impredecible.

También hay demonios en su historia. En Netflix (donde no hay una serie documental sobre su vida, sino dos) reveló haber sido víctima de una violación en su adolescencia. Anitta es puro Río: en ella conviven la favela y los hoteles de lujo, la alegría y la violencia. La última escena del culebrón, también inconfundiblemente Anitta, tuvo lugar en plena grabación de su último disco.

“Cuando estaba grabando Girl From Rio en el estudio leí en una página de noticias brasileñas que tenía un hermano. Mi padre había dejado embarazada a una mujer antes de conocer a mi madre, algo que ni él sabía. Uno de mis productores, Stargate, me dijo: ‘Pon esto en la canción, ¡es genial!”. Lo hizo: “Acabo de enterarme de que tengo otro hermano”, canta en la canción.

“No viví aquello como algo negativo”, aclara. “Esta historia es muy loca y chistosa. Ya llevo su nombre tatuado, al igual que el de mi otro hermano, el que he conocido de toda la vida. Y ahora tengo una sobrina, su hija. A mi madre también le encanta mi hermano nuevo. Al fin y al cabo, mi padre tampoco estaba casado entonces. No cuenta como infidelidad”.

Girl From Rio es el disco que Anitta publicará próximamente y en su primer sencillo, del mismo título, se atreve a versionar un clásico de su país, La chica de Ipanema, pero sin hablar precisamente de Ipanema. “Donde yo nací, las chicas guapas no parecemos modelos”, canta. Ella habla de ese otro Río, el que ella conoce y no sale en las guías turísticas. “En el vídeo de Girl From Rio hay una playa, pero una artificial que el gobierno construyó para la gente sin acceso al resto de playas”. Conocido como Piscinão de Ramos, ese invento consiste en un estanque del tamaño de tres campos de fútbol que acoge a bañistas de los barrios más humildes. Una playa que no visitan los extranjeros y que sugiere que Anitta quiere convertirse en representante de ese otro Brasil. ¿Es así? “Eso espero”, responde. Su primer gran concierto, en 2012, tuvo lugar en allí mismo y marcó para siempre su imagen: una artista pop que se inspiraba en Britney Spears o Beyoncé, pero que se dirigía a chicas con vidas y cuerpos muy diferentes. Chicas como ella.

Le ha echado valor al versionar un tótem de la música de su país, Garota de Ipanema. Pero es una nueva versión pop, con la sonoridad de hoy en día. No es bossa nova.

Algo llamativo de su anterior disco, Kisses, era que tenia una canción para todos los públicos. Hasta mi madre lo escuchaba. A ella le gustaba la de Caetano Veloso, ¡seguro! Esa canción es muy bonita. Mi intención, no para ahorita, sino para el futuro, es hacer un álbum entero así. Me encanta mi propia voz cuando canto este tipo de canción. Este disco tiene más identidad, no mezcla tantas cosas. Girl from rio está hecho para intentar que los ritmos brasileños empiecen a ser reconocidos globalmente.

Pero canta en inglés, no en portugués. Brasil está presenta en las canciones, pero todas son en inglés. La intención es llevar primero el ritmo, pero de la manera más fácil, con un idioma global. Así es más posible que la gente se interese por algo. Y después haremos algo que tenga más de portugués. Todo tiene que ser paso a paso, sin prisa. Ya es demasiada novedad: una artista nueva fuera de Brasil, sonoridad nueva, ¿y encima idioma nuevo?

¿No teme que le critiquen por ser una embajadora de la cultura brasileña que está cantando en inglés? En Brasil dicen a veces esto, lo sé, pero solamente la gente que no sabe exactamente lo que yo estoy intentando hacer con mi carrera. Cualquier persona que tenga un mínimo de espíritu crítico, de curiosidad y de cultura entenderá exactamente lo que estoy haciendo. Si busco algo popular necesitamos hablar el idioma global para que la gente conecte contigo Y ahí empiecen a buscar otras cosas más. Poco a poco. Quien entiende de música entiende que este es el camino.

Visto desde fuera, Brasil parece un lugar con muchos contrastes. ¿Está eso en su carácter? ¿Es usted un producto genuinamente brasileño? Sí. Brasil es así. Hay muchas diferencias. Pero por ejemplo, en el carnaval todo el mundo se une, está en la calle. Todos tenemos características muy similares sin importar nuestra posición social. Creo que sí, que soy la representación de esta mezcla porque vengo de una familia humilde pero me encanta estudiar y tengo muchísima curiosidad. Me adapto a cualquier tipo de ambiente.

Para conquistar el mundo, Anitta cuenta con un equipo de productores de primera línea, pero sobre todo con una personalidad arrolladora y un sentido del humor cáustico y sin filtro, lo que hace de ella una de las celebridades más sorprendentes de la actualidad. Presume de cirugías plásticas: “Mi cara es la de Frankenstein, ¡todo de mentira! Me hice experta en Photoshop, retoqué mi cara y cuando tuve la plata fui a una doctora, le mostré la foto y le dije: ‘Haga esto en la vida real”, contó en una ocasión.

La cantante Anitta ganó el Grammy a Mejor Álbum de Música Urbana.
La cantante Anitta ganó el Grammy a Mejor Álbum de Música Urbana.John Parra (Getty Images)

Ver sus intervenciones televisivas es una experiencia indescriptible. Es usted una de las entrevistadas más deslenguadas e imprevisibles del pop actual. ¡Esto me trae problemas! Siempre hay problemas cuando no tienes filtro. Pero yo sí tengo filtro, ojo: mi filtro es el respeto, los límites de los demás. ¿Pero conmigo? [Hace una pedorreta]. Cuando tú no tienes filtros contigo mismo es cuando se complican las cosas. La gente siempre va a estar juzgándote si eres demasiado sincera. Y yo no creo que fuese buena haciendo un papel. No soy buena mintiendo. Soy una explosión. Si en esas entrevistas tengo que ser más así [imposta una cara de niña buena]… no funcionaría. Soy explosiva, digo lo que me da la gana. Mi personalidad es más parecida a una metralleta. A mí me gusta hacer entrevistas. Es parte de mi trabajo. Si tú quieres algo tienes que decir al mundo, si quieres que te escuchen, tienes que dar algo a cambio. Si quieres que la gente conozca y divulgue tu trabajo tienes que dedicar un poco de tu tiempo y de tu cariño a ser una persona agradable. Al final, si no hay nadie hablando de ti y contando lo que haces…

Otra impresión, corríjame si me equivoco, es que cuando concede entrevistas a medios anglosajones es más retraída que cuando lo haces en España o a medios latinos. ¿Hay una barrera idiomática para esa locura de la que habla? Yo creo que se debe a que la gente todavía no conoce mi personalidad bien en el extranjero, así que cuando me hacen preguntas siempre me ponen en cierto papel. Creo que porque están más acostumbrados a esos artistas de acá [se refiere a Estados Unidos] que no hablan tanto, que no quieren decir nada sobre su intimidad. No hablan de cosas cercanas como hacemos los latinos. No creo que yo cambie, cambia cómo me tratan. A mí que me pregunten lo que sea, ¡que yo voy a responder!

Recuerdo una entrevista suya con David Broncano en La resistencia[Interrumpe] ¡No! ¡Siempre me recuerdan esa entrevista! Recuerdo que estaba una vez en Marbella, creo, y llamé a un tatuador y él, cuando llegó, se me queda mirando y me dijo: ‘¡Tú eres la chica de La Resistencia!’. Esto demuestra que cómo sea yo depende mucho de quién me esté haciendo la entrevista. Si son chistosos, yo seré chistosa. Si son serios, yo seré seria. Aquí, en Estados Unidos, o en Inglaterra, los noto más serios y yo intento ser más seria.

Una curiosidad: eso que contó usted a Broncano, que no hace falta repetir (solo daremos una pista, era muy escatológico), ¿lo ha contado en alguna entrevista en otro lugar? Si te refieres a lo de la caca, ¡yo hablo de todo! De caca, de follar. De lo que me pidan. Yo digo muchas palabrotas.

¿Cuál es su palabrota favorita? En portugués es poja. Poja it’s like… [se lo piensa]. Bueno, el significado literal de la expresión es como esperma, pero tú lo puedes utilizar para expresar que algo te ha dolido o te ha molestado. Como cuando en España decís: “¡Coño!”.

¿Y en español? En español me gusta “cabrón” porque puede ser bueno o malo, según como se use. En inglés me gusta “fuck!”.

Usted asegura no haber cambiado nada, pero algo tiene que haber cambiado su personalidad al convertirse en una celebridad internacional que canta con J Balvin o Madonna. No, porque tengo a mi familia conmigo. Tenemos una relación muy cercana y ellos me siguen tratando como siempre me han tratado. No dejan que se me meta en la cabeza la idea de que yo soy famosa. No me gusta tratar a la gente de manera diferente.

A menudo en Europa somos más críticos con las letras de éxitos musicals de Latinoamérica, a las que tildamos de ser machistas o demasiado sexuales (ocurrió, por ejemplo, con Cuatro babys de Maluma). ¿Cree que se vive el sexo y la carnalidad de una manera diferente en Europa que en América Latina? Al contrario, creo que en Latinoamérica son mucho más machistas. A mí me gusta cantar sobre la sexualidad porque esto para mí significa libertad. No es que yo sea exactamente esa persona sobre la que canto, aunque a veces sí que tengo una personalidad muy parecida a ella. Creo que es importante tener la opción de ser así si tú quieres ser así. Que escojamos como queremos ser sin que la gente nos esté juzgando.

¿Cómo fue trabajar con Madonna en su último disco? Trabajar con ella fue como ir a una escuela de responsabilidad, concentración, educación… Ella llega con unos apuntes sobre cada canción gordos como un libro: “este sonido quiero que vaya por aquí, para este tengo aquella otra referencia”… Tenemos amigos en común y ellos le hablaron de mí. Madonna empezó a buscar cosas sobre mi trabajo y así es como me llamó. La experiencia fue increíble, ella cantó funk, cantó en portugués, me pidió que le enseñase las palabras en portugués... Y yo [ahoga un grito]... ¿cómo voy a corregir a Madonna? “¡Si me equivoco, dímelo!”, decía ella. ¿Y cómo le iba a a decir a Madonna “te has equivocado”? ¡Pues al final lo hice!

Para terminar, hay una frase y su documental de Netflix muy llamativa y poética: “Algún día seré vieja y rica cojones”. Es obvio que vieja no es, ¿pero ha conseguido ser rica ya? Desde hace mucho entendí que la plata es infinita. No para mí, lo que quiero decir es que los números son infinititos y si vives buscando más y más dinro siempre seguirás buscando, insatisfecho con lo que tienes. Hoy en día no me importa mucho eso. Tampoco sé cuanto tengo.

Me tomo eso como un sí. Sí, pero si no tuviera plata viviría despreocupadamente igual. Ya no valoro más estas cosas.

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Sobre la firma

Guillermo Alonso
Editor web de ICON. Ha trabajado en Vanity Fair y Telecinco. Ha publicado las novelas ‘Vivan los hombres cabales’ y ‘Muestras privadas de afecto’, el libro de relatos ‘La lengua entre los dientes’ y el ensayo ‘Michael Jackson. Música de luz, vida de sombras’. Su podcast ‘Arsénico Caviar’ ganó el Ondas Global del Podcast 2023 a mejor conversacional.

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