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Abusos, drogas, supremacismo blanco y ‘hip hop’: el gran problema de Tom Hanks se llama Chet y es su hijo

Chester Hanks lleva una década dando titulares por sus problemas con las drogas, acusaciones de abuso y, ahora, también por una campaña de promoción de su último disco como rapero cargada de iconografía de extrema derecha. Al padre de la América ideal le ha salido un hijo que se parece demasiado a la realidad del país

Tom Hanks y Rita Wilson rodean a su hijo Chester Hanks en un estreno en Nueva York en 2011.
Tom Hanks y Rita Wilson rodean a su hijo Chester Hanks en un estreno en Nueva York en 2011.Rob Kim (Getty Images)
Carlos Megía
Madrid -

Tom Hanks es, a sus 64 años, mucho más que una estrella de cine. Su proyección como figura pública trasciende su condición de actor: Hanks es un icono atemporal, intergeneracional, una suerte de padre de América con las sienes plateadas. “No importa lo que pase, estoy orgulloso de vosotros”, dijo a los espectadores de Saturday Night Live, con tono casi institucional, pocos días antes de que Trump fuera elegido presidente en 2016. El astro complementa con maestría su rol de oráculo social ajeno a la controversia y alérgico a la excentricidad, espejo del estadounidense medio, con su gusto por los papeles de hombres ejemplares, héroes de bondad unidimensional y principios indiscutibles: desde Walt Disney (Al encuentro de Mr. Banks) a Fred Rogers (Un amigo extraordinario), pasando por el periodista Ben Bradlee (Los archivos del Pentágono) o el Capitán Phillips en la película homónima.

Más allá del apellido y de la profesión, Chester Hanks tiene pocas cosas en común con su padre. A sus 30 años, el tercero de los cuatro hijos del actor no ha seguido el intachable ejemplo de sus hermanos: Colin –actor respetado–, Elizabeth –escritora– y el más joven, Truman, que se está abriendo camino en la industria como operador de cámara. Pese a sus escarceos en la pequeña pantalla, en series recientes como Your Honor o Empire, Chester, conocido como Chet Haze en la escena rap, ha copado más artículos en medios sensacionalistas como TMZ que en las páginas del medio especializado Variety, arrastrando un grueso historial de polémicas que han escalado en los últimos meses.

Chet Hanks en la gala de los Globos de Oro celebrada en Beverly Hills en enero de 2020.
Chet Hanks en la gala de los Globos de Oro celebrada en Beverly Hills en enero de 2020.Axelle/Bauer-Griffin (Getty Images)

La revista People ha desvelado que la última exnovia de Hanks, Kiana Parker, ha presentado en los juzgados una denuncia contra él por malos tratos físicos y verbales, además de solicitar una orden de alejamiento que ha sido aceptada. Según declaró la joven, el deterioro reciente de su relación sentimental evolucionó hacia un patrón de violencia machista. “La amenazó con una pistola en diferentes ocasiones, arrojó objetos contra ella y profirió diversos insultos racistas”, sostiene la denuncia presentada. Esta llega apenas unas semanas después de que el actor la acusara formalmente a ella de agresión y robo, filtrándose en internet un vídeo de Hanks con la cara ensangrentada a causa, según él, de un corte que ella le hizo con un cuchillo.

Mientras las acusaciones se acumulaban, Chet Hanks aprovechaba la atención de los medios para estrenar las primeras imágenes de su nuevo trabajo como rapero, White Boy Summer (el verano del chico blanco). Presumiendo de cuerpo tonificado y tatuado, Hanks aparece rodeado de chicas en bikini haciendo twerking mientras él vierte sobre sus traseros una bebida alcohólica. Pero la mayor controversia generada por su lanzamiento ha sido la campaña de mercadotecnia que lo acompaña, que apuesta por mensajes estampados en camisetas, sudaderas o pantalones cortos con tipografía gótica, la misma utilizada habitualmente por los grupos del supremacismo blanco y similar a la que aparece en la portada de algunas ediciones del Mein Kampf de Hitler.

“Estos artículos de promoción parecen agresivamente racistas”, alegó un usuario de Twitter en una observación que ya acumula más de 160.000 ‘Me gusta’. Él, por su parte, se defendió confirmando que próximamente lanzará una colección con el eslogan Black Queen Summer (el verano de la reina negra). También ha mostrado su apoyo en diferentes ocasiones al movimiento Black Lives Matter y a Joe Biden, en cuya ceremonia de investidura participó Tom Hanks. “Después de tener a Donald Trump envalentonando a los supremacistas cuatro años, no sé si es el momento de reivindicar el verano del hombre blanco”, escribía escéptica la columnista de The Guardian Arwa Mahdawi, confundida después de que Hanks pidiera a sus seguidores varones “evolucionar de Pikachu a Raichu”.

Pero las sospechas respecto a la ideología de Chet no son nuevas. Ya en 2015 se negaba a dejar de repetir el término nigga (algo así como negrata), insulto con el que los blancos conocían a los negros en la época de la esclavitud, hoy coloquial en el ámbito del hip hop pero muy peyorativo cuando es pronunciado por un caucásico. En un episodio más reciente, que tuvo lugar el pasado enero de 2020 y casualmente el último hasta la fecha en el que se le ha visto junto a su progenitor ante los focos, el músico estuvo a punto de aguarle la gran noche a su padre. Mientras la industria hollywoodiense celebraba la carrera de Tom Hanks haciéndole merecedor del premio Cecil B. DeMille en la gala de los Globos de Oro, Chet publicó un vídeo en redes sociales en el que imitaba el acento jamaicano, una parodia viral que fue ampliamente criticada por la prensa y los tuiteros.

El hijo de Tom Hanks y de Rita Wilson saltó a la fama cuando en 2014 hizo pública su adicción a las drogas, con las que decía luchar desde los 16 años, y entró en un centro de rehabilitación. Graduado en Arte Dramático en la universidad de Northwestern, su ingreso coincidió en el tiempo con su participación en la adaptación cinematográfica del cómic de Marvel Los cuatro fantásticos, que parecía que iba a ser su trampolín hacia el estrellato. En un comentario en Instagram, Chet culpó al contexto familiar de su estrecha relación con los estupefacientes: “Descubrir quién soy ha sido todo un viaje por culpa de todas las presiones con las que he tenido que lidiar en mi vida. Ya sabéis, siendo el hijo de mi padre y todo eso”. Solo seis meses después, el rotativo británico Daily Mirror hizo pública la orden de busca y captura que la policía de aquel país había emitido contra él por destrozar una habitación de hotel en Londres. En diciembre de 2016, Chet anunció que había tenido una niña, llamada Michaiah, fruto de una relación ya terminada. Un nacimiento, que según afirmó, había supuesto un antes y un después. “Ella es la razón por la que he dado la vuelta a toda mi vida y por la que me mantengo sobrio”.

Rita Wilson, Tom Hanks y sus hijos Truman (a la izquierda) y Chester (a la derecha) durante un partido de béisbol en Los Ángeles en 2004.
Rita Wilson, Tom Hanks y sus hijos Truman (a la izquierda) y Chester (a la derecha) durante un partido de béisbol en Los Ángeles en 2004.Chris Polk (Getty Images)

El protagonista de películas como Forrest Gump no solo ha evitado pronunciarse en los medios de comunicación sobre las múltiples controversias de su hijo, sino que ha tratado de mantenerlo controlado, al menos, en el aspecto profesional. Además de conseguirle un cameo en Larry Crowne, la comedia que protagonizó junto a Julia Roberts, el pasado año compartió plató con él en Greyhound: Enemigos bajo el mar, un thriller naval situado en la Segunda Guerra Mundial, producido, escrito y protagonizado por el actor, y en el que hizo valer su estatus para ejercer un nepotismo que él mismo admitió en su aparición en el late night de Stephen Colbert. “Fue muy divertido trabajar con él porque es un actor increíblemente bueno. Uno de los placeres de tener cierta influencia y de ser la estrella de la película es poder pedir que ciertas personas aparezcan en ella”, reveló Hanks, que no podía disimular su embelesamiento al hablar, esta vez por cuestiones estrictamente artísticas, de su hijo en televisión. El conocido como “padre de América” es, sobre todo y pese a todo, el padre de Chester Hanks.

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