La alta sastrería se hace ‘pret a porter’: modelos, creativos e ‘influencers’ celebran la segunda colección de Mango Designed by Boglioli en Barcelona

No es fácil destacar en el mundo de la sastrería. Son pocos las firmas que producen algo realmente único entre las tantas tradiciones, reglas y protocolos que suelen acompañar la elaboración de trajes. Así como Picasso, que decía: “Aprende las reglas como un profesional, para entonces poder romperlas como artista”, la casa Boglioli es uno de los pocos talleres de este tipo de vestuario que pueden presumir de haber roto las normas. Fueron los primeros a ofrecer americanas completamente deconstruidas. La maestría de la casa, aunada a la experiencia de la moda pret a porter de Mango, se puede experimentar en la colección Mango Designed by Boglioli, que acaba de inaugurar su segunda edición.

Para celebrar la ocasión, se eligió el tradicional Club de Natació de Barcelona para rendir tributo a la unión entre las dos marcas y exponer las nuevas piezas de la colección cápsula, que ahora incluye pantalones, camisas y sobrecamisas, además de los trajes y americanas que confirieron a Boglioli su lugar en el panteón de las casas sartoriales. Las dos marcas decidieron por ampliar su proyecto conjunto tras el éxito del primero lanzamiento, que contaba exclusivamente con americanas y fue lanzada en el octubre pasado.

En este encuentro, formaron parte algunos de los personajes más conocidos de la comunidad de Mango. El estilista Marc Forné compareció junto con el influencer Joan Pala y el modelo Andrea Faccio, además de los actores Pol Monen, Dariam Coco, Santiago Vaca y Clara Sans. Tamu McPherson, Erika Boldrin, Blanca Miró, André Paca, Julius God y Jean Filip Phiné N’Djoli también disfrutaron de la puesta del sol en la playa de San Sebastía con la banda sonora del DJ Pascal Moscheni de fondo.

La gastronomía simbolizó la alianza entre los dos países originarios de las marcas. Las chefs Viviana Varese y Fran Agudo representaron a la cocina milanesa y barcelonesa, respectivamente, y prepararon una cena que mezcló elementos de ambas tradiciones. Antes de empezar la cena, se sorprendió a los invitados al bajar la mesa, que estaba colgada en el techo por cables de acero, a plataformas esculturales preparadas especialmente para sostenerla.

La elección de la capital catalana representó a Mango, originaria de la ciudad. La alternancia entre sedes (la primera colección se presentó en la Torre Velasca de Milán, ciudad-sede de Boglioli), resultó, de nuevo, en una muestra del puente que las dos marcas han tendido entre Milán y Barcelona, y sus valores compartidos.

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