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Charlotte Gainsbourg: “No me gusta ver mis películas, ni siquiera las antiguas”

No le gusta la voz con la que canta ni su trabajo en las películas donde actúa: es posible que sea la única del planeta. Realeza por apellidos y estrella por méritos propios, tiene esa inseguridad que solo permite el gran talento

Charlotte Gainsbourg en el Festival de Cannes de 2021, donde se proyectó su documental 'Jane Par Charlotte'. Foto: PASCAL LESEGRETAIN (GETTY IMAGES) | Vídeo: EPV

Descendiente de la más célebre estirpe del pop galo, Charlotte Gainsbourg (Londres, 50 años) descansa en el sofá de una suite de hotel donde acaba de presentar Les passagers de la nuit (Los pasajeros de la noche) dentro del Festival Internacional de Cine de Berlín. Vestida con cazadora de cuero y vaqueros ceñidos, su imagen contrasta con el outfit de la noche de gala: traje negro de Saint Laurent (es imagen de la casa desde 2017), lazada ad hoc, camisa blanca y tacones a juego.

Siendo hija de la actriz y cantante inglesa Jane Birkin y del músico y provocador oficial de Francia Serge Gainsbourg, la foto de la intérprete debería aparecer en los diccionarios junto a la palabra sofisticación. Dirigido por Mikhaël Hers, Les passagers de la nuit es un (otro) regreso a los ochenta en el que ella encarna a una madre recién separada que lucha por mantenerse a sí misma y a sus dos hijos.

Charlotte Gainsbourg durante el rodaje de 'L’Effrontée'.
Charlotte Gainsbourg durante el rodaje de 'L’Effrontée'.Getty Image
Charlotte Gainsbourg recogiendo el César a mejor debutante en 1986 por 'L’Effrontée'.
Charlotte Gainsbourg recogiendo el César a mejor debutante en 1986 por 'L’Effrontée'.Getty Images

“Siempre somos nostálgicos sobre nuestra juventud y pretendemos volver a ella”, explica con voz frágil, casi susurrante, que delata su reconocida inseguridad. “Tanto para el director como para mí esa década es la de nuestra adolescencia, la de nuestras primeras veces en cuestiones cruciales. Para mí ha sido muy curioso cuando los actores más jóvenes llegaban al set, con ese diseño ochentero, y veían ciertos aparatos como un casete y decían: ‘Pero ¿esto qué es?’. Era como si vinieran de otro planeta”.

Fue en esa década cuando, con 13 años, consiguió su primer papel protagonista en L’Effrontée (1985), de Claude Miller, al tiempo que debutaba en la música con Lemon Incest (1985), una canción escrita por su padre e interpretada por ambos que fue todo un escándalo. Poco después llegaría Kung-Fu Master (1988), firmada Agnès Varda, que tampoco se libró de su buena ración de polémica y a la que le costó encontrar un canal propio de distribución.

“A lo largo de mi carrera he hecho unas cuantas cintas bastante controvertidas, aunque para mí aquello no fue un rodaje. Ella estaba trabajando a la vez en el documental sobre mi madre, Jane B. by Agnès V., y estuvo viviendo en nuestra casa durante un año. Yo estaba muy enfadada, porque cuando volvía del instituto me encontraba a todo el equipo deambulando por las habitaciones. Pero nunca llegué a verla en el cine”. ¿Perdón? “Sí, nunca he visto Kung-Fu Master. No me gusta ver mis películas, ni siquiera las antiguas. Sí vi el documental. Amo a Agnès y sé que fue muy importante para mi madre. ¿Pero tenerla a ella todo el día rondando por mi casa? No, gracias”, bromea con una ho-nestidad brutal, casi sin filtro.

Charlotte Gainsbourg en brazos de su madre con menos de un mes y con sus padres y su hermanastra Kate Barry.
Charlotte Gainsbourg en brazos de su madre con menos de un mes y con sus padres y su hermanastra Kate Barry.Getty Images
Charlotte Gainsbourg en brazo de su madre, Jane Birkin.
Charlotte Gainsbourg en brazo de su madre, Jane Birkin.Getty Image

Aquella historia narraba el affaire de una mujer divorciada (Birkin) con un chico de 14 años, compañero de clase de su hija (la propia Gainsbourg). Un incomodísimo guion escrito a cuatro manos por Varda y Birkin, en una especie de reverso femenino de filmes como Pauline en la playa (1983), de Éric Rohmer (quien, por cierto,tiene su pequeño homenaje en Les passagers de la nuit). “Era otra época”, asume Gainsbourg. “Además, yo ya había pasado por todo el asunto de Lemon Incest y tampoco llegué a vivir ese escándalo porque estudiaba en un internado y estaba bastante protegida”.

Fue tiempo después cuando entendió la dimensión de todos los terremotos culturales en los que había participado. “Hoy no podríamos hacer nada de eso . No porque la gente tenga una nueva moral, porque aquellas películas y canciones en su momento también supusieron un shock. Aunque creo que no pretendieran ser polémicas, sino conmovedoras”.

Una escena del documental 'Jane por Charlotte'
Una escena del documental 'Jane por Charlotte'

A ella, desde entonces, no le ha ido mal. Así lo acreditan largometrajes como 21 Gramos (2003) y La ciencia del sueño (2006,) o su prolongada colaboración con Lars von Trier desde Anticristo (2009), con la que ganó el premio a la Mejor Actriz en el Festival de Cannes, a Nymphomaniac (2013). Además, en 2021 debutó como realizadora con Jane par Charlotte, un docudrama sobre la vida de su madre. Y, de remate, puede presumir de una larga carrera musical (lo suyo es el pop con tendencia a lo vaporoso) que ha ido dejando discos con cuentagotas: Charlotte For Ever (1986); 5:55 (2006), en donde colaboraban Air y Jarvis Cocker; IRM (2009), con Beck a los mandos; Stage Whisper (2011) y Rest (2017).

”El cine es una liberación, algo con lo que estoy mucho más familiarizada. Aunque no me sienta profesional, me pongo menos nerviosa”. Con la música es otra historia. “Soy un manojo de nervios, estoy insegura en todos los pasos de la producción. Ahora empiezo a escribir letras y siempre me asaltan las mismas dudas: ¿Serán buenas? ¿De dónde voy a sacar la inspiración? No sé juzgar lo que estoy haciendo. En la interpretación tampoco, pero confío en el director. Me encantaría poder escuchar mis canciones, porque no me gusta nada mi voz”.

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