Las tensiones de Vin Diesel en ‘Fast & Furious’: ¿puede el hombre que impulsó la franquicia terminar con ella?
Tras propiciar la salida de uno de los grandes activos de la saga, Dwayne Johnson, otra nueva disputa con la estrella protagonista parece haber sido la causante de que la exitosa franquicia de coches pierda a su principal director
Vin Diesel (California, 54 años), grabando en formato selfie, anuncia a sus seguidores de Instagram el comienzo del rodaje de Fast X, décima entrega de Fast & Furious, con estreno previsto en mayo de 2023. Le acompaña, sentado a su izquierda, un incómodo Justin Lin, director de la mayoría de películas de la franquicia, que responde diligentemente a las preguntas que la estrella le dispara: “¿Qué piensas, Justin?”; “¿Qué sensaciones tienes?”; “¿Podríamos estar ante la mejor de la saga?”. “De corazón, sí”, acierta a contestar Lin, cuyas expresiones faciales y movimiento de ojos apuntan a lo contrario.
El vídeo, publicado el 22 de abril y aún visible en la cuenta de Diesel, suscitó ya en el momento de su aparición comentarios y risas por la atmósfera de cautiverio que parecía crearse en el breve diálogo entre el cineasta taiwanés y el actor, cuya envergadura bien es cierto que puede hacer sentirse secuestrado a cualquiera. Bromas que crecieron cuando, solo cuatro días después, Justin Lin publicó otro comunicado en su perfil de Instagram informando de su decisión de abandonar el rodaje.
La marcha de Lin, ya oficialmente sustituido por Louis Leterrier (director versado en el cine de acción, responsable de El increíble Hulk o las dos primeras entregas de Transporter), cogió por sorpresa a los muchos seguidores de la saga: es el autor de cinco de las nueve películas previas y, bajo su batuta, Fast & Furious había logrado algo tan inimaginable años antes como el respeto de la crítica (el extraño caso de una franquicia que empieza a ser aplaudida y valorada en el quinto episodio, con un imponente e inédito 77% de aprobación en Rotten Tomatoes), además de extender su vida lejos de los años de esplendor del tuning. Fuentes internas del rodaje filtraron que el director había tenido “diferencias creativas” con Vin Diesel, que es, al igual que él, productor de la décima entrega. Según el relato ofrecido por The Hollywood Reporter, Diesel, pese a que el rodaje ya había empezado, presentó una serie de anotaciones al guion (escrito por el propio Lin, que se estrenó en este ámbito en la novena) y el desacuerdo escaló hasta el punto de que el director dio un portazo y declaró: “Esta película no merece acabar con mi salud mental”.
En la investigación de The Hollywood Reporter, trabajadores de otras entregas de la franquicia hablaban del importante papel, fuerte control creativo y frecuentes cambios sobre la marcha en la opinión de Diesel: “Todo el proceso de rodar es como un mosaico que no para de moverse”, declaraba una de las fuentes, además de reconocer que la escritura y diseño de las escenas de acción estaban también bajo supervisión del actor, que lleva 21 años interpretando al gran héroe de la saga, Dominic Toretto. Pero otras informaciones de dentro del rodaje, de las que se hizo eco New York Daily News, señalaban que las presuntas “diferencias creativas” podrían haber sido para Lin solo la gota que colmó el vaso, y que Vin Diesel habría estado compatibilizando su perfeccionismo y exigencias con llegar reiteradamente tarde a los rodajes, no saberse el guion y aparecer en muy bajo estado de forma.
Diesel, de hecho, ya había tenido que salir en los últimos años al paso de detractores que le afeaban un descuido en su físico: “He tenido durante décadas el mejor cuerpo de la ciudad de Nueva York”, respondió en una entrevista al medio Complex en 2015. En xXx: Reactivated (2017), tercera entrega de uno de los títulos sobre los que cimentó su fama, una deriva a lo Steven Seagal se apuntaba en el montaje de las peleas, que parecía tener como gran prioridad encubrir al ejército de dobles de Diesel. Y sus supuestos problemas de profesionalidad ya le habían hecho colisionar en Fast & Furious con otro compañero, Dwayne ‘The Rock’ Johnson, antagónico en su ética de trabajo (el actor y luchador se levanta cada día a las 3:30 de la mañana para ir al gimnasio).
“Algunos compañeros son verdaderos profesionales, pero otros no. (...) Cuando veáis la película, si os parece que en algunas escenas no estoy actuando y la sangre me hierve de verdad, estaréis en lo cierto”, dejó escrito Johnson en un incendiario post de Instagram previo al estreno de Fast & Furious 8 (2017) hoy ya borrado. Como se confirmó después, hablaba de Diesel, con quien compartió un único plano en la película a raíz de, según él, un “importante cara a cara”, además de que los sucesivos retrasos o cancelaciones de rodajes a capricho del protagonista enervaran a The Rock.
No fue la única polémica entre Johnson y Diesel en torno a esa producción: el segundo también ordenó eliminar del montaje un diálogo entre su compañero y Jason Statham que servía como anuncio del spin-off Hobbs & Shaw (2019), película de sus personajes en solitario que no contaba con el visto bueno de la estrella. The Rock no volvió en la novena entrega, pero Vin Diesel, sin embargo, ha tratado de limar asperezas desde entonces para que regrese en Fast X, sin éxito. El pasado verano, justificó en Indiewire su comportamiento con Johnson explicando que era una técnica para extraerle una mejor interpretación: “No diría que es algo felliniano, pero estoy dispuesto a hacer cualquier cosa que tenga que hacer para conseguir buenas actuaciones en películas que yo produzco”. Su contraparte respondió poco después a The Hollywood Reporter asegurando haberse reído mucho con esas declaraciones, descartando tajantemente volver a la saga y dejando ver su impacto por el uso de un término como felliniano.
Los intentos de reconciliación volvieron a acabar en discusión cuando, en noviembre, Diesel pidió públicamente en Instagram (definitivamente, la red de referencia para el equipo de Fast & Furious) el regreso de The Rock, a través de un post donde se refería a su excolega como “hermano pequeño”, aseguraba que sus hijos le llamaban “tío Dwayne” e invocaba una promesa al difunto Paul Walker, coprotagonista de la franquicia hasta su accidente mortal en 2013. Ofendido, Johnson insistió en CNN que no volvería y tildó de “manipulador” a Diesel por meter a Walker y a sus niños de por medio.
El peso de la ambición
“Vin Diesel ha podido ser muy beligerante en los platós y su ego ha traído diversos quebraderos de cabeza y cismas, pero seguramente también ha protegido la integridad de la saga en los despachos cuando tocaba”, opina el crítico Daniel de Partearroyo, que ha seguido de cerca la saga desde sus inicios. Para Partearroyo, cuando Vin Diesel volvió en la cuarta entrega de Fast & Furious como actor protagonista y productor (tras su ausencia en la segunda y un pequeño cameo al final de la tercera), adoptó “como una misión personal impulsar la saga hasta las cotas más altas del blockbuster”. El éxito de su empresa es difícil de debatir: Fast & Furious es la saga más taquillera de Universal Pictures en toda la historia, por encima de Parque Jurásico, con una recaudación total superior a los 6.000 millones de dólares en todo el mundo.
A la vez que Fast & Furious, Diesel ha tratado de mantener activas las otras dos grandes sagas por las que se le conoce (excluyendo su labor como doblador de Groot, que solo dice tres palabras, en las películas de Guardianes de la galaxia): xXx y Riddick, ambas con cuartas entregas anunciadas. En los últimos años, sin embargo, las aventuras de Diesel fuera de esos títulos no han ido nada bien, pese a que, en sus inicios, el talento del actor llamara la atención de Steven Spielberg, que le dio un pequeño papel en Salvar al soldado Ryan (1998), o de Sidney Lumet, el histórico director de Doce hombres sin piedad o Tarde de perros, que le puso al frente de Declaradme culpable (2006) después de que el mafioso Jack DiNorscio viera The Fast and the Furious (A todo gas) e insistiese en que fuera él quien lo interpretase, en una de las actuaciones más sorprendentes y reconocidas de su carrera.
Asimismo, también hubo un tiempo en que Diesel sí obtenía excelentes opiniones de sus compañeros: en su biografía Anatomía de un corazón salvaje (Ed. Applehead, 2021), Asia Argento, que actuó en la primera entrega de xXx (2002), hablaba de la estrella de la acción como un gran amigo y le responsabilizaba de haber presionado a los grandes estudios para que dejasen de trabajar con Rob Cohen (director de dicha película y, previamente, del primer A todo gas) después de que ella le contase en confidencia que había sido drogada y violada por él en aquel rodaje, y años antes de que salieran a la luz otras muchas acusaciones de abusos sexuales de Cohen, entre ellas de su propia hija.
Sobre si una desmotivación artística podría haber provocado una cierta apatía en la profesionalidad de Diesel, Daniel de Partearroyo cree que “en su caso hay algo de reflejo de la entropía de sagas e IP [propiedad intelectual] en la que lleva sumido Hollywood los dos últimos lustros”. “Fast & Furious es la única saga viable que tiene y esa presión puede llevarle a tomar decisiones más viscerales a la par que displicentes”, considera. Para el crítico, sin embargo, la ausencia de Justin Lin en Fast X (anunciada como primera parte de un epílogo conjunto con Fast & Furious 11, presumiblemente el episodio final) es una noticia “desoladora”: “Ha sido el gran arquitecto de la saga tal y como la conocemos. Fue él quien inyectó personalidad, robustez formal en la acción y simpatía hacia los personajes. ¡Gustó tanto su visión del material que resucitó la saga principal partiendo de un apéndice!”, recuerda, en referencia a la incorporación del director en A todo gas: Tokio Race (2006), una tercera entrega independiente de las anteriores, que acabó integrada a posteriori en el canon mediante un ajuste en la línea temporal de la narración.
Múltiples especulaciones se han vertido sobre cuáles han podido ser las “diferencias creativas” capaces de disolver la larga y próspera alianza entre Lin y Diesel, que, juntos, han rodado secuencias ya icónicas del cine de acción contemporáneo, como la huida y persecución con una caja fuerte a rastras por las calles de Río de Janeiro en Fast & Furious 5, la escalada con tanques y aviones militares de Fast & Furious 6 o la declinación cercana al cine de catástrofes de la novena película mediante la imantación de los coches. Una trama de viajes en el tiempo (hipótesis originada a partir de la interpretación literal de unas declaraciones de Diesel, que hablaba de volver a llevar la saga a donde todo empezó) o un crossover con los dinosaurios de Parque Jurásico, como sinergia corporativa, han sido algunas de las sugerencias más rumoreadas en el contexto de una saga donde nunca nada es del todo improbable, sobre todo después de que dos de los personajes viajaran al espacio en la anterior entrega. Las dudas sobre su argumento, sobre las aportaciones que puede hacer Louis Leterrier al frente o sobre cómo de duro golpeará Diesel sin su principal aliado se despejarán del todo el año que viene con el estreno de Fast X… si no ocurren más imprevistos.
Puedes seguir ICON en Facebook, Twitter, Instagram,o suscribirte aquí a la Newsletter.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.