Philippe Malouin: “Caer en la tendencia es lo peor que puedes hacer, porque entonces el producto tendrá caducidad”
Este diseñador canadiense crea objetos de formas simples, casi escultóricas. Piezas que elevan lo utilitario. Su colección de alfombras para el fabricante italiano CC-Tapis cumple precisamente esta función
Igual que el resto de la industria, Philippe Malouin no pudo asistir a la Semana de Diseño de Milán, donde iba a exponer su trabajo el pasado abril, porque se canceló debido a la pandemia. “La gente dice que da igual [asistir al evento] porque hoy en día todo se cuece en las redes sociales”, dice encogiéndose de hombros. “Me gusta pensar que no da igual porque nos dedicamos a crear objetos que han de experimentarse en persona”. Malouin comparte con otras dos personas una oficina en el barrio londinense de Hackney, encalada y repleta de cosas. Las estanterías están atestadas de bellos objetos de diseño minimalista. En la pared cuelgan las alfombras abstractas en tonos pastel pertenecientes a su nueva colección, creada junto con el fabricante italiano CC-Tapis.
La de Malouin es una trayectoria fragmentada. Dio sus primeros pasos en Montreal, estudiando diseño industrial (“hacíamos cosas muy duras y muy aburridas, como diseñar el interior de un depósito de gas”, recuerda) y de ahí pasó a diseñar pañuelos para Hermès en la Escuela Nacional de Creación Industrial de París. Después estudió en la Academia de Diseño de Eindhoven, a lo que siguió un puesto en el prolífico estudio de Tom Dixon en Londres. Hoy Malouin es un diseñador multidisciplinar, una suma de todas esas partes, un creador de preciosas piezas de arte utilitario, o de objetos útiles de formas simples y casi escultóricas.
“Nos gustan las cosas sencillas y muy bien diseñadas”, dice acerca de su filosofía. “Me obsesionan los objetos funcionales, los sistemas y la simplicidad. Normalmente, la forma es inherente a la función. Cuando nos ponemos a ensayar diseños, damos con uno y después reducimos su forma. Lo más importante es no caer en la tendencia, eso es lo peor que puedes hacer, porque entonces el producto tendrá caducidad. Trabajamos con empresas de gama alta para que los nuestros mantengan su valor; para que, en lugar de tirarse, pasen de unas manos a otras. El objetivo es hacer algo como las sillas de los Eames, que las antiguas tienen más valor que las nuevas. Quiero que mi trabajo sea longevo”.
¿Cómo surgió esta nueva colección? “Mis ideas vienen de acometer una acción de manera repetitiva. Me obsesiona la textura que tienen las pinturas de cera porque es irregular, y un patrón irregular nos resulta más interesante que hacer algo gráfico. Cogí un papel con malla de puntos y ceras de muchos colores y comencé a trazar líneas de un extremo a otro, una debajo de otra. Las más sencillas son las más bonitas. Se puede apreciar la irregularidad que crea la punta de la cera”.
Si las alfombras resultan atemporales es debido, en parte, al uso de antiguas técnicas como los nudos y el telar. Están tejidas a mano en Nepal como parte de una iniciativa educativa creada por CC-Tapis que pone en valor métodos manuales tradicionales que pasan de una generación a otra en varias comunidades de este país. La irregularidad en el patrón de las alfombras se debe al propio rotar de las tejedoras y al cambio de madeja. Esas pequeñas imperfecciones creadas por la mano humana son intencionadas y buscan imitar la textura rasgada de las ceras sobre el papel. “Era importante que las alfombras tuvieran un aspecto tradicional, tribal. Me encantan las alfombras antiguas y las cosas muy simples. Estas alfombras son contemporáneas, pero tan sencillas y tradicionales que parece que tengan décadas. No quiero que se conviertan en tendencia”.
Mística y accidente
Si se le pregunta cuál es su público, Malouin responde: “Están pensadas para casa y para el sector comercial. Nosotros trabajamos sobre todo la función, de modo que no queremos que la gente se tropiece con ellas. Otra de las cosas que detesto de una alfombras es que entorpezca la puerta al abrir o cerrar, así que estas son planas y muy funcionales. Totalmente diferentes a cualquier otra cosa que haya ahora mismo en el mercado”.
Los objetos que Malouin crea en su estudio tienen un aire lúdico. Por ejemplo, un perchero para abrigos que parece el típico juego de bloques para niños. Sus piezas están hechas para que las mires dos veces, para observarlas como lo harías con una obra de arte. Exentos de decoración, sus diseños son agradables al tacto y atípicamente bellos. ¿Le resulta fácil encontrar inspiración en una ciudad tan poblada y ajetreada como Londres? “Existe cierta mística en torno al diseño. La gente piensa que es complicado, pero no lo es. En muchos sentidos, consiste en encontrar detalles concretos y aprovecharlos. Mucho de nuestro trabajo sucede por accidente. También obtengo ideas cuando viajo. Pueden provenir de un pavimento o de la arquitectura”, concluye. “Encuentras inspiración donde no la buscas, así como das con el amor justo donde no lo esperas”.
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