Una feria sin toros: los decoradores toman Las Ventas

La arquitectura siempre es un ejercicio político, si hay que creer la máxima formulada por el arquitecto Richard Rogers. Pero pocos proyectos arquitectónicos hay más connotados políticamente que una plaza de toros, donde convergen y se enfrentan principios que van más allá de la cuestión ya per se fundamental de si el toreo es un espectáculo cruento que debería desaparecer o una tradición que como tal merece ser protegida. La plaza de toros de Las Ventas, en Madrid, es, por su relevancia técnica –se trata de la tercera con más aforo del mundo, solo detrás de las de Ciudad de México y la de Valencia (Venezuela)– y su valor simbólico –al estar ubicada en la capital del estado donde nació la tauromaquia moderna–, un escenario privilegiado para este debate social altamente divisivo en nuestro país. Pero también es un edificio con cierto valor histórico y estético, en tanto que espécimen de estilo neomudéjar diseñado por el arquitecto José Espelius e inaugurado en 1931, que desde 1994 cuenta con la consideración de BIC (Bien de Interés Cultural). Compatibilizar de manera equilibrada ambas facetas, su relevancia intrínseca y su naturaleza político-simbólica, puede resultar una tarea peliaguda.

Ante ello, llega una nueva feria dedicada al diseño, el interiorismo y el arte que, al celebrarse en las instalaciones de Las Ventas, parece proponer una solución salomónica. “Nos hemos lanzado a resignificar y reinterpretar un espacio emblemático de Madrid ampliando su uso original para ofrecer al público un entretenimiento de nivel internacional durante la temporada en la que no hay corridas de toros”, explica a ICON Design Alejandro Zaia, socio fundador –junto con Ángel Rivero– de MIAD (Madrid Inside Art & Design), el evento que se desarrollará en el coso madrileño del 5 al 17 de marzo. Durante estos días, los visitantes encontrarán 31 stands en los que otros tantos estudios de interiorismo –como Pepe Leal, Beatriz Silveira, Carrillo Interiorismo, Rabadán, Welcome Design o Alfons & Damián– han podido desarrollar proyectos individuales con la colaboración de distintas marcas, artesanos y artistas. Las obras de acondicionamiento y montaje de las galerías que dan acceso al tendido bajo y las gradas de la plaza, en su primer y segundo piso, han durado un mes. Y no han estado exentas de dificultades derivadas de la especial protección de la que disfruta el edificio. “El espacio nos impone un respeto casi reverencial”, admite Zaia. “Ese cuidado se nota en cada detalle de nuestro montaje como organizadores y en cómo han encarado los interioristas cada uno de sus espacios”. Sin embargo, la interiorista Marisa Gallo no considera que esto haya coartado sus posibilidades creativas: “La organización nos ha dado tantas facilidades que no ha sido un problema. Así que limitaciones cero, al menos en nuestro caso”.

MIAD coincide en fechas con la feria de arte contemporánea ARCO, y con otros encuentros artísticos que han surgido bajo su sombra, además de con Madrid Design Festival. Nada de esto es casual, ya que, según Zaia, la idea es “enriquecer el invierno cultural en Madrid, para atraer a un sector de gente aún más amplio a la ciudad”. Del mismo modo, sobre la concurrencia con Casa Decor, un evento de parecidas características que cada año se celebra en un emplazamiento distinto de Madrid y que en abril inaugura su 59ª edición, la interiorista Laura Carrillo, que ha participado también en numerosas ediciones pasadas de Casa Decor, apunta: “De lo que se trata es de sumar. Creo que ambas iniciativas pueden convivir perfectamente”.

Alejandro Zaia, que organiza desde hace siete años otra feria similar, Marbella Design & Art, en la localidad de la Costa del Sol, llegó “por casualidad” a Las Ventas cuando buscaba un segundo emplazamiento en Madrid como parte de lo que considera una evolución natural del negocio. “Vi todas las opciones que había, y ninguna nos cuadraba, bien por no estar disponibles en estas fechas, bien porque quedaban demasiado lejos, o porque no podíamos hacer el montaje que queríamos”, recuerda. “Alguien me habló de una carpa en mitad del ruedo de Las Ventas y vine a verla, pero me pareció demasiado pequeña. En cambio, me fijé en estas galerías, y enseguida comenzamos a negociarlo”. Es la primera vez que se celebra en ellas un evento de tales características, que ocupará unos 2.200 metros cuadrados, la mitad de ellos dedicados a los espacios de los interioristas, y el resto a zonas de circulación y comunes, entre ellas un restaurante y un auditorio.

En cuanto a las implicaciones que presenta el ruedo de Las Ventas, Alejandro Zaia era consciente de ellas, aunque culturalmente le resultasen más bien remotas. “Si bien llevo muchos años viviendo en España, yo soy argentino, pero como observador me doy cuenta de que los toros dividen mucho acá”, explica. En Argentina, como en Cuba, la tauromaquia se prohibió a finales del siglo XIX. En México, donde se ubica el mayor ruedo del mundo, se han sucedido las pugnas legales, y recientemente volvieron a celebrarse corridas después de meses de prohibición. Otros países latinoamericanos como Uruguay, Panamá, Nicaragua, Ecuador o Costa Rica también las han prohibido o las permiten con restricciones, siempre que el animal no sufra la muerte o malos tratos. Pepe Leal, otro de los interioristas que se han sumado al proyecto, vive a unos pocos metros de la Plaza, y nunca había asistido a una corrida hasta que unos amigos le convencieron para ello. En aquella ocasión terminó abandonando el tendido con lágrimas en los ojos. “Desde entonces he sido incapaz de volver”, asegura. “La gente se sorprende de que yo pueda vivir enfrente de Las Ventas, siendo tan poco taurino. Pero eso no me impide admirar el edificio por su valor arquitectónico. Por eso es bueno que se celebren ferias como MIAD, que sirven para darlo a conocer y otorgarle otro uso. Además de los toros, creo que esto también es mejor que las sesiones con DJs que hacen algunas veces, que como vecino me resultan molestas por el ruido”.

Según explican sus responsables, la feria se dirige a dos tipos diferenciados de públicos: a las empresas de promoción inmobiliaria, que tendrán acceso a profesionales del interiorismo y empresas de materiales y equipamientos, y por otra al público particular, “personas que podrán ver lo más innovador que se está haciendo ahora mismo en este ámbito”, define Zaia. Artistas de prestigio como Alexandre Arrechea o Dionisio González intervendrán distintos espacios comunes, lo que se suma a las piezas que se integrarán en varios de los stands. Habrá un jurado, compuesto por los interioristas Diego Rodríguez y Pascua Ortega (que además recibirá un premio especial por su trayectoria) y la editora Pilar Civis, que premiará los mejores espacios en categorías como sostenibilidad, uso de la luz y el color o diseño de producto. “Es un evento que no viene a copiar nada de lo que existe sino a ofrecer un formato novedoso”, resume Alejandro Zaia. “Y que aspira a concentra la máxima calidad posible de talento español para darle visibilidad. Por eso nos estamos dejando la piel, esto es un esfuerzo colectivo enorme”.

La titularidad de la plaza de Las Ventas corresponde a la Comunidad de Madrid, pero su explotación económica se concedió en 2022, durante 4 años y por segunda vez consecutiva, a la UTE (Unión Temporal de Empresas) Plaza 1, formada por Simón Casas Productions y Nautalia Viajes, en virtud de un procedimiento de adjudicación restringido, lo que implica que se invitó a participar a una selección predeterminada de candidatos. A cambio, según los pliegos publicados, el adjudicatario puede disponer de la plaza “para su explotación mediante la organización de espectáculos taurinos y otras actividades para las que se requiere autorización previa de la Administración”. Entre esas otras actividades se citan expresamente las feriales y comerciales.

Este año se cumplen 30 desde que Las Ventas fuera declarado Bien de Interés Cultural, y en los últimos tiempos ha sido objeto de unas largas obras de reforma integral para mejorar el estado de su fachada e instalaciones. Proyectada en 1919, en un momento de especial auge de la tauromaquia, venía a sustituir al antiguo coso de 1874, ubicado en el solar que actualmente ocupa el Palacio de los Deportes de la capital. Tardó doce años en inaugurarse, y después su actividad sufrió varios parones, incluido el impuesto por la Guerra Civil, durante la que sirvió como prisión para el bando nacional. En mayo de 1939, terminada la contienda y recién inaugurada la dictadura franquista, fue escenario de la llamada Gran Corrida de la Victoria, denominación que hoy sugiere todo tipo de asociaciones, y cuyo recuerdo no contribuye a liberar al espacio de su connotación política.

Que, por otra parte, no lo despoja de su valor artístico-cultural. El edificio pertenece a una tipología originaria de nuestro país, aunque sus raíces se hunden en los anfiteatros del antiguo imperio romano. De hecho, las plazas de toros de Nîmes y Arlés, en Francia, se ubican en los anfiteatros romanos de ambas ciudades. “Esas infraestructuras de espectáculos que existen desde los tiempos de los romanos se han dedicado desde siempre al entretenimiento de la gente, y eso volvemos a hacer con nuestra feria”, apunta Alejandro Zaia.

Proyectos como MIAD suponen una alternativa para la actividad taurina y, más allá de ella, dan sentido a la pervivencia de una peculiar modalidad arquitectónica. Esto ocurre en un momento en el que los espectáculos que implican sufrimiento animal están fuertemente contestados por la sociedad, y puede divisarse para ellos un final acaso no muy lejano.