El brutalismo italiano revive en Casa Decor 2022
Una suite ‘a la italiana’ basada en la tecnología y la sostenibilidad es el espacio que Raúl Martins ha desarrollado para la última edición del certamen madrileño de decoración, que se puede visitar hasta el 22 de mayo
En 1968 Giuseppe Perugini y Uga de Plaisant comenzaron las obras de Casa Sperimentale a las afueras de Roma. Concebida como un retiro de vacaciones de la pareja de arquitectos, se acabó convirtiendo en un proyecto familiar al que se sumó su hijo, y ejemplificó lo que el brutalismo podía llegar a ofrecer. Con la vocación de convertirse en una casa árbol, sus formas cilíndricas y trazos imposibles se proyectaron entre los densos pinares que hoy han devorado su anatomía desmejorada por los grafitis y el abandono. Esa huella que refleja un pasado utópico parece grabada en la mente de Raúl Martins, que cita este periodo de la historia de Italia como uno de sus más evocadores en su trabajo. “Siento predilección por el diseño que se desarrolló en este país en los años sesenta y setenta. El brutalismo italiano tiene un componente arquitectónico muy interesante incluso aplicado al interiorismo, y eso es algo que les diferencia del resto de Europa”. El país mediterráneo es el motor del espacio que el interiorista barcelonés ha diseñado para esta última edición de Casa Decor en colaboración con ITA (Agencia italiana para el Comercio Exterior), que permanecerá abierta hasta el 22 de mayo.
Durante un mes y medio, el visitante que acceda al edificio de planta regionalista que acoge la 30 edición del certamen podrá sentirse huésped de esta exclusiva habitación de hotel donde el diseño italiano es protagonista absoluto. “El concepto era recrear una suite de hotel a la italiana”, expresa Martins. Aquí la huella del made in Italy se plasma en cada centímetro, desde el suelo trabajado con un porcelánico que recuerda al mármol de las iglesias transalpinas hasta el estuco rústico de las paredes, que simulan las construcciones pintorescas de los Trulli, al sur de Italia.
Sobre la cama, a modo de cabecero, hay una trama que, al igual que sucede en la obra de Perugini y Plaisant, desvela un rostro mucho más amable. “No hay aristas ni elementos que entorpezcan el paso y todas las molduras son curvas. Quería que el espacio fluyera y resultara poco estridente”. De ahí el uso de colores tranquilos como el blanco roto para aunar espacios tan eclécticos como un dormitorio, un salón de tertulia, un baño y un tocador, o incluso una zona de deporte. Y en el que la luz, ese elemento tan acusado en iglesias y palacios italianos, actúa como punto de encuentro. “Hemos tenido mucha suerte porque las ventanas dan a la calle Goya y tenemos muchísima luz natural, aunque la artificial también juega un papel importante con el uso de leds y luminarias recicladas en toda la estancia para cumplir el objetivo sostenible del proyecto”, explica Martins.
Martins participa en Casa Decor desde 2014, en dos ocasiones lo ha hecho junto a la embajada de Portugal, por lo que interpretar las tendencias en interiorismo y mobiliario procedentes de otros países es algo que maneja con soltura. Habilidad que la oficina comercial de la Embajada de Italia tuvo muy en cuenta a la hora de contar con su trabajo para su primera incursión en Casa Decor. “Nuestro objetivo es promover la excelencia de los productos made in Italy, pero sobre todo a las pequeñas y medianas empresas italianas que desean entrar en los mercados extranjeros y darse a conocer a los consumidores internacionales. Elegimos trabajar con Raúl Martins por el estilo de sus proyectos, que encajan perfectamente con las particularidades del diseño italiano pero también por su larga experiencia en Casa Decor”, explica Cecilia Oliva, Directora de la oficina de ITA en Madrid.
El diseño más bello del mundo
Con la tecnología y la sostenibilidad como ejes del proyecto, esta suite a la italiana continúa la estela que inició en la pasada edición el apartamento a dos alturas creado por Erico Navazo junto a la embajada danesa. Al igual que sucedió en el norte de Europa, el diseño italiano nació como consecuencia de la revolución industrial, aunque varias décadas antes. Entre 1870 y 1880 se fundaron las primeras escuelas de arte aplicado a la industria. Con motivo de la Exposición Universal de Milán de 1906 y la promoción de un concurso para decorar algunas viviendas obreras, la industria dio respuesta a las necesidades de una clase trabajadora que se incorporaba por primera vez al mercado de consumo.
Con la VIII Trienal de Milán celebrada en 1947 el sello made in Italy se posicionó a nivel internacional al incluir por primera vez en una exposición de ese nivel una sección dedicada a la decoración. “A partir de esta fecha, se convirtió en la principal referencia mundial de la arquitectura y el diseño, lo que hizo que sus obras, que florecieron en los años cincuenta y se explotaron en los sesenta, fueran especialmente apreciadas por museos y coleccionistas de todo el mundo”, recalca Cecilia Oliva. Exposiciones dedicadas al diseño italiano en Londres y Chicago y la creación en 1961 del Salone del Mobile.Milano, la feria del sector del mueble más importante del mundo, terminó por consolidar a Italia como un referente decisivo.
“Al igual que sucede en Francia, el diseño italiano proviene de una larga tradición ligada a la élite, han producido durante siglos muebles para iglesias, palacios y residencias para las grandes fortunas del momento. Están acostumbrados a manejar el lujo y materiales muy nobles, con un fuerte componente de investigación. La parte manual es muy importante y eso ha quedado grabado en el oficio. El diseño escandinavo, en cambio, está más pendiente de lo funcional y nació desde un primer momento ligado a casas más pequeñas”, reflexiona Raúl Martins.
Covadonga Pendones, directora de comunicación de Casa Decor, apunta también que el diseño italiano siempre ha estado a la vanguardia resultando bello y funcional. “Ha sido precursor de importantes movimientos en el mundo. El mueble modular, por ejemplo, ha tenido un éxito casi tan universal como su gastronomía”. Actualmente, el diseño italiano factura anualmente 637 millones en exportaciones a nuestro país entre mobiliario, sanitarios e iluminación. “Hablamos de objetos que se han convertido en auténticos iconos de estilo. Se trata de un estilo reconocible en todo el mundo”, apunta.
La suite de hotel creada por Raúl Martins es en sí un desfile de grandiosidad: a las alfombras de la marca Mariantonia Urru, colocadas a modo de tapices y ejecutadas por artesanos de Cerdeña, se unen las mesillas auxiliares en piedra de Grassi Pietre, jarrones en vidrio soplado de Murano, las vajillas de porcelana de Potomak Studio fabricadas en Trento o la domótica aplicada a todo el espacio junto interruptores wireless y reprogramables de PLH.
La joya de la estancia es la bañera Holiday de Devon & Devon, diseñada con el material sostenible White Tec Plus que reemplaza los componentes tradicionalmente derivados del petróleo por almidón de maíz. Su coste supera los 8.000 euros. Esta firma, fundada en Florencia en 1989, ha sabido posicionar el made in italy en el sector de sanitarios de lujo. “En Italia nos encanta producir cosas útiles y bellas que estén fabricadas con materiales muy nuestros. El mármol que usamos, por ejemplo, procede de Carrara, a menos de una hora de nuestras oficinas. Tener la posibilidad de elegir el mármol en la misma cantera donde Miguel Ángel lo hizo es una fuente de inspiración para nuestro diseñadores”, aduce Federica Verdi, responsable de Comunicación de Devon & Devon.
Regreso al Barrio de Salamanca
Casa Decor, la cita madrileña con el diseño y el interiorismo, lleva treinta años celebrándose de forma ininterrumpida desde 1992. Ni la pandemia ni la coyuntura económica han impedido su crecimiento año tras año, con más de 3.000 profesionales del sector y más de dos millones de visitantes hasta la fecha.
Ubicar su sede 2022 en pleno Barrio de Salamanca, en el emblemático cruce de Goya con Conde de Peñalver, no ha sido casual. En este edificio singular construido en 1926 por el madrileño José María Mendoza y Ussía, autor del Palacio del Marqués de Fontalba, se celebró su primera edición. Cuenta con 85 ventanas en la fachada y conserva la estructura y distribución original a cinco plantas y dos alas que en esta edición congregan más de 200 expositores. Un lienzo en blanco donde los interioristas, arquitectos y diseñadores han desplegado todo su ingenio y creatividad.
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