_
_
_
_

De Finlandia a Segovia: seis obras maestras de la arquitectura contemporánea donde querríamos celebrar la Navidad

Para estas fechas proponemos entornos tradicionalmente navideños como Nueva York o Budapest, pero también lugares tan atípicos como el desierto californiano

Baños termales del Hotel Gellért de Budapest.
Baños termales del Hotel Gellért de Budapest.DEA / C. SAPPA (De Agostini via Getty Images)
Daniel Díez Martínez

La Navidad nos fuerza cada año a tomar una serie de decisiones cruciales en un tiempo récord. El menú de la cena de Nochebuena, el vestuario para despedir el año y dar la bienvenida a uno nuevo en Nochevieja o los regalos en la mañana de Reyes son cuestiones que se pueden volver peligrosamente trascendentes. Salir airoso requiere imaginación y, en ocasiones, un poquito de valentía.

Otro clásico que suele levantar ampollas tiene que ver con el lugar de celebración de estos días señalados. En ICON Design nos adelantamos a ese incómodo “¿en tu casa o en la mía?” y les proponemos una selección de seis obras maestras de la arquitectura contemporánea en los que sería un auténtico alucine celebrar la Navidad.

23 Beekman Place.
23 Beekman Place.Paul Rudolph Heritage Foundation

23 Beekman Place (Nueva York, 1977-1995), de Paul Rudolph

Patinar sobre hielo en la Rockefeller Plaza al cobijo del abeto más famoso del mundo, quedar deslumbrado (literalmente) con los escaparates de Bloomingdale’s y Macy’s o con las luces con las que los vecinos de Dyker Heights decoran sus casas, escuchar villancicos en Washington Square o ver caer la bola la noche de Año Nuevo en Times Square. No diga Navidad: diga Nueva York. Pero si vivir estas fiestas en el set de rodaje de Solo en casa 2 no es lo suyo, es posible que el impresionante ático que el arquitecto Paul Rudolph se construyó en el exclusivo barrio de Turtle Bay sea el refugio que anda buscando.

Concebido como un banco de pruebas a escala real, Rudolph aprovechó las distintas etapas de proyecto y construcción de su vivienda para poner en práctica un particular ejercicio de investigación formal y diálogo con el paisaje urbano. Hacia el exterior, la obra se muestra como un abstracto entramado de vigas de acero negro y paneles de hormigón que contrasta de manera radical con el edificio residencial de piedra de finales del siglo XIX sobre el que se asienta. El verdadero espectáculo, sin embargo, se encuentra en su interior. Este cuádruplex de casi doscientos metros cuadrados cuenta con estancias a doble altura, espejos en suelos, techos y paredes —aunque de estas hay muy pocas—, grandes ventanales, escaleras sin barandillas y estanterías y mobiliario completamente transparentes. Este catálogo de recursos arquitectónicos dota al proyecto de una complejidad espacial verdaderamente emocionante, a la vez que permite maximizar el disfrute de unas vistas de infarto del East River y Roosevelt Island. “Es difícil deprimirse aquí dentro”, dijo el arquitecto. Recomendado para los que en estas fechas les invade la nostalgia.

Piscina del los baños del Gellért.
Piscina del los baños del Gellért.Alamy Stock Photo

Hotel Gellért (Budapest, 1912-1918), de Ármin Hegedűs, Artúr Sebestyén e Izidor Sterk

Por cuarta vez en los últimos cinco años, el portal European Best Destinations ha seleccionado el Mercado de Adviento en la Basílica de Budapest como el mejor mercadillo navideño de Europa. Localizado frente a la basílica de San Esteban, la feria ofrece más de un centenar de puestos de artesanía y gastronomía locales que comparten espacio con un árbol de doce metros profusamente decorado, iluminación de todos los colores posibles, un belén, una pista de hielo y hasta un trineo de realidad virtual.

Una vez se haya atracado de kürtőskalács y vino caliente, es el momento de disfrutar del apabullante legado de arquitectura Art Nouveau con el que cuenta la capital húngara, representado por tesoros como el Museo de Artes Aplicadas, la Real Caja Postal de Ahorros, la sede del antiguo Banco Török o la galería comercial Parisi Udvar. Pero si de lo que se trata es de entrar en calor y relajarse después de tanto ajetreo navideño, el balneario de aguas termales del Hotel Gellért es, sin duda, la mejor elección. Este edificio de aspecto palaciego se ubica en la margen derecha del río Danubio, sobre la colina Géllert, cuyos manantiales suministran aguas medicinales a unos baños famosos por sus mosaicos cerámicos de azulejos elaborados en la prestigiosa fábrica Zsolnay, vidrieras de colores, columnas de mármol y estatuas. ¿A quién no le va a gustar pasar la Navidad a remojo en El Gran Hotel Budapest que inspiró a Wes Anderson?

Estación de esquí Les Arcs.
Estación de esquí Les Arcs.aurelienantoine (Getty Images/iStockphoto)

Estación de esquí Les Arcs (Saboya, Francia; 1967-1989), de Charlotte Perriand

Aprovechar las vacaciones de Navidad para practicar deportes de invierno en lugar de quedarse tirado en el sofá viendo por enésima vez Qué bello es vivir es un plan más que encomiable. Si practica el esquí y además le apasiona la arquitectura y el diseño, debe saber que Charlotte Perriand dedicó más de veinte años a dirigir el proyecto de una nueva ciudad de vacaciones construida en un terreno virgen a las faldas del Mont Blanc que en la actualidad ofrece 425 kilómetros de pistas esquiables.

Les Arcs es un complejo invernal compuesto por cuatro áreas, denominadas por su altitud aproximada: Arc 1600, Arc 1800, Arc 1950 y Arc 2000. Aunque Perriand participó en la supervisión de todas ellas, es en las dos primeras donde trabajó más activamente y pudo plasmar su exploración en los procesos de industrialización y prefabricación aplicados en la arquitectura. De entre todas las construcciones del conjunto, destaca La Cascade (1969), en el Arc 1600, un conjunto de 140 apartamentos distribuidos en siete bloques de cuatro plantas que se inclinan y escalonan en un gesto que acompaña a la topografía a la vez que permite captar la luz reflejada en la nieve; o la Résidence Belles Challes (1976), en el Arc 1800, que con sus 590 habitaciones repartidas en 17 plantas se alza como la más grande de todo el conjunto. Aunque generosos en lo que se refiere a las vistas que ofrecen del paisaje alpino, los habitáculos de este edificio son de un tamaño realmente reducido, un reto al que Perriand respondió con una operación de estandarización e ingenio que le permitió casar funcionalidad y estética de manera brillante. La arquitecta insistió en que las cocinas fueran abiertas para que las mujeres, entonces relegadas a las tareas de preparación de la comida, no se aislaran del resto de la familia durante las vacaciones. ¡Incluso dio su número de teléfono a los compradores que querían cerrarlas para poder disuadirles personalmente!

Villa Mairea, de Alvar y Aino Aalto.
Villa Mairea, de Alvar y Aino Aalto.

Villa Mairea (Noormarkku, Finlandia; 1937-1939), de Alvar y Aino Aalto

La leyenda internacionalmente aceptada de que Papá Noel reside en el Polo Norte le sirvió a la ciudad finlandesa de Rovaniemi como coartada para construir Santa Claus Village, un parque temático de lo más kitsch dedicado al espíritu navideño. Más allá de elfos en un régimen laboral cercano a la esclavitud, renos de narices coloradas y otros mitos, la verdadera historia de la capital lapona está marcada por un suceso trágico: su completa destrucción a cargo del ejército nazi en el otoño de 1944. Su reconstrucción fue dirigida por Alvar Aalto, quien proyectó un plan urbanístico con un sistema viario ramificado conocido como Cuerno de Reno, así como algunos edificios cívicos como el teatro y la biblioteca pública de la ciudad. No obstante, si estamos buscando el lugar ideal para refugiarnos en la glacial Navidad nórdica, deberíamos conducir nuestro trineo unos cuantos kilómetros más al sur, a la diminuta localidad de Noormarkku, donde se encuentra la gran obra maestra residencial de Alvar y Aino Aalto: la Villa Mairea.

La casa combina una apuesta experimental deudora de las corrientes de renovación arquitectónica del panorama internacional con una sensibilidad hacia la cultura material e idiosincrasia locales. Esta dicotomía es perfectamente visible en su configuración exterior, donde se conjugan volúmenes puros de color blanco, propios del racionalismo centroeuropeo, con formas blandas forradas con listones de madera de teca y pino rojo que armonizan con el paisaje donde se asienta. Diseñada para una familia de magnates de la industria maderera finlandesa, el interior del espacio principal de la vivienda, que unifica el salón, la biblioteca y el invernadero, se concibió como una abstracción del bosque finlandés —los pilares de acero negro envueltos en ratán pretendían recordar a pinos con la corteza pelada—, que se cuela en la estancia a través de amplios ventanales. Sumergirse en las gélidas aguas de su piscina, cuya forma orgánica representa los lagos finlandeses, es una parada obligatoria después de la sauna, ubicada justo a su lado. Hyvää Joulua!

Parador Nacional de Segovia.
Parador Nacional de Segovia.Parador de Segovia

Parador Nacional de Segovia (1973), de Joaquín Pallás

Sí, es verdad: cualquiera de los hoteles pertenecientes a la red nacional de Paradores es un lugar fantástico los 365 días del año. Pero si en la ecuación incluimos las variables de destino con encanto invernal y la calidad arquitectónica, el de Segovia es uno de los más interesantes para disfrutar de una estancia navideña. Situado en las afueras de la ciudad sobre un monte que ofrece unas vistas privilegiadas de un perfil histórico que bien le vale su declaración como Patrimonio de la Humanidad —en un solo vistazo capturamos el acueducto, la catedral y el alcázar—, el Parador Nacional de Segovia fue de los primeros que se construyeron de nueva planta y no como reforma de un edificio existente.

El arquitecto Joaquín Pallás separó claramente la zona de habitaciones, perfectamente modulada, de la zona pública, abierta en abanico, dando lugar a una de las plantas más bonitas de la arquitectura patria. Construido en ladrillo y teja típicos segovianos, el Parador se muestra como una fortaleza castellana de aspecto medieval cuya geometría está acentuada por un conjunto de canalones y bajantes pintados de color granate con el fin de mantener la armonía cromática. Este alarde de contención exterior contrasta con un interior exuberante en el que nos encontramos grandes vigas de hormigón visto que describen techos inclinados ocasionalmente perforados por lucernarios triangulares, suelos de pizarra a distintos niveles, sofás de obra tapizados en colores ocres y salmón, una chimenea troncopiramidal de acero corten que parece flotar sobre el fuego y una exquisita exposición permanente de arte abstracto —hay obras de Pablo Palazuelo, José Luis Gómez Perales, José María Yturralde y Jorge Teixidor, entre otros— sobre sus paredes.

Loewy House.
Loewy House.The Getty Research Institute (Julius Shulman, © J. Paul Getty Trust. Getty Research Institute, Los Angeles (2004.R.10))

Loewy House (Palm Springs, 1946-1947), de Albert Frey

¿Quién dijo que la Navidad era para permanecer al calor de una chimenea con un chocolate calentito y un jersey decorado con renos y copos de nieve en lugar de hacerlo en bañador dentro de una piscina con un Martini seco en la mano? Eso debieron preguntarse una élite de estrellas de Hollywood, políticos y empresarios de Estados Unidos cuando, a mediados del siglo pasado, decidieron transformar Palm Springs, entonces un pueblecito perdido en el desierto del valle de Coachella, en un complejo turístico de lujo y en un centro de experimentación arquitectónica de prestigio internacional.

El omnipresente del diseño Raymond Loewy —conocido popularmente como “El hombre que dio forma a Estados Unidos” y autor de las máquinas expendedoras de Coca-Cola, los paquetes de cigarrillos de Lucky Strike, los autobuses Greyhound y los logotipos de empresas como Shell, Exxon, TWA o BP— prefería pasar los fríos meses de invierno en albornoz, así que acudió al primer arquitecto en establecer su estudio en Palm Springs de forma permanente, el suizo Albert Frey. El encargo se concretó en una vivienda sencilla y pequeña, de una sola planta, en la que los límites entre el interior y el exterior parecían desaparecer. Muros de vidrio funden la casa con el desierto y la Sierra de San Jacinto, mientras que una pérgola de madera enmarca un patio con un jardín de rocas y cactus. La piscina en forma de riñón, que se introduce en el interior del salón, completa el oasis privado de Loewy. “Adoro el desierto”, confesaba Frey en una carta dirigida a su mentor y amigo Le Corbusier, “el sol, el aire puro y las formas sencillas del paisaje crean unas condiciones perfectas para la vida y la arquitectura moderna”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Daniel Díez Martínez
Es doctor arquitecto, profesor en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid y especialista en la divulgación de la arquitectura y en su puesta en relación con otras disciplinas y lenguajes de la cultura popular contemporánea. Antes de ICON, escribía para la edición española de 'The New York Times Style Magazine'.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_