Cómo será el coche del futuro, según Anthony Lo: “Su electrificación no afectará al exterior, esa parte es la que toca las emociones”

Hace ahora un año, Anthony Lo era nombrado jefe de diseño de Ford. Nacido en Hong Kong y licenciado en el londinense Royal College of Art, reemplazaba al mítico Moray Callum, director del departamento desde 2014. Lo, una estrella del diseño de larga trayectoria en el sector, había pasado más de una década reinventando con mucho éxito Renault. Ahora, para hacer balance de su primer año en la compañía, Lo, que no se prodiga mucho en los medios, celebró su primer encuentro con la prensa desde que accedió al cargo.

“Ha sido un año realmente interesante. Ford es una marca mundial y trabajar con equipos de diseño a nivel global, que a la vez están presentes en los mercados locales y tienen un profundo conocimiento de las tendencias particulares y las necesidades de los clientes facilita pensar en el futuro, en la próxima generación, porque nos permite saber qué van a solicitar los mercados”, explica. “Además estamos en un punto en el que lo que se potencia es la electrificación y la conectividad, mucho más el software que el hardware, algo que solo pasa una vez en la vida. Desarrollamos nuevas plataformas para coches y camiones electrificados y eso es emocionante”. Tras pasar media vida en distintas compañías, ha trabajado en General Motors, Opel, Mercedes o Audi, Lo asegura que su nuevo puesto es lo que siempre ha soñado. “Soy un entusiasta de los coches desde niño. Mi padre me llevaba a carreras y espectáculos de motor, en Hong Kong y en Macao. Recuerdo ver a Michael Schumacher en Fórmula 2 y fue increíble. Trabajar para uno de los grandes fabricantes de coches a nivel mundial es mi sueño hecho realidad”. Ayer presentó su primer trabajo para Ford, un concept car, es decir, un prototipo que no está pensado para la venta, para Lincoln, marca propiedad de Ford, completamente eléctrico. El Lincoln Star Concept, que sirvió para anunciar que en 2025 la marca pondrá a la venta tres vehículos eléctricos en 2025, es un Suv estilizado con un interior espectacular y amplísimo. Lleno de compartimentos y de luz, es uno de esos diseños futuristas que se asocian a Lo.

Cabe preguntarse cómo todas esas variables derivadas de la conectividad y la electrificación afectarán a la forma de los vehículos. La forma más sencilla de explicar mi idea es decir que la electrificación no afectará al diseño exterior, porque esa parte es la que toca nuestras emociones. Cuando ves el vehículo, su aspecto es lo que llama la atención, lo que hace ir al concesionario a probarlo. Se trata de un proceso completo, empieza en el exterior y después por probar el interior y a la experiencia de conducción, que es el que hace que cualquiera se decida a comprar un coche. Lo que está cambiando es que le estamos dando la vuelta a la forma de diseñar. Empezamos con la experiencia de conducción, digital y física. Después nos planteamos el interior. Cosas como una posición más cómoda, un punto de conducción más bajo, un mejor acceso visual a la consola o una entrada más fácil a la cabina. Y desde el punto de vista comercial hay que pensar en la distribución del espacio, qué quiere el público, para detalles cómo dónde poner los mandos o una mesa. Tienes que empezar pensando en eso, y luego, por supuesto, en el exterior y cómo ese diseño del espacio interior le afecta. No dicta cómo será el exterior, pero es importante. También hay que tener en cuenta que el avance de la tecnología permite recolectar más datos para entender cómo el público utiliza los vehículos y eso hace posible actualizar el software durante toda la vida útil del coche. Cuando alguien compra un vehículo, adquiere la mejor versión disponible en ese momento, pero no la versión final. Eso es una ventaja que nos dan las plataformas digitales.

Ha mencionado su larga experiencia en la industria. ¿Cuáles son las principales diferencias de trabajar en Ford con trabajar en otras marcas? He trabajado con marcas que estaban implantadas en muchos mercados, pero Ford está en todos. Desde el punto de vista del diseño eso nos obliga a tener diferentes visiones según las necesidades de cada mercado. Le puedo dar un ejemplo sencillo: el tamaño de los coches. Son diferentes en Norteamérica que en Europa o en China. Tener equipos en todos los mercados nos permite prever que querrán y creo que eso es la mayor diferencia. Tenemos objetivos específicos y queremos que nuestros productos encajen bien.

Con los cambios en la cultura de la movilidad, la gente ve los coches de una forma distinta. Por ejemplo, los jóvenes tienen una relación con los coches completamente diferente a la que hubo en el pasado ¿Cómo afronta estos cambios? Tener un hijo en edad escolar y una hija de 24 años me está siendo muy útil a la hora de entender lo que quieren los jóvenes. Un coche en general es algo con lo que el público quiere moverse de un punto A a uno B, y hacerlo más cómodo y agradable es nuestro objetivo. Desde el punto de vista del diseño, las actualizaciones son importantes, porque dependiendo de sus necesidades la gente quiere personalizar sus vehículos. Y con las actualizaciones les puedes proporcionar accesorios físicos y digitales. Puedes construirte tu propia interfaz, como en un smartphone. Para los jóvenes es importante la integración automática de los teléfonos y tabletas en los coches.

Parece que la tendencia actual es crear vehículos premium con muchas capacidades que no son asequibles para los conductores con menos recursos. ¿Cómo afronta esto Ford, una marca que desde sus inicios se caracterizó por hacer coches para todos? Sí, tenemos mucha experiencia en estas cosas. Entre los más recientes lanzamientos de Ford está el Maverick, un pick up que no está disponible en Europa, pero que es un coche accesible con muchas funcionalidades de ingeniería. Entiendo lo que dice, ciertos aspectos, como la electrificación están llevando a un aumento de los costes, pero Ford no se está moviendo solo hacia el segmento premium, hay muchas oportunidades en todos los segmentos, y este en concreto es uno que nos tomamos muy en serio.

Hace un año le preguntaron sobre el efecto en el diseño de los vehículos de la decisión de Ford Europa de convertirse en una marca 100% eléctrica en 2030. Entonces contestó que era demasiado pronto para tener una respuesta ¿Qué opina ahora? Creo que es la mejor decisión que hemos tomado como compañía, porque demuestra un profundo compromiso. He visto el compromiso de todo el mundo para lograr este objetivo, nadie duda y eso lo hace todo mucho más fácil.

¿Qué opina de la posibilidad de los vehículos propulsados por hidrógeno? No soy un experto, se están experimentando diferentes tecnologías desde hace años. Las células de energía, el hidrógeno… No lo sé, creo que hay que tener varias líneas abiertas a ver qué pasa. La cuestión principal de estos nuevos combustibles, sean hidrógeno o electricidad, es la infraestructura de recarga que se mueve a distintas velocidades según el país. Sea la tecnología que sea es necesario que se igualen las velocidades.

Hablemos de emoción. Sin el rugido del motor, ¿qué aporta emoción? Es una discusión habitual entre los diseñadores. Todos amamos los coches y amamos su sonido, especialmente de los deportivos. Debemos buscar otros elementos que toquen la fibra emocional. Un ejemplo es la aceleración instantánea de un coche eléctrico, esa sensación que aporta que no puedes encontrar en un coche de gasolina. Hay más opciones. No soy personalmente partidario de incluir en los coches sonidos artificiales, quizás haya un mercado para ello, pero creo que debemos de buscar elementos propios.