Cinco hoteles donde teletrabajar es lo más parecido a unas vacaciones de lujo
La pandemia y sus circunstancias están haciendo que cada vez sean más los alojamientos repletos de comodidades que se ofrecen como espacios para reunirse y llevar a cabo una jornada laboral alejada de oficinas grises y pisos desordenados
Kimpton Vividora Hotel
Barcelona (Carrer del Duc, 15)
Desde su apertura, en febrero de 2020 –la feliz antesala de la pandemia–, el nuevo alojamiento de lujo del Gótico convenció con una piscina de vértigo mirando a la Ciudad Condal, su apuesta por la sostenibilidad gastronómica y un saber estar a la altura del momento: devolución de reservas, adaptación a la nueva normalidad con estilazo y en tiempo récord y una iniciativa pionera en junio de 2020, Cowork + Vividora, que pone a su disposición sus espacios comunes para trabajar en remoto (mes: 79€; semana: 39€; día: 9€). Con un horario adaptado a todas las necesidades (de 7.00 a 1.00), convence por su diseño, el servicio de impresora y escáner, café local Nømad y agua filtrada sin límites y los descuentos en tarifas nocturnas, en el restaurante Fauna, el Cafè Got y la Terraza de Vivi. El servicio Forgot it, you’ve got it brinda una selección de imprescindibles para largas jornadas de teletrabajo: corbatas, adaptadores, blazers, preservativos...
Wythe Hotel
Brooklyn (80 Wythe Av., Brookyn, NY)
En 2012 la gentrificación de Williamsburg ya copaba titulares ante la resignación de sus moradores, artistas huidos de Manhattan y su vecina comunidad judía ortodoxa. Fue entonces cuando el Wythe Hotel se proclamó the place to be (to flirt & to sleep) de la antigua zona industrial de Brooklyn. La vocación como precursor de tendencias de Peter Lawrence, su propietario, se puso de manifiesto durante el pico más letal de la crisis sanitaria, en 2020, cuando las habitaciones del templo hípster se pusieron al servicio de la sanidad neoyorquina. Entrado el verano, el Wythe fue uno de los primeros alojamientos en adaptar algunas de sus 70 estancias a los mandamientos de la nueva realidad. El invento, Oasis by Industrious (desde 250€/mes), se traduce en 13 lofts de diseño para cuatro personas, servicio de habitaciones, sillas Herman Miller, Echo Dot a las órdenes de Alexa, café a espuertas, acceso online a The New York Times y al bar-azotea The Ides –posiblemente las mejores vistas de Manhattan desde el otro lado del East River–. Todo comisariado por Industrious, expertos en estas nuevas hazañas. Su mascota, claro, es bienvenida.
CoolRooms Atocha
Madrid (Atocha, 34)
En la arteria con más enjundia del Barrio de Letras, a unos pasos de la Sociedad Cervantina donde vio la luz la primera parte de Don Quijote de La Mancha en 1604, se levanta esta casa palacio del siglo XIX que, en 2018, reconvirtió sus aposentos privados en 35 habitaciones y suites. Superada la indigestión del confinamiento, el hotel boutique de Atocha ha tirado de su palaciego continente para adaptarse a la ausencia de turistas y, de paso, dar un respiro a los vecinos hastiados de trabajar en casa con un hotel-office de diseño cuya entrada, un antiguo paso de carruajes, custodia el dios Hermes. No es barato, pero las prestaciones soon buenas. El bono Cool Meeting (50€/día; de 9h a 17h; con comida, coffee break y pase al gimnasio) da acceso a zonas comunes y el Cool Office (160€/para dos; de 9h a 19h; incluye café a demanda y almuerzo en terraza) le permite teletrabajar al calor de una suite o recostado en su patio selvático con piscina. Y el Wifi va como un tiro.
Birch
Londres (Lieutenant Ellis Way, Cheshunt)
El nuevo reclamo de los hoteles que vieron la luz en 2020 se repite, para nuestra alegría, en esta mansión campestre con alma de club social. A 30 kilómetros de la City, el Birch es, ante todo, un refugio pensado para no pensar. Sus artífices, Chris King y Chris Penn, se decantaron por el diseño y la sobriedad para poner a punto este casoplón aspirante a hogar. Esta dama de la campiña londinense se desmarca de sus semejantes con 140 estancias desprovistas de televisor que destilan el derroche visual de Red Deer, un trío de malabaristas de la sostenibilidad arquitectónica. Acomodada entre 22 hectáreas, el equipo de la country house reparte dispendios en 20 zonas comunes. Entre otras, granja, gimnasio, salas de proyección, tres restaurantes, un obrador supervisado por el chef Robin Gill y The Coworking Hub, un hangar diáfano revestido de mesas de trabajo con conexión infalible y cabinas para reuniones interactivas. Que no cunda el pánico, aquí pasan más cosas: acuda a una sesión de yoga matutino, aprenda a hacer pan, haga amigos en las barbacoas, plante un árbol y, por qué no, escriba sus memorias.
MHouse
Palma de Mallorca (Can Macanet, 1 A)
MHouse es todo lo que siempre quiso saber sobre el estilo de vida balear y nunca se atrevió a probar. Aposentado en las inmediaciones de la Catedral, esta reliquia hotelera de 37 habitaciones propone estancias de media y larga duración en una isla que amanece soleada más de 300 días al año. Ya sea entre la frondosa vegetación de su patio, bajo las sábanas de sus suites o en la piscina infinity, las posibilidades de su hogar en Palma se impregnan de la calidez de la isla. El programa Work & Stay by MHouse, diseñado para parroquianos del trabajo a distancia, abarca un puñado de tentaciones: escritorios fijos o flexibles, lo último en tecnología, personal disponible 24/7, alquiler sin exigencia de estancia mínima, café, fruta y agua mineral a discreción, amenities de Rituals, cocina común, descuentos en comercios mallorquines y Smart TV con Netflix, HBO y canales internacionales. Como no todo en la vida se reduce al Excel y al Zoom, MHouse le obsequia con actividades para desentumecer la imaginación (catas, cine, fitness, mindfulness). Todo desde 1.000€/mes (seis meses: 800€/mes).
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