Estampa rompe el hielo después de un año sin ferias de arte en Madrid
La feria madrileña celebra del 8 al 11 de abril una edición especial en IFEMA y aspira a reactivar el mercado español de arte contemporáneo. Su organizador y los responsables de cuatro galerías participantes comparten sus expectativas
El próximo 8 de abril, cuando el pabellón 6 de IFEMA inaugure la nueva edición de Estampa, el mundo del arte contemporáneo contendrá la respiración. Y no será para menos. Desde la clausura de ARCO el 1 de marzo de 2020 no ha habido ferias de arte en Madrid y el sector ha funcionado al ralentí. De ahí que los organizadores de Estampa hayan decidido añadir la palabra “especial” a esta edición que llega en primavera y que en realidad retoma el planteamiento de la edición de 2020, inicialmente prevista para el pasado otoño.
“Vivimos un momento especial, y la feria recoge esas circunstancias”, explica José María de Francisco, director de Estampa. Sin embargo, más allá de los nuevos protocolos de seguridad y medidas de higiene y prevención debidas a la normalidad pandémica, el objetivo es que, por unos días, el público, las galerías y los coleccionistas puedan reencontrarse con una experiencia, la de la feria de arte, que ocupa una posición central en el imaginario y la vida social de este sector.
Las cifras son las habituales en las últimas ediciones de esta feria que nació en 1993 como un foro para los aficionados a la obra gráfica y que con los años se ha convertido en una convocatoria sin límites de formato ni de técnica, pero que ofrece un contrapunto más humano, razonable y de cercanía a la singularidad espectacular de ARCO. En esta edición participan entre 70 y 80 galerías españolas, con obras y precios más sosegados que en las ferias internacionales. “No queremos hacer una feria mastodóntica, pero tampoco más pequeña, porque ofrecería un reflejo menos ajustado de la realidad”, razona de Francisco. “Estampa es una feria de mercado español, de coleccionismo de arte contemporáneo de proximidad, con una dimensión muy humana y abordable para el público, que en dos o tres días de visita puede hacerse con la feria”.
Entre los participantes hay nombres nuevos y otros habituales de eventos mucho más voluminosos. Leyendas del sector como Juana de Aizpuru, Max Estrella o Moisés Pérez de Albéniz conviven con proyectos más recientes. Nada es incompatible. “La escala de Estampa es muy grata. Tiene el tamaño justo que uno puede disfrutar. No abruma”, explica Jacobo Fitz-James Stuart, de Espacio Valverde. En esta feria expondrá una selección de esculturas de Hugo Bruce —”unas esculturas que recuerdan a plantas alienígenas y mezclan expresionismo, orfebrería, pesadilla y naturaleza”, describe—, pinturas de Ben Callaway y obras de Elena Alonso, la artista cuya exposición marcó la inauguración de la galería en febrero de 2014. “Las ferias siempre han tenido un cierto grado de incertidumbre, esperas lo mejor y te preparas para lo peor, pero en esta ocasión vamos con una ilusión especial”, apunta.
La palabra ilusión también es recurrente en las palabras de José de la Mano, el fundador y dueño de la galería madrileña que lleva su nombre. Explica que la mayoría de sus clientes más cercanos le han confirmado que acudirán a Estampa. Y para ellos ha preparado una selección de obras que Agustín Ibarrola y Ángel Duarte hicieron tras abandonar el Equipo 57, el colectivo de artistas españoles que marcó el triunfo de la abstracción geométrica en el París de los años cincuenta.
“Es una selección de 22 obras absolutamente exquisitas”, explica. “En vez de montar un stand normal para vender, hemos preferido llevar un gran proyecto que llame la atención”. Esta dinámica, explica, es la conclusión a la que les ha conducido la crisis de los últimos meses. “Nuestra experiencia es que hay que volver a un modelo tradicional”, apunta. “La forma de atraer nuevos visitantes es crear buenos proyectos, aunque sean más caros. Si hubiéramos sucumbido a la parálisis, ahora no estaríamos aquí. Hay que seguir pedaleando”.
Estampa fue en 2015 la primera feria española a la que acudió José de la Mano, tras exponer durante su primera década en ferias estadounidenses y especializadas en arte latinoamericano. Desde entonces ha acudido con regularidad. La galería madrileña We Collect, por el contrario, se estrena este año en la feria de IFEMA. “Tenemos mucho en común con Estampa”, explica Enrique del Río, su fundador. “Los dos hemos entendido que lo primero es formar y crear nuevos clientes y apasionados por el arte, que más tarde se convertirán en coleccionistas”.
En su espacio en la feria expondrá el trabajo de siete artistas jóvenes que describe como “el arte del mañana”: Ana Barriga, Alan Sastre, An Wei, Paula Valdeón, Lucas de la Rubia, Beatriz Dubois y Jazmin Donaldson. “Estampa entendió muy bien que lo fundamental es crear una comunidad de coleccionistas en España. Y eso, en un año como este, premia, porque nuestros clientes están aquí”, afirma.
Twin Gallery, uno de los nombres más consolidados del arte emergente en España, acudirá a Estampa con un proyecto individual de Marla Jacarilla, la artista cuya obra puede verse de manera simultánea en la galería. “Es una forma de jugar con los proyectos para darles una doble oportunidad”, afirma Rocío de la Serna, una de las fundadoras de la galería. “Estampa siempre ha sido una feria con mucha visibilidad, y nos gusta mucho”, explica.
Tanto Twin Gallery como Espacio Valverde y We Collect forman parte del programa Atrévete con el Arte, un recorrido patrocinado por Cervezas Alhambra que invita a los visitantes a conocer obras disponibles a precios inferiores a 1.000 euros. Y en esa intención, señala Chema de Francisco, la edición de Estampa de 2021 no está tan lejos de la primera, celebrada en 1993. “Lo único que hemos conservado de aquellas primeras ediciones es esta extensión social del coleccionismo”, afirma. “Las galerías son el crisol donde se forma el coleccionista y los artistas difunden su obra. Si solo las instituciones o las grandes fortunas comprasen arte, el arte no de hoy tendría nada que ver. Una galería se sustenta gracias a tus clientes próximos, no a los coleccionistas internacionales. Y muchos coleccionistas españoles compraron su primera obra de arte en Estampa”.
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