Coleccionismo emergente
Los fundadores del club We Collect, Enrique del Río y Amaia de Meñaka, inauguran una nueva galería
Fundaron el club al que querían pertenecer. En Madrid no había ninguno con sus características. Hace cinco años, Enrique del Río y Amaia de Meñaka pusieron en marcha We Collect con la idea de convertirse en el lugar de encuentro de nuevos coleccionistas de arte. Empezaron a organizar actividades como visitas a estudios de artistas, cursos, talleres y charlas. Cada vez más gente se fue sumando a su iniciativa, que les dio un espacio propio. Una galería nació del club. Ahora acaban de inaugurar su nueva sede.
200 metros. “Nos costó mucho encontrar este sitio, pero en cuanto lo descubrimos no lo dudamos ni un momento”. Tenían que enfrentarse a meses de obras, pero eso no les frenó. Les gustó la ubicación, intuyeron las posibilidades y vieron que sacarían partido a los techos altos y a los ventanales. “No nos equivocamos. El resultado ha sido incluso mejor de lo que imaginamos”, coinciden Enrique y Amaia. En el número 20 de la calle Conde de Aranda ya se puede visitar la galería We Collect. Ni rastro de la sastrería que allí estaba. Un flamante espacio expositivo de 200 metros cuadrados que es una declaración de intenciones. “De un club que además tenía una galería hemos pasado a ser una galería que además tiene un club”. Nueva etapa para un proyecto que mantiene sus principios fundacionales.
Exitosa apertura. En la nueva galería no hay puertas a la vista. Todos los espacios son abiertos, incluyendo el almacén. CA20 Group Show es la primera exposición, una muestra del trabajo de 12 artistas: Ana Barriga, Carla Fuentes, Alan Sastre, Clara Cebrián, An Wei, Iván Forcadell, Nuria Mora, Uxío da Vila, Beatriz Dubois, Lucas de la Rubia, Alba Galocha y María Yelletisch. Se podrá visitar durante todo el verano. “No vamos a cerrar en agosto. Después de todo lo que hemos vivido estos meses, no tenemos ganas de estar parados”. Iban a abrir sus puertas en marzo, pero la pandemia lo impidió. El día de la inauguración acudieron más de 400 personas.”En algunos momentos tuvimos que pedir a la gente que saliese para que otra pudiera entrar”, recuerdan. Mantuvieron en todo momento la distancia social.
Precios asequibles. Desde el principio han querido potenciar el coleccionismo joven en España. “El término coleccionista se relaciona con la gente con mucho dinero, pero hay que derribar ese cliché. En España hay contados coleccionistas millonarios, pero hay muchas más personas con gran interés por el arte y capacidad para comprar”. Los precios no son un obstáculo para empezar una colección. “Un coleccionista emergente y un artista emergente deben crecer juntos, ir de la mano”. Siempre han apostado por artistas jóvenes. Durante el confinamiento pusieron en marcha la Colección C, un conjunto de obras inéditas realizadas durante el encierro. Piezas únicas a la venta entre 150 y 190 euros. Entre ellas, una serie de pinturas sobre paquetes de tabaco de An Wei, pequeñas esculturas de Lucas de la Rubia, una serie de polaroids intervenidas por Beatriz Dubois o los dibujos originales de un vídeo de Clara Cebrián. “Es casi un favor que nos hicieron nuestros artistas cuando les animamos a participar. Hemos vendido un montón”. Algunas obras siguen a la venta a través de su página web.
Futuro encuentro. Nacidos el mismo año, en 1984, Enrique del Río y Amaia de Meñaka organizarán en septiembre un webinar, un encuentro online, de nuevos coleccionistas. “Queremos dar visibilidad a personas a las que les da vergüenza identificarse como coleccionistas. Les abruma la palabra, pero lo son”. ¿Compran por placer o por inversión? “Absolutamente por placer, lo que ocurre es que una obra se puede convertir en una inversión muy rentable. La diferencia de precio es muy volátil. Si un artista se posiciona, el precio de una pieza se multiplica en pocos años”. La labor de asesoría es otro de los ejes de We Collect. “Para hacer una buena colección hay que estar bien formado y/o bien asesorado. Hay gente que ve este mundo como algo muy lejano y está completamente perdida. Nosotros ayudamos a iniciarse a quien quiera”. Él estudió Historia del Arte, ella Bellas Artes. Los dos llevan años de exposición en exposición, de galería en galería, de feria en feria.
Agenda completa. Con el club llegaron a hacer más de 100 actividades en un año. “Teníamos un calendario inabarcable. Nos pasamos. Era imposible acudir a todas las actividades que organizábamos. Muchas veces nos pedían que bajáramos el ritmo”. Lo mismo ofrecían a una visita privada a una exposición que al estudio de un artista, lo mismo repartían invitaciones para fiestas que coordinaban convocatorias exclusivas. Alguna pareja surgió de esos planes. “Fundamentalmente, teníamos dos perfiles de socios. Por un lado, gente que quería compartir experiencias con gente con gustos similares y, por otro lado, gente que no quería socializar y exclusivamente iba a cursos y actividades de formación”. Pagaban una cuota (450 euros al año) que les permitía ir a todas las actividades y cursos. Ahora están replanteando la fórmula. “Haremos muchas más cosas online. Seguiremos activando el coleccionismo joven, impulsando una nueva generación de coleccionistas”.
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