Shannen Doherty revela que su cáncer se ha extendido a los huesos: “No me quiero morir”
La actriz de ‘Sensación de Vivir’ y ‘Embrujadas’, que lanzará un ‘podcast’ la próxima semana, afirma que para ella, y para muchos enfermos, trabajar es fundamental: “Das gracias por cada segundo, cada hora, cada día que logramos estar aquí”
El cáncer de Shannen Doherty no da tregua, ni buenas noticias. La actriz, conocida por sus papeles como Brenda Walsh en Sensación de Vivir (Beverly Hills, 90210, en el original en inglés) y como Prue Halliwell en Embrujadas, ha dado a conocer que su enfermedad avanza y que el cáncer ya ha llegado hasta los huesos. “No me quiero morir”, ha asegurado en una entrevista concedida a la revista People el lunes de la pasada semana y publicada este miércoles 29 de noviembre.
En la charla, Doherty, de 52 años, explica que el avanzado cáncer de mama que padece desde febrero de 2020 (aunque ya pasó antes por la enfermedad, en 2015, que remitió dos años después) ya está en fase cuatro y que se ha expandido a los huesos. Ya en junio, hace menos de cinco meses, explicó que había alcanzado al cerebro, donde tenía metástasis. “Cuando te preguntas: ‘¿Por qué yo? ¿Por qué tengo cáncer’ y después ‘¿Por qué ha vuelto mi cáncer? ¿Por qué estoy en fase cuatro’?, eso te hace mirar por un propósito mayor en la vida”, asegura en People. “Para mí, es una locura que aún no tengamos una cura”, afirma. Ella misma está tratando de recaudar fondos para la lucha contra la enfermedad.
La intérprete sigue recibiendo tratamiento. “No he acabado con esto de vivir. Ni con el hecho de amar. No he acabado de crear. Ni con la esperanza de cambiar las cosas para mejor. Simplemente, no estoy acabada”, afirma en la entrevista con una media sonrisa. De hecho, cuenta que una de sus principales luchas es hacer ver que, aunque está enferma, es capaz de trabajar. “La gente asume que esto implica no poder andar, no poder comer, no poder trabajar... Te ponen a pastar muy rápido: ‘Estás acabado, estás retirado’, y no, no lo estamos”, defiende. “Somos vibrantes y tenemos una mirada muy distinta del mundo. Somos gente que quiere trabajar, abrazar la vida y seguir adelante”. En su opinión, los enfermos de cáncer, “aunque suene cursi y loco”, son las personas que tienen “más ganas de trabajar”: “Porque das gracias por cada segundo, cada hora, cada día que logramos estar aquí”.
De ahí que Doherty siga teniendo proyectos, como el inminente lanzamiento de un podcast, que llega el próximo 6 de diciembre a la plataforma iHeartRadio y que se titulará Let’s Be Clear with Shannen Doherty (seamos claros con Shannen Doherty). Como ha contado a la publicación estadounidense y en su perfil de Instagram, con más de dos millones de seguidores, en él hablará acerca de su salud, pero también de su carrera en Hollywood y de sus relaciones sentimentales. Por sus episodios pasarán “excompañeros, amigos, familia y brillantes directores”. La actriz ha estado casada con el fotógrafo Kurt Iswarienko durante 11 años, pero pidió el divorcio el pasado mes de abril. Su representante dejó caer que la ruptura había sido provocada por una infidelidad de Iswarienko. “El divorcio es lo último que Shannen quería. Desgraciadamente, no le quedó otra opción. Podéis contactar con la agente de Kurt, Collier Grimm, ya que está íntimamente involucrada”, explicó a los medios.
Tras su primer diagnóstico, en el verano de 2015, Doherty se sometió a una mastectomía y pasó por quimioterapia y radioterapia. En mayo de 2017 dio a conocer que el cáncer estaba en remisión, pero la enfermedad regresó un par de años después, como anunció ella misma a principios de 2020. “Va a salir a la luz en cuestión de días o semanas que me encuentro en un estadio IV. Mi cáncer ha vuelto y por eso estoy aquí”, contó en una entrevista en el programa Good Morning America. En estos tres años y medio, la situación ha empeorado. En enero de este año se sometió a una cirugía para eliminar el tumor que había llegado a su cerebro, algo que hizo público el pasado junio, cuando contó que había bautizado a dicho tumor como Bob. “Tuvieron que quitarlo y diseccionarlo para ver cuál era la patología. Definitivamente, fue una de las cosas por las que más miedo he pasado en toda mi vida”, relata ahora. “Mi mejor recuerdo está por llegar. Rezo. Me levanto y me acuesto dándole las gracias a Dios, rezando por las cosas que me importan sin preguntar demasiado. Me conecta con un poder y una espiritualidad superiores. Mi fe es mi mantra”.
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