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Alma Jodorowsky, la actriz que huye de la etiqueta de ‘it girl’ para protagonizar relatos feministas

Con ‘Split’, un drama sobre las relaciones humanas, la intérprete francesa pretende alejarse del cliché de icono de estilo y centrarse en su carrera cinematográfica. “Condenar ahora ‘La vida de Adèle’ es descontextualizar una película que fue revolucionaria”, afirma la nieta del cineasta chileno Alejandro Jodorowsky

Alma Jodorowsky
Alma Jodorowsky, en la inauguración de la temporada 2023/2024 de la Ópera Nacional de París, el 21 de septiembre de 2023.Marc Piasecki (WireImage)
Héctor Llanos Martínez

Aunque el mundo colocó a Alma Jodorowsky (París, 32 años) en el lugar de las it girls, el de las chicas jóvenes, delgadas, nacidas en el entorno artístico de una familia privilegiada que se convierten en iconos de estilo, la elegante mocatriz francesa ha logrado huir del cliché y centrarse en su carrera interpretativa. Lleva más de una década peleando con éxito para que el nombre de su abuelo, el cineasta chileno Alejandro Jodorowsky, no monopolice las entrevistas que concede. Y hasta hace poco prefería quedarse en casa viendo películas de Claire Denis o cine clásico antes que pasearse por las fiestas más exclusivas de la capital francesa, vehículo perfecto para impulsar su perfil en redes sociales.

De hecho, celebra que su último papel sea lo contrario a ese concepto. Split, la serie dramática que protagoniza y se ha presentado en el festival de cine de Ginebra tras pasar por el prestigioso Series Mania, le ha dado esa oportunidad. En ella encarna a Anna, una mujer que trabaja en un rodaje cinematográfico como doble de cuerpo de la protagonista. A pesar de ser muy distintas en carácter y de estar comprometida con un hombre, se siente irremediablemente atraída por la actriz y decide iniciar una inédita y tumultuosa relación amorosa. “¡Por fin alguien pone a una mujer introvertida en el centro de la historia! Las personas así también existimos”, explica a EL PAÍS durante una entrevista en la ciudad suiza.

La actriz admite que solo es capaz de mostrarse vulnerable con la gente más cercana. Por eso trabajó muy de cerca con la creadora de la serie Iris Brey para ganar esa intimidad que necesitaba. Brey, hasta ahora una crítica de cine, da el salto a la dirección con este relato de marcado acento feminista, en el que el aborto voluntario y la violación se discuten a las claras, sin tabúes de por medio. “Son situaciones que las mujeres enfrentan a menudo, pero no aparecen en pantalla. Ni siquiera algo tan cotidiano como la menstruación existe en el cine y la televisión”, lamenta Jodorowsky.

Para las escenas de sexo entre las dos protagonistas de Split, la serie contó con una coordinadora de intimidad. “No se trata solo de sentirse a gusto rodando escenas de sexo o de ejecutar una coreografía. También trabajé con ella cómo expresar emociones con tu cuerpo, algo que hasta ahora era más propio del teatro y que enriquece mucho el trabajo ante la cámara”, defiende la intérprete francesa. El coordinador de intimidad es una figura cada vez más común en la industria audiovisual.

Alma Jodorowsky en una escena de 'Split', serie dramática todavía pendiente de estreno en España.
Alma Jodorowsky en una escena de 'Split', serie dramática todavía pendiente de estreno en España.

No lo era tanto hace 10 años, cuando Jodorowsky participó con un papel secundario en La vida de Adèle. La película de Abdellatif Kechiche, ganadora de la Palma de Oro del festival de Cannes, fue tan laureada como criticada. Parte de la audiencia y la prensa especializada consideró que la mirada que el director aplicaba sobre la relación lésbica que centra el relato era demasiado masculina. “Por supuesto que veo el problema, veo las diferencias de rodar una historia de amor entre dos mujeres con Abdellatif entonces y con Iris ahora. Mis ideas relacionadas con el feminismo han evolucionado en este tiempo, como las del resto de la industria. Pero condenar ahora La vida de Adèle es descontextualizar la película, que en su momento fue algo importante y revolucionario para buena parte de la comunidad queer. Ayudó a muchas mujeres a salir del armario y a encontrarse representadas. No sabes la cantidad de ellas que se me han acercado y me han dicho: ‘Gracias por estar ahí, fue muy importante en mi vida ver a dos mujeres enamorándose en pantalla”, defiende.

Alma Jodorowsky colaboró varias veces como modelo con el Chanel de Karl Lagerfeld, diseñador fallecido en el año 2019, y se lanzó en los inicios de su carrera a la industria de la música, como imagen del dúo electro pop Burning Peacocks, que se disolvió casi de inmediato. Ahora regresa a ella. Solo de forma puntual, asegura. Lo hace colaborando con el finlandés Jaakko Eino Kalevi en la canción Palace In My Head, de esencia igualmente electrónica y retro y de la que también dirige su vídeo musical. Es un modo de seguir ampliando su experiencia tras la cámara y de rendir tributo a la década de los setenta que tanto engancha a esta francesa nacida en los noventa —“por no ser contemporánea y tampoco demasiado vintage”, dice—. Uno de sus últimos personajes en cine es el de una pionera creadora de música electrónica en El sonido del futuro, cinta precisamente ambientada en esa época.

Jodorowsky admite que ha cambiado algo de parecer en los últimos años con respecto a lo de acudir a fiestas. Reconoce haberse rendido a la evidencia de que son necesarias para mantenerse en la industria. “Me llevó tiempo asumir que es parte de mi trabajo”, relata entre risas. Pero ella sigue determinada en ser algo más que una it girl. ¿Ha aprendido algo del impulso creativo de su abuelo, aunque su relación lleve años siendo distante? “Prefiero no contestar a esa pregunta”, responde con amabilidad.

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Sobre la firma

Héctor Llanos Martínez
Redactor especializado en nuevas narrativas audiovisuales (streaming, pódcast, redes sociales) y en el género documental, con varios años como autor del blog 'Doc&Roll'. Formado en Agencia Efe y elmundo.es, antes de llegar a Verne y la sección de Madrid de El País, escribió desde Berlín para BBC, Deutsche Welle, Cineuropa, Esquire o Yorokobu.

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