‘Commander’, el perro de Joe Biden, expulsado de la Casa Blanca por sus mordiscos reiterados
Es el segundo pastor alemán del presidente de Estados Unidos que deja la residencia en Washington por su carácter violento contra agentes del servicio secreto
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se quejaba este miércoles de la “atmósfera venenosa” que envuelve Washington. Los republicanos desoyen sus llamadas a la concordia, pero parece que sus mascotas, también. La oficina de la primera dama, Jill Biden, ha anunciado que el pastor alemán del presidente, Commander, ha sido trasladado de la Casa Blanca por sus reiterados incidentes violentos, que incluyen mordiscos a miembros del personal y del servicio secreto, que se encarga de la protección de Biden.
Commander es un pastor alemán de dos años. El último incidente tuvo lugar el lunes, cuando mordió a un miembro del servicio secreto. Es el undécimo episodio confirmado de conducta agresiva por parte de las mascotas de Biden, la mayor parte protagonizados por Commander contra agentes del servicio secreto, aunque se cree que hay más ataques no documentados.
En un comunicado de la oficina de la primera dama, en el que no se precisa el destino del perro, la portavoz señala que los Biden “se preocupan profundamente por la seguridad de quienes trabajan en la Casa Blanca y de quienes les protegen cada día”. También dice que “siguen agradecidos por la paciencia y el apoyo del servicio secreto de Estados Unidos y de todos los implicados mientras siguen buscando soluciones”. En julio, cuando trascendió que los incidentes violentos protagonizados por los perros del presidente eran numerosos, la portavoz de la primera dama indicó en otro comunicado que el complejo de la Casa Blanca “es un entorno único y a menudo estresante para las mascotas”.
Fue el grupo activista conservador Judicial Watch el que reveló 10 ataques del pastor alemán a oficiales y agentes del servicio secreto entre octubre de 2022 y enero de 2023 gracias a 194 páginas de documentación entregadas por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) en respuesta a una demanda de la Ley de Libertad de Información (FOIA). Judicial Watch asegura que presentó la solicitud tras recibir un aviso sobre el comportamiento del pastor alemán. Entre esos incidentes documentados están los mordiscos en el brazo y la mano a un agente, que tuvo que ser tratado en el hospital en noviembre de 2022.
Meet the newest Biden. pic.twitter.com/JHAbH53iRk
— President Biden (@POTUS) December 20, 2021
Commander llegó a la Casa Blanca con tres meses de edad en diciembre de 2021. Biden publicó entonces en Twitter un mensaje de bienvenida con un vídeo en que se le veía jugar con él. “Conoce al nuevo Biden”, escribía. Los Biden habían despedido poco antes a Champ (Campeón), uno de sus dos pastores alemanes, que había muerto en junio a los 13 años. Major, otro pastor alemán del presidente, ya fue trasladado en 2021 por al menos dos ataques con mordisco en la residencia presidencial. Major pasó de vivir en un refugio para animales a la Casa Blanca, pero no se adaptó a las reglas de su nuevo hogar. Tanto él como Champ fueron trasladados entonces, pero solo este último volvió a la Casa Blanca.
Una tradición arraigada
Con sus perros, Biden recuperó la tradición de que los jefes de Estado estadounidenses tengan una mascota, rota solo en un siglo por Donald Trump. Es una tradición tan arraigada que incluso existe un Museo de las Mascotas Presidenciales.
La mayoría de los presidentes han tenido un perro o un gato, pero también ha habido animales mucho menos corrientes. El primer presidente de Estados Unidos, George Washington, que lo fue entre 1789 y 1797, tuvo más de una decena de caballos y 12 perros, según la web del Museo de Mascotas Presidenciales. Thomas Jefferson, presidente entre 1801 y 1809, tuvo dos cachorros de oso y un ruiseñor. John Quincy Adams (presidente de 1825 a 1829) tuvo en la residencia presidencial nada menos que a un cocodrilo, al que mantenía encerrado en uno de los baños. William Howard Taft, que ocupó el cargo de 1909 a 1913, fue el último en tener una vaca en el jardín de la Casa Blanca, como bastantes otros presidentes antes que él. Theodore Roosevelt (1901-1909) tenía varias serpientes; William McKinley (1897-1901), un loro; y William Henry Harrison, un macho cabrío en los 32 días en que fue presidente en 1841, antes de morir de una neumonía. Abraham Lincoln tenía casi una granja en la Casa Blanca, con un cerdo, un pavo, un conejo, ponis, cabras, perros y gatos.
Aunque entran en la categoría de mascotas presidenciales, no todos los animales han vivido en la Casa Blanca, sino que en ocasiones eran cedidos al zoo o se encontraban en otros lugares. Eso ayuda a entender que el presidente Calvin Coolidge (1923-1929) y su esposa tuvieran varios perros, un burro, algunos canarios, un ganso y un lince, así como cachorros de león, un hipopótamo pigmeo, un oso y un ualabí, que les regalaron mandatarios extranjeros.
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