Albert Rivera, personaje sorpresa del corazón del verano

Hace tan solo una semana, la revista Lecturas llevaba en su portada a Albert Rivera, exlíder de Ciudadanos, dándose un baño y unos besos en Ibiza junto a la actriz Aysha Daraaui. Entre ola y ola de calor, la fotografía del abogado, de 43 años, junto a la intérprete, de 35, a quienes se les podía ver a remojo y con ella lamiéndole la oreja, pronto se convirtió en la comidilla y el meme perfecto en redes sociales para estos largos días de agosto en los que las noticias también necesitan refrescarse. “Albert Rivera, entrando en fase Berlusconi”, escribían desde la cuenta de X (la plataforma anteriormente conocida como Twitter) de la editorial Capitan Swing, mientras que otros usuarios comentaban la poco favorecedora imagen del exdiputado, a quien comparaban con una suerte de Jack antes de ahogarse en alta mar tras el hundimiento del Titanic.

Redes y memes aparte, varios medios de comunicación se hicieron eco de lo que esa publicación parecía confirmar: una nueva relación de Rivera tras su discreta ruptura con la cantante Malú, que terminó por confirmarse el pasado mes de julio, tras meses de especulaciones y después de cuatro años de una también muy discreta relación y una hija en común, Lucía, de tres años. Los titulares sobre “la nueva ilusión” y el “tórrido romance” del expolítico que ha regresado a la abogacía le convirtieron en uno de los protagonistas inesperados del verano, alejado, eso sí, de las secciones de política de los diarios en las que solía aparecer con anterioridad. El propio Rivera no dudó en subir a sus stories de Instagram —donde tiene 213.000 seguidores— una imagen del mar acompañada de la canción de Alaska A quién le importa, pretendiendo, sin éxito, zanjar la conversación en torno a su vida personal.

Unos días después del lametón, Albert Rivera aterrizaba en el aeropuerto Adolfo Suárez, en Madrid, y se encontraba con un grupo de paparazis que le interrogaron sobre su vida sentimental. Su primera reacción fue contundente: “Otra vez molestando a la gente, ¿de verdad?”. Después, agregó aquello de que “él nunca habla” de su vida privada y aprovechó la coyuntura para marcarse un pequeño speech político: “Si yo vuestro trabajo lo entiendo, pero el derecho a la intimidad es de todos los españoles, no solo de unos cuantos; el derecho a la imagen, también. Es vuestro trabajo, pero son mis derechos, como el de cualquier otro español”, alegaba. “No quiero ser más ni menos que cualquier otro, pero nunca he vendido mi vida, nunca he tenido una mala palabra y no la voy a tener ahora. Por mucho que violen mi intimidad y mi vida”, decía el expolítico mientras caminaba por el aeropuerto perseguido por la prensa del corazón, al más puro estilo Isabel Pantoja.

Por su parte, Aysha Daraaui, la otra protagonista, también emitía un comunicado a través de su representante, en el que negaba cualquier tipo de relación con el expolítico, a pesar de las fotografías: “No existe ninguna relación. Es una noticia basada en especulaciones e imágenes malintencionadas sacadas fuera de contexto”.

Este miércoles 16 de agosto, la revista Semana llegaba de nuevo a los quioscos y, con ella, una nueva sorpresa: “La verdadera novia de Albert Rivera”, anuncia la publicación. “Se llama Carla, es diseñadora e influencer y ha protagonizado con ella estas tórridas imágenes en Ibiza”. En las imágenes del interior de la publicación, Albert Rivera aparece sobre un barco junto a la influencer, besándose y regalándose gestos cariñosos: “Las aguas son las mismas, pero la chica es otra. Y Semana ha sido testigo en exclusiva de los besos y caricias entre ambos”. “Él no solo no llora, sino que ha decidido rodearse de amigos y amigas entre divertidos planes, chapuzones, barcos, fiestas y relax. Apurar sus días en la mejor compañía ha sido su lema”, escriben en la revista; “esta joven de larga melena rubia, escultural figura y estilazo, es uno de los mejores motivos que le han devuelto la sonrisa. A la orden han estado los intensos besos que se han dedicado en la cubierta del barco”.

El interés que ha suscitado la vida sentimental del expolítico puede medirse en megapíxeles: mientras que la revista Lecturas le dedicaba un pequeño espacio a la izquierda en su portada, la revista Semana hoy le dedica ya el espacio principal. Quizás el exlíder de Ciudadanos busque la discreción, pero su vida personal está generando cada vez más y más interés para la prensa del corazón. Tras el reportaje de ocho páginas que le dedica la publicación, dos páginas sobre el verano que está viviendo su expareja: “Malú se refugia en su hija tras la separación de Albert Rivera”, titula la revista sobre unas imágenes de la cantante junto a la pequeña Lucía en las playas de Cádiz.

Antes de que saltasen a portada los affaires veraniegos del expolítico, él ya se estaba convirtiendo en carne de cañón para el papel couché. Tras su ruptura con la cantante, Albert Rivera marchó a las Pitiusas en compañía de su buen amigo, el artista Aldo Comas, esposo de la actriz Macarena Gómez. Fue el propio Rivera quien colgó en sus redes sociales una fotografía del artista tras visitar su exposición Langostas y Guitarras. Y fueron sus amigos quienes colgaron, en sus stories, fotografías en un barco en compañía de Rivera, y también de “Bego”, como ellos se referían a Begoña Villacís. Aldo Comas y Albert Rivera son amigos desde hace tiempo, pero ha sido este verano post Malú en el que su amistad parece haber despertado el interés mediático. Si bien es cierto que su relación con la artista y sus amistades con celebridades de la talla de Alejandro Sanz o Pablo López ya le situaron en un espacio de preferencia en el mapa sentimental español, la nueva “energía de hombre divorciado” de Rivera, como se comenta en los mentideros de las redes sociales, ha terminado por llevarle a las portadas.