Marbella sin Olivia Valère: disputas por su legado y una discoteca que busca su renacer
Un año después de su fallecimiento, su familia está envuelta en una pugna por la herencia mientras su mítica discoteca ha recuperado ya su glamuroso lugar en la noche marbellí
En enero de 1984 visitó Marbella y alucinó. Se había subido a un avión en París, donde el cielo estaba nublado y hacía frío, para aterrizar en un lugar donde el sol brillaba y la temperatura rondaba los 20 grados. Lo de Olivia Valère y la Costa del Sol fue un flechazo. Solo un año después de aquel viaje, invitada al cumpleaños de la cantante Kimera, abrió su primer club nocturno en Puerto Banús. Lo hizo de la mano de su marido, el abogado galo Philippe Roger Valère. Se convirtió en la reina de la noche marbellí, reforzada por la apertura de la discoteca cerca de la Milla de Oro que desde el año 2000 lleva su nombre. Falleció hace poco más de un año debido a un cáncer y ahora su familia se ha enzarzado en un conflicto por su herencia que incluso ha llegado a los tribunales, pero el club ha recuperado el glamur de la mano de su hijo Xavier y vuelve a ser una de las referencias del litoral malagueño.
Durante una vistita a su casa en 2020, Valère —nacida en Meknes (Marruecos) en 1946— relataba que echaba de menos los viejos tiempos de la jet set en Marbella, pero también contaba la buena relación que había en su amplia familia. Su exmarido, Albert, incluso llevaba años residiendo en la casa, conviviendo ella y Philippe Roger. Las buenas relaciones se han tensado tras su fallecimiento. Su testamento es claro. La empresaria francesa dejó el usufructo de su apartamento en el distrito XVI de París y su parte de la villa El Chaparral, en Marbella, “así como los muebles objetos que están en las dos residencias legadas” a nombre de su marido, según recoge el texto de 21 líneas escrito por ella y firmado en marzo de 2011 en la capital francesa y al que ha tenido acceso EL PAÍS. Según su pareja, el resto de propiedades, terrenos, patrimonio y deudas quedan repartidos en cuatro partes al 25%. Una para él, otra para el hijo que tuvieron en común —Xavier Valére— y otras para los dos hijos que ella aportó del matrimonio anterior, Karen y Arnaud Valère. “Es lo normal. Hemos convivido media vida y siempre les he considerado como mis hijos. El problema es que no están conformes e incluso quieren que renuncie a mi parte”, dice el letrado francés, con quien la reina de la noche marbellí compartió 49 años de matrimonio.
Ante la previsión de problemas, el propio Philippe Valère ofreció un acuerdo con sus dos hijastros. No lo consiguió. Y poco después se sorprendió por la evolución de los acontecimientos. Relata que viajó a París para una revisión médica y que, durante esos días, Arnaud entró en la residencia familiar. “No sé cómo lo hizo, pero se llevó varios cuadros y un coche deportivo que me regaló Olivia hace 40 o 45 años”, afirma el abogado, que asegura haber interpuesto una denuncia penal por lo sucedido. Por otro lado, también relata que ha denunciado por lo civil a Karen para prohibirle el uso de la marca Olivia Valère. Según cuenta, además, “secuestró durante dos meses las redes sociales de la discoteca”, lo que generó un perjuicio en la empresa.
El pasado mes de junio, a punto de cumplirse el primer aniversario del fallecimiento de la empresaria, Karen —que no ha respondido los mensajes de este periódico— subía un vídeo a sus redes sociales cuando intentaba entrar al club de su madre. “Soy la hija de Olivia Valère. Mi propia seguridad no me deja entrar por la culpa de un hombre completamente loco, que es el marido de mi madre y que ha perdido la cabeza. Me ha echado de mi propia empresa”, sostenía con clara indignación. Días antes, había subido a Instagram una foto de su progenitora. “Espero que me ayudes a aliviarme de tantas acusaciones injustificadas”, escribía quien había asumido en 2019 más responsabilidades en la compañía de ocio después de que su madre empezara a mostrar cierto cansancio y soñar de alguna manera con la jubilación. “Esa era su idea, pero tenía una personalidad tan intensa, arrolladora y perfeccionista que, aunque su hija hacía cosas, la decisión final siempre era de Olivia”, resaltan fuentes cercanas, que aseguran que la mujer posee una parte minoritaria de la empresa que gestiona el club nocturno y que ya no trabaja allí. Tampoco lo hace Arnaud, que salió del negocio cuando se hizo cargo de La Meridiana, proyecto que gustaba mucho a Olivia, pero que salió mal. Hoy él es socio de Naô Pool, lujoso club con piscina a poco más de un kilómetro al norte de Puerto Banús.
Volver al circuito ‘top’
El club Olivia Valère está hoy dirigido por Xavier Valère, que se mantiene fuera de la disputa. “He convivido con mis medio hermanos media vida y prefiero no comentar nada”, se excusa con educación. Tras años con una función que pasaba desapercibida, ahora ha dado el paso al frente para ejercer la dirección del establecimiento y como promotor. Lo hace con un equipo en el que están su mujer Natasha Valère —se casaron en 2008— y su amigo Salman Yousran. “Estamos funcionando muy bien”, asegura este joven modelo. “Y queremos ir a más, apuntamos alto para volver al circuito top”, destaca Xavier. “Como decía mi madre, la meta es tener gente guapa, glamur, energía positiva y que quien venga pase una gran noche”, subraya el máximo responsable del establecimiento, que planea fiestas con marcas como Bulgari o Chirstian Dior como las que se hicieron durante años. Esta temporada, además, realiza un show Virginia Valère, hija de un matrimonio anterior de Philippe Valère, también al margen del conflicto. Ella es artista pop —según se define en sus redes sociales— además de escultora y fotógrafa. Reside en Miami desde hace más de dos décadas, pero este verano realiza performances en directo cada lunes en una discoteca que tiene entre su clientela a Antonio Banderas, que celebró allí su 59 cumpleaños.
La noche del pasado miércoles, Lov —restaurante del club, donde el gasto mínimo por comensal debe ser de 100 euros, según indica su web— mostraba un buen aforo. Los platos y botellas de vino llegaban a las mesas mientras en el escenario variaban los espectáculos de música con bailarinas y acróbatas. Es la primera fase de una experiencia que luego continúa con shows al estilo Molin Rouge los fines de semana y música electrónica en la zona de baile. El DJ Marco Carola volverá a actuar en el club, como la coreana Peggy Gou, que llegará el 27 de julio por primera vez a la Costa del Sol. Cuentan quienes acuden a la discoteca con frecuencia que ha recuperado el glamur y vuelve a ser una de las grandes referencias de la Marbella más exclusiva. “Si Olivia lo viese, estaría superfeliz: esa forma de vivir la noche es su legado”, apuntan fuentes familiares, que creen que, por el contrario, no lo estaría ante las disputas surgidas por su herencia. “Yo tampoco, esta situación no me gusta. Pero siempre hay solución”, sentencia, con optimismo, Philippe Valère.
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