Un sorteo real: 9.000 candidatos quieren almorzar con Guillermo de Orange en el 10º aniversario de su entronización

El rey Guillermo de Orange cumple una década en el trono el próximo 30 de abril, y quiere celebrarlo con sus compatriotas la víspera de su 56º cumpleaños, el 27 del mismo mes. Ese día, invitará a un centenar de holandeses a un almuerzo en el palacio Huis ten Bosch, residencia oficial de la familia real, en La Haya, y los preparativos están ya en marcha. Para sentarse a la mesa con el soberano y su esposa, la reina consorte Máxima, cualquier ciudadano ha podido nominar a una persona que destaque por su compromiso social. No cabía proponer a familiares o amigos, y una lista de 600 preseleccionados entrará en un bombo similar a una lotería, en un concurso que se celebrará ante notario. La selección final de comensales saldrá de ahí, y la iniciativa ha sido bien acogida: hay 9.000 candidatos.

El plazo de envío de candidaturas expiró este lunes y el soberano quiere rodearse de personas anónimas que se hayan dedicado a los demás y sean apreciadas por su entorno. Gente “capaz de calmar los ánimos, resolver problemas cotidianos, ayudar a otros, dar ejemplo, inspirar o unir”, se afirma en el comunicado oficial difundido por palacio. El propio monarca lanzó la convocatoria hace 10 días a través de un vídeo colgado en YouTube. Filmado en tono relajado, muestra a Guillermo contestando a una llamada para que ayude con una receta. “¿Yo? Estáis seguros. De acuerdo”, dice, y sale de su despacho camino de los fogones. Mientras prepara un aguacate relleno con dos cocineros, se oye la voz en off del monarca explicando que, en su aniversario, desea agradecer “a las personas que se merecen un 10 por su dedicación hacia los demás”. Después, la fuente con el aguacate se muestra en la sala de palacio donde se dispondrán las mesas, con una de ellas engalanada para que el espectador se haga una idea de cómo será la cita.

No es la primera vez que Guillermo de Orange ha querido rodearse de ciudadanos de a pie en un evento oficial. En 2017, cuando el soberano cumplió 50 años, invitó a 150 holandeses a una cena en el palacio real. Lo hizo, igualmente, a través de un sorteo, pero en este caso el requisito para poder presentarse y ser uno de los candidatos a cenar con el rey y su familia era estrenar una década o un lustro hasta el medio siglo; es decir, cumplir 20, 25, 30, 35, 40, 45 o 50 años. La convocatoria tuvo bastante más predicamento que la actual, ya que se llegaron a apuntar 11.500 personas, si bien es cierto que ahí los candidatos se apuntaban directamente a la lista, no nominaban a un tercero.

En la década que lleva en el trono, Guillermo de Orange ha visto fluctuar su popularidad, con un bajón importante a partir de 2020, después de haber rondado cifras cercanas al 80%. En diciembre de ese año, un 47% de los ciudadanos mostraba aprecio a la labor del rey, según un sondeo publicado por el programa informativo Nieuwsuur, de la televisión pública (NOS). Las críticas reflejaban el efecto de su conducta durante la pandemia. En especial, unas vacaciones en Grecia durante la crisis, cuando el Gobierno había pedido mesura en ellos viajes. La reacción popular llevó a los reyes a pedir disculpas en televisión, y hubo una remontada en las encuestas. En 2021, el apreció sumó un 57%. Sin embargo, en 2022 se repitió el porcentaje del 47%, según la consulta efectuada por la misma cadena. En 2014, un año después de su entronización, un 74% de los holandeses confiaba en el rey.

Guillermo y Máxima de Orange acaban de regresar con su hija mayor, la princesa Amalia, de 19 años, de una visita oficial a los territorios holandeses en el Caribe. La gira ha servido para presentar a la joven heredera a sus compatriotas del ultramar, y ha estado marcada por dos cuestiones: la memoria colonial y el pasado esclavista holandés, y el cambio de aires durante dos semanas de Amalia. La heredera vive rodeada de fuertes medidas de seguridad debido a las supuestas amenazas del crimen organizado, la denominada Mocro Mafia, que opera en especial en Amberes, Ámsterdam y Róterdam, que la han obligado a abandonar su vida de estudiante en la capital y dejar el apartamento que compartía con sus compañeros para regresar a palacio y tener que continuar, desde casa, sus estudios universitarios.