Elizabeth Hurley califica de “pesadilla” haber sido compañera de rodaje de Matthew Perry

Desde que anunció la publicación de sus memorias, el actor Matthew Perry (Williamstown, EE UU, 53 años) no ha dejado de estar en el centro del foco mediático por sus confesiones y declaraciones. Tampoco por las que han hecho sobre su relato los que han sido sus colegas de profesión. Ahora ha sido su compañera de rodaje en la película Colgado de Sara (2002) Elizabeth Hurley quien ha relatado cómo era trabajar con el actor que durante años dio vida a Chandler Bing en Friends cuando su vida estaba dominada por las adicciones.

En su libro autobiográfico, Amigos, amantes y aquello tan terrible, que publicará en España la editorial Contraluz el próximo 17 de noviembre, Perry relata capítulos oscuros de su vida, como el de su adicción a las drogas y al alcohol que le llevó a estar dos semanas en coma y estar al borde de la muerte tras reventarle el colon. Hurley (Basingstoke, Reino Unido, 57 años) aunque ha reconocido tener “muy buenos recuerdos” del actor mientras grababan la comedia, ha admitido que no siempre fue fácil estar con él: “Para ser honesta, fue una pesadilla trabajar con él en ese momento [durante su adicción a las drogas] y, como ahora se sabe, nuestra película fue cancelada por esta razón”, ha explicado en una entrevista a Yahoo!

En realidad, no fue una cancelación definitiva. El actor pasó dos meses en rehabilitación y tras este periodo se retomó la grabación, pero las escenas que ya se habían grabado no servían y tuvieron que volver a filmarlas. “Fue difícil, obviamente él estaba pasando por un momento complicado, pero aun así era encantador y una persona genial con la que trabajar. Pero se notaba que estaba sufriendo”, continúa relatando la actriz de Al diablo con el diablo o Austin Powers. Finalmente, Colgado de Sara se estrenó el 23 de agosto de 2002, pero fue mal recibida por la crítica y no logró recuperar su inversión en taquilla. Perry también ha reconocido en sus memorias el fracaso de este título, según un extracto que recoge de sus páginas Page Six: “Me pagaron 3,5 millones de euros para hacer la película. Después de lo sucedido me demandaron, a pesar de que era un problema de salud. Les hice un cheque por valor de 650.000 de euros”.

En aquellos tiempos, el intérprete estaba en dos proyectos a la vez: grabando las últimas temporadas de la exitosa serie Friends y en Colgado de Sara: “Dupliqué mi carga de trabajo. Estaba volando en un jet privado bebiendo vodka de una botella de agua”. Desde que se hizo mundialmente conocido, el actor ha reconocido que ha pasado por rehabilitación más de 15 veces a lo largo de los años y que en todo este tiempo se ha gastado más de nueve millones para curar dichas adicciones.

Sus problemas con el alcohol comenzaron a los 24 años, aunque en su biografía reconoce que, por aquel entonces, podía manejarlo: “A los 34 años ya estaba metido en un montón de problemas”. En esa década de transición los cambios físicos fueron evidentes para todos los seguidores de Friends. El actor perdía y ganaba peso en cada temporada sin causa alguna. Sus compañeros de reparto “fueron comprensivos y tuvieron paciencia” en todo momento, escribe en sus memorias.

Perry ha reconocido años después y cuando ya está rehabilitado que hubo épocas en las que no recurrió al alcohol y que se mantuvo sobrio. Fue el caso del año 2001, cuando se grabó y emitió la novena temporada de la serie. En estos capítulos, su personaje y Mónica, interpretada por Courteney Cox, tratan de tener un hijo y acaban teniendo mellidos por un proceso de adopción. Una interpretación que le valió para estar nominado por primera vez a los Emmy a mejor actor de comedia. “Eso debería haberme dicho algo”, lamenta años después el intérprete. Igual que ese fue su mejor momento, también tuvo muy malos años durante la grabación de la serie. Aunque no específica en qué temporada fue, reconoce que se tomaba al día 55 pastillas de Vicodin (un analgésico derivado de un opiáceo sintético) y que le llegó a pesar 58 kilos. “No sabía cómo parar. No podía parar porque la enfermedad y la adicción son progresivas. Así que iba empeorando a medida que me hacía mayor”.