En chanclas, con “amor” y con un bebé como protagonista: el coreografiado encuentro entre los Johnson y los Biden
El arranque de la gira internacional del presidente de EE UU y su reunión informal con el primer ministro británico al sur de Inglaterra dejó curiosas imágenes de las dos parejas
El jueves arrancaba, después de casi cinco meses de presidencia, la primera gira internacional de Joe Biden. El presidente de Estados Unidos aterrizaba en Europa. Su primer destino ha sido el Reino Unido, para participar en la reunión del G-7 y reunirse con Boris Johnson y con la reina Isabel II (el domingo 13); después acudirá a Bruselas a la cumbre de la OTAN y más tarde a Ginebra (Suiza), donde tendrá lugar un esperado encuentro bilateral con el presidente ruso, Vladímir Putin. Pero la primera imagen de lo que se esperaba como un viaje plenamente laboral dejó paso a una puesta en escena mucho más familiar, llena de gestos de cariño.
La primera parada ha sido en la zona de Cornualles, al sur del país. Allí se han reunido los Biden y los Johnson. Aunque tuvieron algunos instantes a solas, la coreografía del momento (con saludos cariñosos, una recepción de los británicos a los estadounidenses a pie del coche y momentos de actividades privadas) dejó claro que este no solo era un encuentro de mandatarios. Sus esposas también han estado presentes, restando a la cita formalidad política y otorgando más relevancia a la imagen, algo que genera una idea de reencuentro entre las dos parejas y, a la vez, entre los dos países.
Las dos parejas pasearon y se dejaron fotografiar en el paseo marítimo de Carbis Bay, un pequeño enclave turístico de unos 4.000 habitantes en el extremo suroeste del país. Las dos parejas caminaron agarradas de la mano, no del brazo, ni unos al lado de otros. Una simbología que quería reflejar relax, cariño e intimidad. Los cuatro, sonrientes, parecían cómodos y tranquilos. Incluso el presidente le dijo a su homólogo británico, refiriéndose al paisaje: “Es precioso, ahora no quiero volver a casa”.
La indumentaria era formal para las fotografías y para dar fe del encuentro: ellos, de traje y corbata; ellas, vestidos a media pierna y zapatos de tacón. El mal tiempo —la niebla, concretamente— les obligó a cambiar el programa previsto: en lugar de visitar el castillo de Saint Michael, sobre una isla muy cercana a Carbis Bay, optaron por un paseo.
Si bien Carrie Johnson hizo gala de su sangre inglesa y aguantó los menos de 15 grados de temperatura con un traje de gasa rojo de manga corta de LK Bennett, la primera dama de EE UU se abrigó con una chaqueta sobre su vestido blanco y negro de lunares de Brandon Maxwell. Una prenda de la firma francesa Zadig&Voltaire (que ya había llevado en 2019) y que fue muy fotografiada porque llevaba en la espalda la palabra LOVE (amor) formada con tachuelas. Un mensaje mucho más positivo que el de aquella recordada gabardina que llevó su predecesora, Melania Trump, donde se leía (en inglés): “La verdad es que no me importa, ¿a ti?”. De hecho, al ser preguntada por la prenda, Jill Biden dijo: “Bueno, creo que traemos amor desde EE UU”.
Tras el paseo, Boris Johnson (56 años) y Joe Biden (78) se reunieron para una charla privada y para posar para los fotógrafos en un hotel. Carrie Johnson —tras casarse hace un par de semanas ha dejado atrás su apellido Symonds— y Jill Biden se quedaron paseando por la playa. Para el paseo, decidieron cambiar los tacones por unas chanclas.
Entonces llegó la sorpresa del día. La esposa del mandatario británico se llevó a la arena al hijo de ambos, que hasta entonces había permanecido fuera de plano. El pequeño Wilfred tiene apenas 13 meses y acompañó a sus padres en este encuentro. Jill Biden (de 70 años) y Carrie Johnson (de 33) estuvieron con el pequeño, vestido con una camiseta y un pañal, en la playa, donde incluso se animaron a mojar los pies en el agua.
Tras su encuentro privado en un hotel, los dos mandatarios también dejaron paso a lo personal en sus declaraciones con los medios. Boris Johnson llegó a decir de Biden que es “un soplo de aire fresco”. El estadounidense no dudó en contarle a la prensa: “Le he dicho al primer ministro que tenemos algo en común, que los dos nos casamos por encima de nuestras posibilidades”. Johnson siguió con el tono de broma: “No voy a mostrarme en desacuerdo con el presidente en eso... ni en ninguna otra cosa”. Joe y Jill Biden se casaron en 1977 en segundas nupcias; él había perdido a su esposa en un accidente de tráfico y ella estaba divorciada. Johnson se casó hace apenas dos semanas con Symonds, en el que es su tercer matrimonio. Ambos son padres de Wilfred, su primer hijo en común, el sexto para el premier británico.
Tras el encuentro, las parejas partieron cada una por su lado. Los Biden siguieron haciendo alarde de normalidad y decidieron ir a tomar algo al bar de un hotel cercano. Como contó Jon Sopel, reportero de la BBC, en su cuenta de Twitter, el presidente y su esposa se sentaron en una mesa cercana a los reporteros y pidieron una Coca-Cola para él y una copa de vino tinto para Jill. Todos los presentes se quedaron sorprendidos. “Por primera vez en mi carrera, el presidente de EE UU viene y se sienta en una mesa en un bar cerca de mi”, tuiteó el periodista de la BBC. “Trataré de actuar de forma tranquila”, añadió.
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