El acuerdo con Cultura de Carmen Cervera que la protege a ella y a sus tres hijos
La baronesa Thyssen insinúa algunos de los pactos alcanzados por su colección de arte: “Residiré en Andorra pero quiero que no me perjudiquen los días que trabajo en España”
Carmen Cervera, 77 años, es uno de los personajes más deseados por la prensa cultural de este país tras el acuerdo que alcanzó la semana pasada con el Ministerio de Cultura para que su colección privada de arte se quede en el Museo Thyssen de Madrid en régimen de alquiler, pero ella prefiere dar su primera entrevista en su revista de cabecera. “Estoy muy feliz y sobre todo muy tranquila porque la colección se queda en España y por el futuro de mis herederos”, ha dicho sobre el pacto en ¡Hola! Desde 1992 parte de su colección estaba prestada al museo pero cuando acabaron los diez años que figuraban en el contrato comenzó un largo período de negociaciones, objetivos de varios ministros de Cultura. La última reunión, como ella misma cuenta, tuvo lugar en su casa de la urbanización madrileña de La Moraleja durante una maratoniana jornada que duró desde las 12 de la mañana hasta las ocho de la tarde, y una vez todo en orden ahora la baronesa Thyssen celebra que “la apertura va a ser espectacular”. “Se va a recolocar la colección para que el público tenga acceso a verla fácilmente, con el Mata Mua a la entrada”, explica.
Porque ese contrato de alquiler aún sin firmar, por 15 años a razón de 6,5 millones de euros anuales, incluye el regreso al país del famoso cuadro de Gauguin que Carmen Cervera retiró del museo y amenazó con vender. “En este tiempo he tenido dos o tres ofertas serias por él, entre 250 y 300 millones de euros, pero está claro que no se quiere separar de mí”, dice la baronesa en su entrevista. Según cuenta está negociación en la que para ella era importante el destino de los cuadros pero también el futuro de sus tres hijos, Borja y las gemelas María del Carmen y Sabina, le ha provocado bastante inquietud.
“Lo estaba pasando mal. La colección es de lo más importante que tengo y, durante todos estos años, una colección tan valiosa no me ha generado ningún ingreso. Y como todo el mundo sabe, tuve que renunciar a todo para que la colección de Heini (el barón Thyssen) viniera a España. Fueron ocho años de lucha porque los herederos no querían para nada que estuviera aquí. De hecho el Mata Mua lo compré en subasta a los herederos, no me lo regaló mi marido”, concreta sobre las circunstancias que acabaron con la colección en Madrid.
Puestos a descubrir secretos, la baronesa Thyssen, dice: “El lunes pasado (1 de febrero) iba a comenzar a embalar la colección. Otros museos estaban interesados, había muchas ofertas tentadoras y, además, creyendo que nos se apreciaba lo suficiente mis esfuerzos de estos años para mi país y para el Museo Thyssen”. Y reconoce que no era un secreto que tenía problemas de liquidez, según su explicación causados en parte porque tuvo que renunciar a parte de su herencia para que “el Museo Thyssen exista en Madrid”.
El otro punto en esta ecuación es el futuro de sus hijos y, según manifiesta, en ese sentido también está contenta. “Me siento tranquila porque tienen asegurada una cantidad que los va a ayudar a vivir bien”, explica Cervera en la revista. Según sus propias estimaciones el valor de la colección asciende a unos 1.250 millones de euros, pero asegura que su hijo Borja, el niño que fue adoptado legalmente por el barón Thyssen, también “está contento” y firmará con ella el contrato de alquiler pactado con Cultura.
Sin especificar las claves de algunos de los puntos de este acuerdo que ha tardado tanto en llegar sí da pistas sobre, por ejemplo, cuál será su residencia en el futuro. “Seguiré en Andorra, me siento muy feliz allí, desde que mi marido y yo nos hicimos residentes en 1992″. Pero interrogada sobre si el acuerdo cambia los días que ella y su familia pueden pasar en España, la ambigua respuesta da que pensar: “Solo quiero tener seguridad de que no me perjudica la cesión de la colección por los días que trabajo en España en tareas en beneficio de la cultura y de las instituciones que albergan mi colección. He pedido, en este sentido, tranquilidad para mí y mis herederos”, le cuenta a ¡Hola!
Andorra, un paraíso fiscal que ha sido últimamente noticia por la llegada de varios youtubers españoles que no han dudado en afirmar que adquieren la calidad de residentes en el país por los elevados impuestos que existen en España, también es el lugar de residencia oficial de los tres hijos de la baronesa, Carmen y Sabina, de 13 años. También lo es de Borja Thyssen, de 41, que acaba de ser padre de su quinto hijo, una niña llamada India, junto a su esposa Blanca Cuesta y que también se ha visto involucrado en varias reclamaciones con el ministerio de Hacienda. De esta parte de su familia, con quien Carmen Cervera ha tenido fuertes conflictos que les ha hecho estar distanciados durante años, dice que aún no conoce a su nueva nieta. “Borja me ha invitado a ir a su casa, pero será un poco más adelante, cuando todo esto pase un poco. Ellos pasaron el coronavirus pero yo no, y los niños van al colegio.... Él lo ha entendido. Cuando he estado en Madrid, no he salido, todas las reuniones con el ministro las hemos hecho en mi casa, con las medidas de seguridad”, afirma.
De momento todo suena a música celestial para la baronesa, quien se encuentra satisfecha de haberse salido con la suya y afirma que solo aspira a “vivir más tranquila y a disfrutar de esa tranquilidad”.
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