Kylie Minogue, el éxito de la veteranía en la música y en los negocios
La cantante es la primera artista femenina que consigue liderar la lista de ventas de álbumes en cinco décadas distintas desde su debut en 1987. Su marca personal triunfa con decenas de productos
En el año más atípico para la música, la mayoría de las estrellas del pop han optado por invitar a bailar con sus últimos trabajos. En un mundo sin salas de fiestas ni conciertos, las figuras del momento como The Weeknd, Lady Gaga o Dua Lipa han elegido recuperar este género surgido en los años 70 del siglo pasado. El objetivo, desafiar a la pandemia e inyectar nostalgia de la vida antes de la covid con la esperanza de volver a recuperarla. Kylie Minogue ha apostado más que nadie por este sonido, como prueba el título de su último trabajo, Disco, y ha triunfado por encima de los demás. Con la crítica rendida a sus pies calificando el álbum como uno de los mejores de su carrera, la australiana ha demostrado que a sus 52 años puede vencer sobre cualquier competencia joven y forjada en la era de las redes sociales. Sus nuevos temas han alcanzado el número uno en el Reino Unido, convirtiendo a la cantante en la primera artista femenina que consigue liderar la lista de ventas de álbumes en cinco décadas distintas desde su debut en 1987. Tras desbancar del primer puesto nada menos que a Ariana Grande, Kylie continúa con una promoción que está siendo una delicia para sus fans. Ha incluido conciertos online y divertidas apariciones televisivas como la que hizo en El Hormiguero hace unos días. Mientras, ella sueña con llenar su particular discoteca cuando acabe la pesadilla del coronavirus.
Disco, el decimoquinto trabajo de Kylie, no ha sido algo improvisado. Se empezó a fraguar antes de que estallara la pandemia global y confirma la tendencia de su anterior trabajo, Golden, en el que la superestrella proclamaba al mundo que necesitaba bailar para dejar atrás un profundo bache personal. Por aquel entonces, hace casi tres años, la australiana decidió centrarse en su carrera para superar la ruptura sentimental con el actor Joshua Sasse. Estaban comprometidos después de tres años de noviazgo, y en una entrevista a The Sun Kylie llegó a asegurar que se quedó hundida cuando terminó la relación. “El estudio ha sido mi salvador”, dijo entonces. El trabajo siempre ha sido su pasillo de seguridad, y ella no es de tomarse descansos. Pese a acumular ventas cercanas a los 80 millones de discos, Kylie es una marca que abarca multitud de negocios más allá de la música. Tiene una amplia gama de lencería y menaje de cama; un perfume y una línea de ropa y de maquillaje. Ha vendido relojes y gafas de sol, e incluso se ha atrevido con el vino. Un compendio de productos que habrían brindado a la diva una suma que ronda los 60 millones de euros.
Pese a su imagen dulce y frágil, Kylie ha demostrado poder con todo. Superó un cáncer de mama en 2005, y desde entonces trabaja para la visibilidad de esta enfermedad. Su otra gran batalla es la del activismo LGTBI, e incluso llegó a poner como condición para casarse con Joshua Sasse que se aprobase el matrimonio igualitario en Australia. Con Sasse es lo más cerca que la intérprete de Can’t get you out of my head ha estado del altar. Con ninguno de sus novios ha llegado a darse el “sí, quiero”, y asegura que el matrimonio no se para ella. “Para mí, estar prometida era como un experimento, porque jamás tuve una imagen de mí misma en la que estuviera casada. Es algo que nunca creí necesitar, jamás me lo planteé como meta”, contó en una entrevista tras la ruptura.
Desde 2018 sale con Paul Solomons, un galés de 46 que trabaja como director creativo de la revista GQ. Algunos medios aseguran que podría ser el que llevase ante el altar a la cantante, y que la ceremonia tendría lugar en Melbourne (Australia). Antes de Sasse y Solomons estuvieron el cantante Jason Donovan, al que dejó por el líder del grupo INXS, Michael Hutchence. Minogue le dejó en 1991 tras dos años de intenso romance, mientras él vivía una espiral de excesos con el alcohol y las drogas. Entre 1996 y 1998 trascendió la relación de la australiana con el realizador y fotógrafo Stéphane Sednaoui. De ahí a otros dos años con el modelo británico James Gooding entre 2000 y 2002, que fue la antesala de una de sus historias de amor más especiales. La vivida durante cinco años con Olivier Martinez, ya que el actor francés acompañó a Kylie en los momentos más duros durante su enfermedad. Al año de terminar con el que sigue siendo un buen amigo para ella, empezó a salir con el modelo español Andrés Velencoso, con el que estuvo otro lustro, hasta 2013. Amores que no terminaron en boda y que tampoco convirtieron en madre a la artista. Respecto a tener hijos, afirma que “el destino es el destino. Sería mentira decir que no siento cierta tristeza, pero ¿qué puedo hacer? Existe la posibilidad de conocer a alguien que tenga hijos, así que me puedo imaginar como madrastra”. Por ahora sus mejores creaciones son los himnos rompe pistas con los que sigue arrasando, y el gran amor de su vida, sin duda, la música y sus millones de fans en todo el mundo.
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