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Kylie Minogue: “Es un poco tarde para hacer reguetón”

La cantante australiana presentará su nuevo disco de grandes éxitos con un concierto en el Festival Cruïlla de Barcelona el 6 de julio

La artista durante un concierto en Glastonbury el domingo 30 de junio.
La artista durante un concierto en Glastonbury el domingo 30 de junio.Getty.
Javier A. Fernández

Kylie Minogue (Melbourne, 1968) cerró la manifestación del Orgullo LGTBI madrileño en 2010. El público que abarrotaba la zona de Plaza de España y Gran Vía coreó, junto a la artista australiana vestida de diosa griega, All the lovers, el sencillo que presentaba entonces. Nueve años después, Kylie volverá a estar en España la misma noche que Madrid se llenará de orgullo, pero esta vez actuará a 600 kilómetros, en el Festival Cruïlla que desde hace diez años se celebra en el Parc del Fòrum de Barcelona.

Minogue no suele manifestar sus opiniones políticas en público, pero nunca ha dudado en prestar su apoyo a la comunidad LGTBI, entre los que cuenta con muchos seguidores. Este año, ha participado en el Mardi Gras de Sidney, el Orgullo australiano. “Creo que es importante celebrar cuán lejos ha llegado ya el colectivo, porque también es una manera efectiva de recordar que no siempre ha habido tanta tolerancia”, asegura la cantante en conversación telefónica desde Londres.

La estrella acaba de cumplir 51 años y lanza un grandes éxitos, Step back in time, como el título de uno de sus sencillos. Un doble disco en el que repasa las canciones con las que se ha labrado una de las carreras más sólidas y duraderas de la música. Desde sus éxitos ochenteros con la factoría Stock, Aitken & Waterman responsables del Never Gonna Give You Up de Rick Ashtley— hasta sus flirteos con el country dance de su último álbum Golden, de 2018.

Kylies y Rosalía

Al igual que su homónima Kylie Jenner, a la que en 2017 ganó la batalla por el uso del nombre Kylie con fines comerciales, Minogue ha quedado fascinada con Rosalía. Ambas coincidieron en una entrega de premios y el pasado domingo en Glastonbury, Inglaterra, donde, precisamente Kylie no pudo actuar en 2005 a causa del cáncer de mama. “Nos conocimos y me pidió consejo. Yo me quedé perpleja”, recuerda Minogue con pasión. “Te he visto actuar, ¿has visto lo que acabas de hacer? ¿Cómo te voy a dar yo algún consejo?”.

Muchas de esas canciones están en la gira de verano que la cantante comenzó el 20 de junio en Hampton Court Palace en Londres. “Es una gira de grandes éxitos que celebra toda mi carrera. Hay canciones de todas mis épocas, como en el disco”, comenta. Hasta el 3 de agosto actuará en Reino Unido y Polonia con un despliegue diferente a las que acostumbra. Esta vez la puesta en escena será más discreta y sencilla en comparación con los grandes alardes de luz y módulos móviles de giras que ponía en pie en estadios de todo el mundo como en el Aphrodite World Tour de 2011 que incluía varias fuentes de agua entre las columnas de inspiración griega. Ni siquiera ha buscado un nombre especial para la ocasión. La serie de conciertos se llama simplemente Summer Tour (Gira de verano, en castellano).

En Barcelona solo estarán ella, sus bailarines, su banda, delante de una gran pantalla y todos sus grandes éxitos. Acostumbrada a promocionar en sus conciertos las canciones de sus últimos discos, en esta ocasión dará rienda suelta a la nostalgia. “Los conciertos en las que presento las nuevas canciones de mis discos no dejan mucho sitio para los clásicos, así que ahora voy a aprovechar esta para cantar de todo”, argumenta. Interpretará casi todos los temas, además, tal como fueron concebidas. Sin remezclas ni reinterpretaciones. “Las de los años ochenta también sonarán como entonces porque sé que el público quiere escuchar esos sonidos tal como era y que le recuerden los tiempos en que las escuchaban”, explica. “La mayoría son electrónicas pero habrá un par de temas acústicos. Estaré acompañada por una banda excepcional, con dos guitarras en vez de una, que aportarán un feeling muy especial, incluso a las más electrónicas”, asegura la australiana.

Un estilo por década

Kylie Minogue llegó a la música porque triunfó como actriz en la serie Neighbours, popular en Reino Unido. Grabó su primer disco a los 19 años. La cantante llegaba al estudio, grababa su parte y se marchaba, recuerda. Con aquellas composiciones, puro pop optimista y bailable, conquistó las listas de éxitos de Estados Unidos y Europa.

No tardó en tomar el control de sus trabajos, aunque siempre ha confiado, como buena estrella pop, en sus A&R, los responsables de seleccionar las canciones que formarán parte de un disco. En los noventa su carrera viró hacia el pop rock que Courtney Love y Sheryl Crown habían popularizado y con el nuevo siglo reivindicó un lugar en el olimpo de las divas del dance junto a Cher y Madonna. Spinning Around, pero sobre todo Can’t Get You Out of my Head, fueron los sencillos que inauguraron su etapa dorada.

En este tiempo ha cultivado música sin pretensiones, solo para bailar, y ha proyectado una imagen de reina de la música disco elegante y con la carga sexual justa para no escandalizar a nadie. Siempre alejada del exceso. Una Jane Birkin del electropop que ha contado para cada disco con los productores que manejaban el cotarro en cada momento. Desde Cathy Dennis, responsable de Toxic de Britney Spears a Calvin Harris, Freemasons o Stuart Price, artífice de Confessions on a dancefloor de Madonna.

Antes de que la reina del pop se juntara con Maluma en un reguetón lento o Janet Jackson con Daddy Yankee, la australiana lanzó en 2018 una versión más latina de Stop Me From Falling con el dúo de salsa cubano Gente de Zona. “La música latina es fascinante y está llena de pasión, es el ritmo con mayúsculas. Para mi es algo muy exótico porque crecí ajena a esos sonidos”, destaca la artista. Ese ha sido su mayor acercamiento a un género pujante con el que cada vez juguetean más artistas en busca de nuevas audiencias.

Ella sin embargo, no se imagina sacando un disco plagado de ritmos latinos como Madonna. “Es un poco tarde para sumarme a ello”, confiesa la artista que en 2017 celebraba tres décadas de carrera. Ahora se siente con ganas de hacer una restrospectiva, antes que indagar en nuevos sonidos. Siente nostalgia y algo más cuando reflexiona sobre todos estos años. “A veces pienso, ¿en qué estabas pensando al ponerte ese pelo y esos pendientes gigantescos y esas hombres siendo tan bajita?”, ríe la australiana el evocar la portada de su primer disco, en el que incluía uno de sus mayores éxitos Locomotion, por el que aún la recuerda buena parte del público en Estados Unidos. “Sigo siendo la chica del Locomotion”, comenta. En el resto del mundo es reconocida como una diva que ha capeado las modas sin renunciar a su estilo discotequero chic. “Emoción, sacrificio y alegría es lo que me viene a la cabeza cuando pienso en estos 32 años”, finaliza.

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