El rapero que sueña con construir Wakanda
Akon pone la primera piedra de su turística y sostenible ciudad del futuro en Senegal, que tendrá edificios curvilíneos y hasta una criptomoneda
Lo anunció en 2018 y pocos lo tomaron en serio. Sin embargo, el pasado 31 de agosto el conocido rapero y productor Akon se trasladó hasta Senegal para poner la primera piedra y presentar al mundo su proyecto más ambicioso: construir una ciudad futurista al estilo de la Wakanda del cómic y la película Black Panther de Marvel en la costa occidental africana. Akon City, que así se llamará el nuevo enclave orientado al turismo, el ocio y la cultura, tendrá edificios curvilíneos construidos con metales y cristal, universidades, hospitales, centros comerciales, hoteles y bungalows, un gran estadio, restaurantes, un puerto deportivo, un flamante estudio de cine y hasta una criptomoneda propia, el Akoin, todo ello desde una perspectiva verde y tecnológica.
Por el momento es poco más que un sueño con tintes megalómanos, una primera piedra enterrada en medio de un yermo campo de cultivo. Sin embargo, Akon mostró toda su determinación para llevarlo a término durante el acto de presentación del proyecto en un hotel de lujo de Dakar. “Una de mis mayores motivaciones es que, cuando estoy en Estados Unidos, me encuentro con muchos afroamericanos que no comprenden realmente su cultura. Por eso he querido construir esta ciudad, para darles el estímulo de venir a ver de dónde vienen”, dijo el rapero, cuyas letras destacan por su denuncia de la segregación racial. “Daré trabajo a muchos senegaleses y será el punto de llegada para los africanos de la diáspora que quieran volver a África, esta será su primera parada”, añadió.
Sentado junto a Akon estaba Hussein Bakri, el arquitecto cuyo estudio se encuentra en Dubai que será el encargado de materializar la idea, quien aseguró que, cuando esté construida, unas 300.000 personas vivirán en la ciudad. El lugar escogido se encuentra junto al pequeño pueblo de Mbodiène, a unos 100 kilómetros de Dakar y cerca de la localidad turística de Joal-Fadiouth. “Le dije, Hussein, quiero que mis edificios se parezcan a esculturas”. Dicho y hecho. Los grandes inmuebles de Akon City son, sobre el papel y en las animaciones digitales, sinuosos y con pocas líneas rectas. El alcalde del pueblo, Michel Diom, está encantado. “Tenemos mucha esperanza en esto, muchos nos han prometido proyectos pero hasta ahora no hemos visto nada”, dijo.
El coste total de Akon City es de unos 5.000 millones de euros y su promotor asegura haber conseguido un tercio de la financiación procedente de inversores privados, lo que le permitirá comenzar las obras a comienzos del año próximo con la idea de inaugurar la primera fase en 2024. La ciudad se extenderá sobre unas 500 hectáreas que han sido donadas por el Gobierno senegalés, que no oculta su entusiasmo por la iniciativa. Como muestra de apoyo, el ministro de Turismo, Alioune Sarr, también estuvo en la presentación. “La covid-19 ha sembrado muchas dudas, pero hay hombres y mujeres que creen en África”, manifestó.
Akon, cuyo verdadero nombre es Alioune Badara Thiam, es un típico producto de la emigración. Nació en 1973 en el seno de una familia de artistas senegalesas, pero creció entre su país de origen y Estados Unidos. A los siete años se instaló en Nueva Jersey y, tras una turbulenta juventud que le llevó incluso a la cárcel en un par de ocasiones, en 2004 se convirtió en un rapero de éxito con canciones como Locked Up, Guetto, Bananza o Lonely. Hace seis años emprendió una particular batalla por la electrificación rural de África mediante energía solar después de comprobar cómo su abuela seguía usando velas para alumbrarse en el pueblo.
No le importa que comparen su proyecto con la cinematográfica Wakanda. “Me motiva aún más”, dice. Entre los elementos estrella de la futurible ciudad está la planta de gestión de residuos en un país donde la presencia de plásticos y basura en calles y solares es uno de sus problemas más visibles, el estudio de cine para el desarrollo de una industria cinematográfica propia, bautizada como Senewood por el propio artista, y un polo tecnológico para que los jóvenes innovadores africanos puedan llevar a la práctica sus ideas.
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