Iker Casillas y Sara Carbonero frente al comienzo de una nueva etapa en su vida
El mítico portero y la periodista tendrán que decidir si vuelven a vivir en Madrid tras el anuncio de su retirada del fútbol
Iker Casillas parece condenado a despedirse de sus equipos de manera diferente a cómo le hubiera gustado. Como si la vida se encargara de decidir por él cuándo y cómo afrontar una nueva etapa. Cuando se marchó del Real Madrid dijo adiós entre lágrimas, rodeado de periodistas pero sin contar con los directivos del club en el que había jugado desde los 9 años. Mucho tiempo después declaró que su decisión obedeció a que necesitaba volver a sentirse otro, “abandonar estar tan expuesto a la crítica” y mejorar. Su relación con Sara Carbonero, entonces periodista deportiva para una cadena de televisión, los comentarios de los aficionados sobre si favorecía o no a su rendimiento en el terreno de juego, a su entendimiento con el entrenador del equipo e incluso habladurías de que sus conversaciones con ella podían estar tras informaciones sobre lo que ocurría en el vestuario del Real Madrid, pudo con una capacidad de aguante que se había mostrado templada frente a la portería.
Aquella rueda de prensa en solitario fue un error, como él mismo reconoció, pero el merecido homenaje de una afición que en muchos momentos le calificó como el ángel de la guarda del club y de la Selección Española de Fútbol, se quedó en un tibio reconocimiento que no estaba a la altura de su carrera como guardameta de ambos equipos. El consuelo llegó de la mano de la nueva vida que comenzó en Oporto, la ciudad a la que se trasladó junto a su familia para jugar en el Porto FC. Implicó la renuncia de Carbonero a sus apariciones diarias en televisión, pero reportó a la pareja la paz y el cariño que parecían estar pidiendo a gritos.
Su casa frente al mar en la ciudad portuguesa que les acogió como si se tratara de vecinos de toda la vida sirvió de bálsamo para las heridas y las dudas que pudieron existir en algún momento. La llegada del segundo hijo de la pareja, Lucas, que nació en 2016 y se unió a Martín, que ahora tiene seis años, sirvió también como cemento de una relación que transcurría apacible con Casillas reconocido en su nuevo equipo y Carbonero dedicada a la firma de moda, Slow love, que creó junto a su compañera y amiga Isabel Jiménez, a su rentable actividad en el mundo de la publicidad y de las prescriptoras de tendencias. En febrero de 2019 dio por finalizada la excedencia que había pedido en Mediaset y anunció su regreso a Deportes Cuatro, del mismo grupo televisivo para ponerse al frente de una sección semanal en la que comenzó a entrevistar a los protagonistas del mundo del deporte. En marzo Casillas, que entonces tenía 37 años, renovaba por una temporada con opción a otra más en el equipo luso.
Todo parecía encaminado de nuevo para los dos hasta el 2 de mayo del mismo año Iker Casillas sufría un infarto de miocardio agudo mientras entrenaba. Dos semanas después, con el deportista recién dado de alta, Sara Carbonero anunció en en su perfil de Instagram que había sido operada de un “tumor maligno de ovario” y que todavía quedaban meses de tratamiento por delante. Otra vez la vida se encargó de desbaratar los planes de uno y otro, y otra vez Casillas supo que no se despediría del fútbol jugando un partido. El anuncio de este martes es solo la confirmación de lo que ya se sabía por los propios movimientos que el jugador ha ido realizando en los últimos meses, cuando la salud dió a ambos un respiro, y él anunció que se presentaría a las elecciones para la Federación Española de Fútbol, un objetivo al que renunció solo cuatro meses después.
“Hola a todos. Hoy es uno de los días más importantes y, a la vez difíciles, de mi vida deportiva: ha llegado el momento de decir adiós”, es el comienzo de la carta que hizo pública el portero este martes y marca el comienzo de su nueva vida. En ella, además de repasar algunos de sus logros deportivos, no se ha olvidado de “todos los que me habéis acompañado en este viaje”. De su familia, “por los sacrificios que hicisteis”, y directamente de su mujer y sus hijos: “A mi mujer y a mis hijos, Martín y Lucas, gracias por todo vuestro apoyo, por todas esas horas que no he podido pasar a vuestro lado en este último trayecto de mi vida deportiva. Gracias por comprenderme y animarme a disfrutar de esta vida que elegí. Sin duda a vuestro lado todo es más fácil”.
Durante el verano la pareja volverá a los pueblos que les son tan familiares, Navalacruz y Corral de Almaguer, y después desvelarán si Oporto les ha conquistado como para quedarse algo más o si su nueva vida pasa por su regreso a Madrid, a la casa que poseen en la exclusiva urbanización de La Finca. Lo que es seguro es que la vida cambió para siempre para ellos durante su estancia en Oporto, que él quiere seguir ligado al fútbol y ella al periodismo y la moda, pero que los zarandeos que ha sufrido su salud ha cambiado el orden de sus prioridades y ni un homenaje ni un programa de televisión por hacer serán capaces de quitarles el sueño.
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