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Casillas, adiós al ‘portero milagro’

El guardameta, mito del Real Madrid y de la selección española, anuncia su retirada definitiva del fútbol con 39 años, a los 15 meses de sufrir un infarto con el Oporto

Iker Casillas detiene el mano a mano de Robben en la final del Mundial de 2010 en la que España acabó imponiéndose a Holanda gracias a un gol de Iniesta en la prórroga.
Iker Casillas detiene el mano a mano de Robben en la final del Mundial de 2010 en la que España acabó imponiéndose a Holanda gracias a un gol de Iniesta en la prórroga.Jasper Juinen (Getty Images)
Ladislao J. Moñino

A los 39 años, y 15 meses después de sufrir un infarto mientras se entrenaba con el Oporto, Iker Casillas anunció este martes oficialmente su retirada del fútbol. En realidad, la decisión, de la que luego se arrepintió, de presentarse a las próximas elecciones a la Federación Española de Fútbol ya fue una señal inequívoca de que colgaría los guantes en breve. Su mensaje en las redes sociales para anunciar su adiós fue una oda a la portería y a la soledad del portero: “Hoy es uno de los días más importantes, y a la vez difíciles, de mi carrera deportiva: ha llegado el momento de decir adiós. Dejo atrás los tres palos que me vieron crecer como portero, los que en cada momento me colocaron en mi sitio y me obligaron a mantener los pies en la tierra, esos tres palos a los que tanto debo y que seguro que echaré de menos. Y allí también os dejaré a vosotros, mis fieles aliados, allí colgaré mis guantes”.

El punto final de Casillas significa el adiós de uno de los mejores porteros de la historia del fútbol español. Un eslabón de una corta y muy selecta cadena que se inicia en Ricardo Zamora, prosigue con José Ángel Iribar, Luis Miguel Arkonada, Andoni Zubizarreta y, por el momento, cierra Casillas. Por palmarés, tanto con el Real Madrid como con la selección, es señalado por muchos como el mejor guardameta nacido en España. En el plano internacional, en su plenitud formó parte junto a Gianluigi Buffon y Petr Cech de la legendaria terna que se recitó durante años cuando se trataba de elegir al mejor guardameta del mundo. La FIFA y la UEFA le reconocieron durante cinco años consecutivos como mejor portero del planeta.

Desde sus tiempos de infantil, Casillas estuvo señalado para marcar una época. Con apenas 14 años fue de los primeros juveniles en tener un suculento contrato con una firma deportiva. Todo siempre fue muy deprisa en su esplendorosa carrera. Con 16 años, en noviembre de 1997, el entrenador alemán Jupp Heynckes ya le convocó para un partido de Champions contra el Rosenborg en Trondheim. Fue arrancado literalmente de una clase de dibujo para acudir en taxi a Barajas, donde le aguardaba la expedición madridista. “Con 17 años era un talento puro por pulir, pero tenía ya un nivel competitivo como si tuviera 30. Era valiente, muy explosivo y con muchos reflejos. Hubo que compaginar su formación con la alta competición”, recuerda Manuel Amieiro, el hombre que le moldeó en la cantera blanca y posteriormente como preparador de porteros del primer equipo a las órdenes de Vicente del Bosque. Con 18 años formó parte de la primera selección española sub-20 en ganar un Mundial. Compartió la titularidad con Dani Aranzubia y le dio el pase a las semifinales a España ante Mali (1-1) deteniendo el octavo penalti de una tanda de infarto. De aquella gesta en Nigeria nació su amistad con Xavi Hernández, toda una premonición de lo que vendría después. Con el mediocentro azulgrana lideró el irrepetible triplete de La Roja: Eurocopa 2008, Mundial 2010 y Eurocopa 2012.

Apenas seis meses después de aquel primer hito en Nigeria, John Toshack le hizo debutar en San Mamés (2-2) con el primer equipo del Real Madrid. Desde aquel 12 de septiembre de 1999 completó 725 partidos oficiales con el club blanco, una cifra solo superada por Raúl, con 741. Ya en el año de su debut se convirtió en el portero más joven en jugar y ganar una final de Champions, al lograr la octava del club blanco, ante el Valencia (3-0), en París.

Posteriormente llegarían la novena contra el Bayer Leverkusen (2-1), en la que acabó siendo decisivo tras entrar al campo sustituyendo al lesionado César, y la décima ante el Atlético (4-1), ya como capitán. Además, conquistó cinco Ligas y dos Copas del Rey. “Hay un punto de inflexión en su carrera que le marca a la hora de empezar a ser un futbolista respetado por rivales y compañeros, que fue la final de la Copa de Europa de 2002, cuando saliendo del banquillo hizo aquellas paradas. Él nunca había pasado por esa situación. Siempre había sido titular y esa suplencia le sirvió para el futuro”, prosigue Amieiro. Pasado el tiempo, Casillas le bromeaba a Del Bosque: “Míster, ¿se acuerda cuando me limpió de la final de Glasgow?”.

Desde aquella final se consolidó su figura como portero con un halo especial para ser decisivo en momentos cruciales. Y ninguno como aquel agónico mano a mano con Robben en la final del Mundial de 2010. La carrera del extremo holandés para encararle fueron apenas cinco segundos que se hicieron eternos en el estadio Soccer City de Johannesburgo. Pero eterna se hizo la puntera de la bota derecha de Iker que desvió el remate que todo el mundo ya daba como gol. “Ese tipo de paradas en Iker no son casualidad. Responden a sus cualidades psicofísicas. Su concentración y su manera de estar metido en los partidos fueron una de sus grandes virtudes”, abunda Amieiro.

La despedida

Consagrado como campeón del mundo y con tres Copas de Europa bajo el brazo, se convirtió en un símbolo del fútbol español y del Real Madrid. Pero si su ascensión fue meteórica, el inicio de su declive, espoleado por José Mourinho, también comenzó antes de tiempo. Con 32 años, una edad en la que los porteros alcanzan su plenitud, el técnico luso primero le relegó a la suplencia por un inexperto Antonio Adán y después trató de desbancarle con el fichaje de Diego López. Casillas pagó no contribuir a convertir cada clásico con el Barcelona en una batalla, representada por aquel dedo de Mourinho en el ojo de Tito Vilanova. Fue acusado de topo de la prensa y vilipendiado por parte del madridismo fiel al técnico luso. Casillas prefirió el silencio y no entrar en conflicto. Lo mismo que cuando se despidió del Real Madrid para marcharse al Oporto y aceptó una rueda de prensa junto a Florentino Pérez tras haber ofrecido una en solitario un día antes.

El tiempo parece haber cerrado heridas, como reflejó el comunicado del club blanco: “El mejor portero de la historia del club y del fútbol español llegó a nuestra casa con nueve años. Aquí se formó y defendió nuestra camiseta 25 años, siendo ya para siempre uno de nuestros capitanes más emblemáticos. Iker Casillas se ha ganado el cariño del madridismo y es un referente de los valores que representan al Real Madrid”, manifestó el club, a cuyos despachos puede volver en breve.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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