Shailene Woodley revela que una enfermedad mental y una relación abusiva pararon su carrera
La actriz de ‘Divergente’ y ‘Big Little Lies’ ha contado en una entrevista a ‘The New York Times’ cómo tuvo que centrarse en sus problemas de salud a costa de rechazar importantes proyectos profesionales
Shailene Woodley disfruta de un buen momento profesional en su carrera de actriz, tras ir ganando confianza y admiradores con sus interpretaciones en Los descendientes, la saga Divergente y en los últimos tiempos por el papel que interpreta en la popular serie Big little lies. Sin embargo, casi todos sus admiradores desconocían que la intérprete, que tiene 28 años, sufrió un problema de salud que puso en peligro su vida y también su carrera como actriz.
Woodley ha hecho estas declaraciones en una entrevista en The New York Times y como una aportación para concienciar a sus seguidores de lo importante que es la salud, especialmente ahora en estos días de aislamientos a causa de la pandemia mundial por coronavirus. Sin dar detalles sobre el tipo de dolencia que padeció, la actriz ha dicho: “No he hablado todavía acerca de esto públicamente, y un día lo haré, pero estaba muy, muy enferma cuando tenía 20 años. Mientras estaba haciendo las películas de Divergente y trabajando duro, también estaba luchando con una situación física profundamente personal y aterradora. Por eso dije que no a muchas oportunidades, porque necesitaba encontrarme mejor. Y esos papeles acabaron yendo a compañeros míos a los que amo. Ellos llegaron a tener mucho éxito, pero había un grupo de gente que me decía: ‘¡No deberías haber dejado pasar eso!’ o ‘¡no deberías haber estado enferma!”.
La actriz, que se desnuda anímicamente en la entrevista, cuenta que durante sus años de adolescente la interpretación era para ella un pasatiempo y nunca se lo planteó como una profesión por si ese hecho le hacía cambiar perder la ilusión que sentía cuando se enfrentaba a un papel. “Como veinteañera, hubo un periodo larguísimo de tiempo en el que la ansiedad, el miedo y la competitividad estuvieron definitivamente en mi mente y mi ego de una forma que no era como cuando era niña", explica Woodley. También cuenta que cuando tenía 15 años, una escoliosis la obligó a llevar un “odioso” corsé durante dos años. Un momento que fue aún más duro para ella porque coincidió con el divorcio de sus padres, de quienes dice que estaban preocupados por ella porque, aunque era buena estudiante, ellos creían que salía poco y tenía problemas para relacionarse.
Ella, en cualquier caso, asegura que “al final de mi adolescencia, tenía una idea fuerte de mi identidad y del significado de la vida”. Fue una relación abusiva la que cambió las cosas: "Pasé por una relación abusiva. Eso, combinado con, siendo honesta, el éxito comercial que tuve en esta industria, empezó a dañar mi fortaleza”, le cuenta Woodley al periodista Kyle Buchanan. “A esa edad, me sentí como si estuviera en una lavadora y me dieran por todas partes”, explica ahora.
Woodley detalla que buscó soluciones a sus problemas, pero que terminó por rendirse y eso influyó en su carrera. Durante unos años el control se escapó de sus manos y perdió papeles que hubieran significado grandes oportunidades pero ella declara que prefirió centrarse en su salud mental. Así asegura que lo ha hecho durante años y que gracias a esta decisión ha conseguido superarlo: “Me siento muy agradecida de haber cruzado esa línea de fuego porque ahora sé que no quiero volver a ella nunca más”. Recuperado el control de su vida, la actriz vuelve a trabajar con normalidad y varias películas esperan su estreno entre este año y 2021: Endings, Beginnings, que interpreta junto a Jamie Dornan; Last letter from your lover, que ha rodado con Felicity Jones y Callun Turner y Prisoner 760, donde comparte cartel con Zachary Levi, Benedict Cumberbatch y Jodie Foster.
Shailene Woodley, que comenzó su carrera con pequeños papeles en televisión, también ha generado alguna que otra controversia en el pasado por su forma de entender el feminismo y sus declaraciones al respecto intentando huir de etiquetas. “No sé cómo nosotras, como las mujeres esperamos que los hombres nos respetan si ni siquiera parecen que nos respetemos mutuamente”, dijo la actriz a Time. “Hay tantos celos, tanta comparación y envidia ... Y es tan tonto y de alguna manera desgarrador...". La entrevista fue muy criticada y ella lejos de callarse respondió que si la gente pasara tanto tiempo “centrados en el genocidio que está ocurriendo en algunas partes de África”, como el que invirtieron criticándola, seguro que se podría haber logrado mucho más al respecto. “El cambio no va a venir de centrarse en las pequeñas cosas que dicen los actores”, añadió.
Sin embargo sí se decidió a mostrarse claramente activista por otros motivos. Hace cuatro años inició una cuenta en redes sociales cuando comenzó la campaña presidencial del demócrata Bernie Sanders. “Él fue quien me hizo tener compromiso político. Tenía una amiga que me preguntó si quería prestarle mi apoyo. Al principio dije que jamás haría algo así. Me puse a investigar un poco sobre él por simple curiosidad y ya no pude parar”, contó en el Festival de Cine de Zúrich, pocos días antes de terminar en la cárcel. Otra de las obsesiones de las que ha hablado es de los riesgos que implica el uso de las nuevas tecnologías. “Envías un email y crees que nadie más puede leerlo. En esta época la intimidad es un privilegio para todos, no uno de los derechos humanos. Compras algo por Internet y alguien se queda con tu información personal. Hasta que Snowden no hizo lo que hizo, muchos no éramos conscientes de ello. Yo, por ejemplo, soy una inepta con Internet. Cuanto más se hable de ello, más aprenderemos a defendernos”, argumentaba en aquellos años la californiana.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.