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Joaquín Prat, el secundario estrella de Mediaset

El presentador, que ha crecido en la televisión al lado de Ana Rosa Quintana, conduce ahora su propio programa y presume de su faceta como padre de familia numerosa

Joaquín Prat, en Madrid, en 2018.
Joaquín Prat, en Madrid, en 2018.KLA (GTRES)
Maite Morate

Joaquín Prat es el rostro masculino por excelencia de las mañanas televisivas. Desde finales de noviembre pasado, Mediaset amplió sus oportunidades y le puso al frente de Cuatro al día, en sustitución de Carme Chaparro, por lo que le toca hacer doblete en la cadena compaginando su nuevo proyecto con el programa en el que lleva ejerciendo de “el chico de Ana Rosa Quintana" desde hace una década. Con ella ha crecido en este sector, aprendiendo lo mejor y lo peor de la televisión, un mundo en realidad nada desconocido para el hijo del célebre locutor y presentador Joaquín Prat, quien fue ídolo de toda una generación que se sentaba delante del televisor para jugar en familia a El precio justo o seguía las Galas del sábado que presentaba acompañado de una joven Laura Valenzuela.

La vocación del periodismo sin embargo fue tardía para Joaquín Prat hijo que, con 18 años, decidió estudiar Económicas. Fue precisamente en el velatorio de su padre —quien falleció en 1995, cuando él tenía solo 24 años— donde decidió dar el paso y continuar con la saga familiar. Una decisión que llegó gracias al empujón que le dieron los compañeros de profesión de su progenitor, concretamente quien considera casi como su padrino profesional. “El único que me dio una oportunidad y confió en mí fue Iñaki Gabilondo”, reconocía en una entrevista con EL PAÍS hace unos años. “Me enseñó a respetar a la audiencia, a no perder la perspectiva y a transmitir pasión por todo lo que haces, sea cual sea el tema”.

Su trayectoria profesional es sinónimo de constancia y trabajo. Tras formar parte como becario del equipo de Gabilondo en la SER, en 2008 inició su andadura en la televisión con la cadena Localia, en el programa El octavo mandamiento y con Javier Cárdenas como compañero. Ese mismo año, y junto a Raquel Sánchez Silva, presentó Visto y oído en Cuatro, su primer contacto con la cadena de Paolo Vasile. Sería un año después, en 2009 y tras la marcha de Óscar Martínez de El programa de Ana Rosa cuando se incorpora al equipo capitaneado por Ana Rosa Quintana para conducir el espacio dedicado a la prensa del corazón y, más adelante, sustituirla en verano. Desde entonces es una cara popular —asegura en sus entrevistas que no le gusta el término famoso— y no le molesta cuando le interpelan por el contenido rosa de sus informaciones. “La tele emite lo que la gente quiere. Al espectador siempre le queda el derecho de coger el mando y cambiar de canal”, admitió en la misma charla que mantuvo con este diario.

Joaquín Prat, Ana Rosa Quintana y Máxim Huerta, en Telecinco, en 2019.
Joaquín Prat, Ana Rosa Quintana y Máxim Huerta, en Telecinco, en 2019.Sergio R Moreno (GTRES)

Además de ser un experto en el mundo del famoseo, con el paso de los años ha terminado participando también en las mesas políticas y de sucesos. De hecho, en el espacio que ahora conduce en Cuatro los mediodías de lunes a viernes se puede ver a un Joaquín Prat más serio que aborda todo tipo de noticias de actualidad. Pero esto no es todo. En 2015 volvió a la emisora que le vio crecer para participar como comentarista deportivo —como ya hizo su padre— en Carrusel Deportivo y, un año antes, fue uno de los coach del talent show infantil Pequeños Gigantes de Telecinco.

Joaquín Prat, que el próximo abril cumple 45 años, es el mayor y más popular de los cuatro hijos que su padre tuvo con su madre, la exazafata danesa Marianne Sandberg. Tras él, nacieron Alejandra, Federico y Andrea. Excepto Federico, que es el que conserva un perfil más discreto, las dos chicas también han querido seguir los pasos de su progenitor y han hecho sus pinitos en la televisión. Alejandra ha participado sin mucho éxito en algunos programas y ha colaborado con un blog en la revista ¡Hola! y Andrea trabaja actualmente en el programa de su hermano, con quien coincidió por primera vez en un plató hace apenas unos meses. Además, el clan tiene otras dos hermanas nacidas del primer matrimonio de su padre, Anabel y Susana, con las que se desconoce si mantienen algún tipo de relación.

En las distancias cortas Joaquín Prat es igual que en la televisión. Quienes han coincidido con él aseguran que siempre dice lo piensa, tanto delante como detrás de las cámaras. Algo que en alguna ocasión puede resultar un tanto agresivo por el tono tan directo que llega a utilizar y que también le ha supuesto algún revés que otro. En diciembre de 2017 afirmó estar seguro de que Pilar Abel, la tarotista que decía ser hija de Salvador Dalí, era realmente hija del pintor, y se apostó que si la justicia declaraba lo contrario, se rapaba la cabeza en directo. Perdió, de modo que la imagen de sus característicos rizos cayendo en el suelo del plató se llegó a convertir en el tema viral en las redes sociales de aquel día.

Fuera de la televisión, Prat se desplaza en moto por Madrid ataviado con chupa de cuero y le encanta el deporte. Practica fútbol —es un forofo declarado del Real Madrid—, esquí y le gusta navegar, otra pasión que heredó de su padre de los años en los que la familia veraneaba en Mallorca. Pero la mayor debilidad de Joaquín Prat hijo es, sin duda, su familia. Tras separarse en 2009 de Paula González, con quien se casó en 2005, comparte su vida junto a Yolanda Bravo, con quien ha formado una familia numerosa. Tienen cuatro hijos, tres de ellos aportados por Bravo de su anterior relación y que el presentador considera como suyos, y el pequeño Joaquín, que este mes cumple cinco años y es el que la pareja tiene en común.

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Sobre la firma

Maite Morate
Es redactora en Última Hora y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Antes trabajó en el diario digital Redacción Médica y en la Cadena SER. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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